¿A quién sirve Manuel Espino?
Fernando Miranda Servín.
El 2 de marzo de 2012, en las instalaciones de la vieja Estación de Ferrocarril de Durango, Manuel Espino Barrientos, Alfonso Durazo Montaño y Julio Scherer Ibarra presentaron el libro de Don Julio Scherer García titulado “Calderón de cuerpo entero”, en el que quedaron plasmadas las experiencias de Manuel Espino y Alfonso Durazo vividas con los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón. En su alocución, Manuel Espino manifestó una y otra vez que ya sabía que Felipe Calderón era un alcohólico, prepotente, déspota y que “a güevo quiere que todos tomen alcohol al parejo de él”.
“No me caía bien, pero me partí la madre para que Calderón fuera presidente de la República en el 2006… yo ya sabía bien quién y cómo era, pero tuve que apoyarlo porque era lo políticamente correcto ya que yo era el presidente nacional del PAN”, expresó Espino.
Al final de la presentación del libro, en la ronda de preguntas y respuestas, increpé a Espino diciéndole que en realidad había hecho lo políticamente incorrecto al partirse la madre para que Calderón fuera presidente de la República, que lo políticamente correcto hubiera sido que como presidente del CEN del PAN hubiera notificado a la militancia panista las razones por las cuales le caía mal Felipe Calderón y por las que no creía conveniente que este fuera candidato del PAN a la presidencia de México, y si aun así la militancia quería apoyar a Felipe Calderón lo políticamente correcto hubiera sido que renunciara a la presidencia del CEN del PAN. Pero, por supuesto, no lo hizo. “A usted le debemos en buena parte, le dije, el haber tenido durante estos últimos seis años a un presidente como Felipe Calderón, corrupto y sanguinario… a usted se lo debemos”.
Y a Manuel Espino también le debemos no pocas transas electorales que perpetró mientras fue presidente del CEN del PAN, de las cuales por lo menos existe como prueba una grabación de audio; transas que realizó hasta que por algún motivo terminó su relación con aquél alcohólico que a güevo quería que todos tomaran alcohol al parejo de él.
Hoy, al parecer, Manuel Espino Barrientos, en su calidad de diputado federal plurinominal por la Circunscripción 5 del partido Movimiento Ciudadano, sigue pensando que hace lo “políticamente correcto” y, en lances verdaderamente temerarios por aquello de que quien critica debe tener la lengua larga y la cola corta, ha venido arremetiendo en contra de los senadores Leticia Herrera Ale (priísta) y José Rosas Aispuro Torres (panista) señalándolos en los medios de comunicación “por tener vínculos con el crimen organizado”, sin aportar ninguna prueba, y diciendo al más puro estilo de Don Roberto Gómez Bolaños cuando interpretaba al Chapulín Colorado: “no permitiré que ninguno de ellos sea gobernador de Durango”.
Y lo que tal vez ya muchos ciudadanos duranguenses se están preguntando es lo siguiente: ¿Por qué le importa tanto a Manuel Espino que los senadores Leticia Herrera y José Rosas Aispuro puedan ser candidatos de sus partidos a la gubernatura de Durango? ¿No es benéfico para cualquier político “opositor” como Manuel Espino, diputado de un partido de “izquierda” como el Movimiento Ciudadano, que el PRI y el PAN elijan como sus candidatos a la gubernatura de Durango a dos personajes supuestamente vinculados con el crimen organizado para así poder derrotarlos fácilmente en la contienda electoral manejando mediáticamente estos antecedentes?
¿Por qué el interés de Manuel Espino en desacreditar a estos políticos para intentar impedirles que consigan las candidaturas de sus partidos para contender por la gubernatura de Durango?
Al menos en el caso de la senadora Leticia Herrera parece que esto es lo que pretende Manuel Espino Barrientos, no así en el caso del senador Aispuro quien ya tiene asegurada la candidatura del PAN y lo único que busca Manuel Espino es desprestigiarlo para debilitarlo.
Ante este panorama que ha expuesto Manuel Espino, lo que llama poderosamente la atención es que no haga mención de otro fuerte aspirante del PRI a la gubernatura de Durango que también (según el pensamiento “políticamente correcto” de Manuel Espino) podría representar un riesgo grave para los duranguenses: el alcalde de Durango, Esteban Villegas Villarreal, y algunas dependencias del gobierno estatal que, por lo que se ve y se sabe, estos sí tienen vínculos con el crimen organizado pues cada día son más las esquinas de las calles de la ciudad de Durango en las que abundan narcomenudistas haciendo sus negocios a plena luz del día.
¿Estos funcionarios cómplices u omisos por conveniencia, señor Manuel Espino, no tienen vínculos con el crimen organizado? ¿No representan un peligro para la ciudadanía duranguense?
Hoy, la pregunta que da título a este artículo, ¿A quién sirve Manuel Espino?, él mismo la contesta apareciendo en las fotos que circulan en las redes sociales de internet y en los medios impresos con las más altas autoridades del gobierno estatal que forman parte de ese “grupo de importantes priistas de Durango” que pretende imponer al alcalde Esteban Villegas Villarreal como candidato del PRI a la gubernatura de Durango; esto explica por sí mismo la razón de los ataques furibundos de Manuel Espino en contra de los senadores Leticia Herrera y José Rosas Aispuro, personajes que en este momento y en un futuro inmediato pueden causarle fuertes descalabros al delfín de la clase política gobernante, Esteban Villegas: la senadora Leticia Herrera, desplazándolo de la candidatura del PRI a la gubernatura, y el senador Aispuro derrotándolo en las elecciones de 2016, en caso de que el “doctor” Villegas resulte ser el candidato priísta. Este es el verdadero papel que está desempeñando Manuel Espino, el de porro político (descontonero, como lo definen sus antiguos conocidos de la infancia), quizá para pagar los favores que ha recibido, como la licencia de venta de cerveza, vinos y licores de su conocido restaurante llamado El Esquilón (El Esquirol, según dice el senador Aispuro) o el tráfico de influencias que realiza en el Poder Judicial local, corrompiéndolo para evitar que algún familiar suyo pague sus deudas, y otras componendas que los ciudadanos comunes desconocemos.
De lo que sí puede tener certeza el pueblo duranguense es que este político sui géneris, que hoy se preocupa tanto por su bienestar, muy poco o nada ha hecho para sacar a Durango del dramático atraso político, social, económico y cultural que padece, pues buena parte de su tiempo, o totalmente, se ha dedicado a buscar la adquisición de prebendas personales y beneficios para el selecto grupo al que pertenece.