El negocio es primero

Luis Leija.

Los integrantes permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China son los principales fabricantes y vendedores de armas en el planeta y quienes surten a la demanda internacional de todo tipo de armamento.

Vale señalar que su industria militar se ve inmensamente beneficiada con la promoción de los conflictos que estas mismas naciones fomentan.

Los países pobres ponen los muertos, los heridos, los desplazados y, en fin, las víctimas.

Árabes, asiáticos, africanos y latinoamericanos se masacran entre sí por razones inexplicables, en términos de una lógica cartesiana.

No son capaces esos pueblos de fabricar sino lanzas de bambú, rifles de madera, proyectiles de piedra, granadas de lodo, escudos de mimbre, cascos de palma, resorteras de rama, hondas de liana, y si acaso los más avezados logran improvisar un triste arcabuz.

Hoy se ufanan los nativos de aquellas feroces latitudes de empuñar rifles de asalto M-16, R-15, cuernos de chivo, ametralladoras de grueso calibre, lanza llamas, bazucas, lanza cohetes, Colt 45, tanques, cañones de largo alcance, torpedos, granadas de fragmentación, etc.

En estos tiempos asesinan a diestra y siniestra, se inmolan en un supermercado haciéndose explotar con trinitrotolueno, cuando hace apenas unos años labraban sus tierras y pastoreaban sus chivas en el desierto.

Pero el negocio es primero, todo lo justifica la moral del crecimiento económico. La competencia ha suplantado desde siempre y con mucho a la cooperación entre los hombres.