Lesbianismo en el Franquismo: un amor condenado

[quote_box_center]La mujer homosexual tenía un doble delito: ser mujer y ser lesbiana[/quote_box_center]

Fernando Macías.

El amor de Ana y Teresa ha sido una de las relaciones más controvertidas de ‘Amar en tiempos revueltos’. Se trata de dos mujeres, dos amigas, que a pesar de vivir en una sociedad retrógrada y represiva contra los homosexuales, se dejaron llevar por la pasión.

Los guionistas de esta serie española retrataron una realidad que existió y que nadie antes se había atrevido a contar.

Un sentimiento negado

En los años 50, una relación entre dos mujeres era impensable. No se concebía que la mujer pudiese disfrutar de la sexualidad y no se les permitía salir de su papel establecido en la sociedad, el de tener hijos y atender el hogar.

Esta es la principal diferencia entre gays y lesbianas. Los hombres considerados homosexuales durante el Franquismo eran tachados de enfermos y sometidos a terapias muy duras; mientras que en el caso de las mujeres la realidad era más patética puesto que su sitio era la no existencia.

“El castigo para la mujer en aquella época era la invisibilización, tanto de la mujer homosexual como de la heterosexual, por eso mucha gente se cree que no existía”, asegura Miguel Ángel González Merino, presidente del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM).

Ana y Teresa viven su relación en secreto para evitar la vergüenza y el castigo.

Ese pensamiento que negaba a la mujer era precisamente la baza con la que las lesbianas jugaban. Dos mujeres podían pasear y estar siempre juntas sin que se sospechase su sexualidad mientras que para un hombre esto era más difícil.

“Doble delito”

El lesbianismo se vivía con una tremenda culpa, según cuenta Boti García Rodrigo, miembro de la ejecutiva de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y ex presidenta de COGAM.

Las propias amantes consideraban que era malo, se sentían solas y confusas, las únicas que tenían sentimientos tan extraños. González Merino cree que ellas cometían un doble delito: ser mujeres y ser lesbianas. Solo les quedaba rezar y confesarse por tener pensamientos impuros.

Además del propio remordimiento, el régimen franquista y la Iglesia se encargaban de potenciar esa culpabilidad. Los homosexuales eran sometidos a terapias de electroshock, trabajos forzosos, encarcelados, exiliados o encerrados en casas de reclutamiento con la finalidad de cambiar su orientación sexual, aunque más tarde se demostró que estos métodos no servían para nada.

En España, la dictadura sanguinaria del general Francisco Franco comenzó luego de la guerra civil, en 1939, y terminó en 1975, con la muerte del dictador.
En España, la dictadura sanguinaria del general Francisco Franco comenzó luego de la guerra civil, en 1939, y terminó en 1975, con la muerte del dictador.

“Las ideas políticas del Franquismo mezcladas, asociadas y potenciadas por las ideas nefastas de la Iglesia Católica hicieron un todo imposible de digerir”, afirma Boti.

Por su parte, el presidente del COGAM quiere hacer una justa distinción entre la Iglesia Católica y la Jerarquía de la misma. Él piensa que el 80% de los cristianos católicos no está en contra de los derechos de los homosexuales; mientras que los obispos y cardenales son los que se oponen a la libre sexualidad y tildan de enfermos a gays y lesbianas.

(rtve.es).