Ni ladran ni muerden
Sócrates Campos Lemus.
Doce renovaciones en gobiernos estatales despiertan muchas ambiciones por los “huesos”, todos sabemos que el “hueso” es la mejor forma de estar tranquilos, de tener un salario seguro, de no pasar fríos ni hambres, no tener angustias, no estar con el Jesús en la boca cada fin de semana o de quincena; claro que el “hueso” obliga, obliga a la lealtad, a ser leales como los perros que se insiste son los mejores amigos del hombre o del hambre, porque en cuanto aseguran el “hueso”, pues no hay perro con hueso que se atreva a ladrar o a morder, a menos que sea agente de tránsito.
Los “huesos” son una bendición en los cambios sexenales o en los trienios, lo importante es tener un “hueso” asegurado y es por esa razón que vemos en éstos días, cercanos a los cambios de sexenios en muchos estados, a políticos lamiendo y saboreando los “huesos”, y para ello deben de tener una absoluta lealtad con los que reparten los “huesos”, porque los hay de todos tamaños: los chicos, que son ricos pero no nutren lo suficiente, y los que dejan mucho material para continuar royendo y sacando jugo, de tal forma que puede servir para muchos años.
Todo depende de qué calidad de “hueso” sea el que se reciba, porque sin duda alguna los “huesos”, hoy en día, no se reparten así como así, no, hoy tienen reglas: primero se deben dar a los cuates de generación o degeneración del que arriba al poder, ellos llevan la mano, sobre todo cuando tienen los honores o los horrores de venir de los Estados Unidos o de las muchas escuelas inglesas o de otros países, siempre y cuando lleguen con el doctorado puesto. No importa que se nos diga que lo Doctor no quita lo pendejo, lo importante es tenerlo para lucirlo al lado del mero mero, y es así que esos “huesos” secretariales dejan, sin duda, muchos y jugosos caldos que permiten obtener una gran fortuna para ingresar al juego del poder.
Hoy por hoy, en este juego solamente llegan a particiar los que traen fichas y dinero, mucho dinero; no cualquier jodido puede llegar a ese sitio donde se pueden utilizar los fondos públicos para hacer los grandes negocios privados y, por tanto, obtener la fortuna que todo político bien nacido, actualmente, debe tener para continuar en la política. Sin dinero, como diría otro miembro de Atlacomulco, Carlos Hank: “Un político pobre es un pobre político”, es decir, sirve para achichincle, para limpiar los baños, pero no para andar al lado de los nuevos políticos bien arregladitos a los que no se les mueve ni un pelo de la cabellera y que no dejan de tocarse el reloj de lujo y los trajes de marca o los chones de seda… sí, político jodido que se vaya al PT, total, ahí también pueden hacer carrera y algo de fortuna siempre y cuando se logren filtrar a los altos mandos.
La nueva putocracia, perdón, la nueva clase política, está formada en las universidades de lujo, con maestrías y doctorados que salen muy pero muy caros y que permiten estar al lado de hombres y mujeres que serán los elegidos por la mafia en el poder para continuar la política de saqueo en el país, y para ello hay que repartir “huesos”, muchos “huesos”, aún entre la jodencia o entre los miembros del infeliciaje nacional, porque tenemos que recordar que perro con hueso ni ladra ni muerde, y a los jodidos se les tiene que domesticar o controlar por medio de sus pastores, y esos deben tener el “hueso” grande para repartir “huesitos” entre sus muchos jodidos del país.
Hay que recordar que los jodidos se levantan por pan o por “hueso”, y esto puede poner en riesgo la estabilidad y el estado de derecho de los ricos para seguirnos jodiendo, por esa razón se debe mantener la postura de que no hay que dejarles llegar a estar tan hambreados que puedan protestar, porque con el hambre ya no piensan y actúan, y esto es lo peligroso, así que también hay que distraerles, y para ello hay que darles pan, no partido, sino pan de verdad y circo para que estén apendejados en las telenovelas y en los partidos de futbol, emborrachándose y apendejándose; total, se debe también entender que a los pendejos no hay que dejarlos pensar ya que se pueden dar cuenta que los “huesos” grandes ahí están y que ellos son más que los seleccionados del poder para gozar del mismo y los pueden arrebatar. Así que siempre hay que seguir la máxima de que a los pendejos no hay que dejarlos pensar y traerlos como pericos a toallazos, apendejados para no dejarlos volar…
Hace algunos días escuchaba a uno de esos hombres de poder que nos decía que no importa que en la política se reciban chingadazos, se destruyan honras y vidas, todo hay que aguantarles a los jodidos, finalmente ellos terminarán jodiéndoles, es como decía un pariente al que sus amigos le reclamaban porque su mujer lo trataba muy mal, aceptaba y decía: no solamente me trata mal, también me golpea, pero en la noche me la co…bijo para no pasar frío… Así es la política actual. Algunos salen co…bijados y con “hueso”, así que ni para gritar ni para morder, hay que aguantar.