Eduardo Olmos Castro, El alcalde de la muerte

Eduardo Olmos Castro, El alcalde de la muerte. 

Declaraciones miserables de un alcalde miserable

Rubén Moreira con su cuate de sangre, El alcalde de la muerte.
Rubén Moreira con su cuate de sangre, El alcalde de la muerte.

  • Con 2 mil 227 asesinatos en su “gobierno” dice que las estadísticas son favorables en seguridad.

 

  • “Su cuate de sangre”, Rubén Moreira, ya lo promueve para secretario de Seguridad Pública

 

Juan Monrreal López.

 

Torreón, Coahuila.- A dos meses de que suelte la presidencia el peor alcalde de la historia de Torreón, Eduardo Olmos Castro, salió a defender lo indefendible, “los logros favorables en las estadísticas de seguridad”, aún cuando las calles de Torreón han servido de necrópolis para 2 mil 227 personas asesinadas, en sus casi 4 años de gestión municipal. De acuerdo a Olmos Castro, la percepción de inseguridad que tiene la ciudadanía arruina las “estadísticas favorables logradas este año” en el que sólo se han asesinado a 264 ciudadanos.

Y es que luego de que varios restaurantes fueron asaltados a plena luz del día con todo y parroquianos, la ciudadanía, junto con algunos organismos empresariales como CANIRAC y la CANACOTO, protestaron exigiendo mayor número de acciones de protección.

En Torreón, en Seguridad Pública, percepción añuda realidad.

En el municipio, la sensación es verdad; veracidad de que el gobierno de Eduardo “Lalito” Olmos, es un gobierno de sangre, y que él es El alcalde de la muerte.

Porque la sangre de 2 mil 227 personas esparcida en todos los rincones del municipio, sólo habla del desprecio por la vida que este funcionario tiene.

Olmos Castro, es hechura del Moreirato.

Primero sirvió a Humberto, luego se le acomodó a Rubén.

Desde la campaña en 2009, prometió “Rescatar Torreón” de la indolencia e incapacidad del ex alcalde panista José Ángel Pérez Hernández, cuyas cifras de asesinatos alcanzaron la cumbre con 278 en el año 2009. Un botón de alarma entonces; también preludio del horror que aparecería en las calles, salones de fiesta, zonas habitacionales, centros de vida nocturna, agrupaciones de rehabilitación, etcétera, ya en pleno dominio del priismo con Olmos Castro en la alcaldía y los Moreira -Valdés & Valdez- en la gubernatura, además de Enrique Peña Nieto en la presidencia de la República.

Alejado del sentir ciudadano así como de sus intereses, Olmos Castro se convirtió en alcalde ausente por las largas estadías en su casa de los Estados Unidos, también por la carencia de intelecto mínimo de administración pública, de manera que la espiral ascendiente de asesinatos nunca estuvo en sus planes detenerla;  él se mueve en otros planos: camionetas blindadas, escoltas de cuando menos 12 guardaespaldas, aviones particulares…

“Cuates de sangre” al fin, Rubén Moreira y Eduardo Olmos se la han pasado acaramelados con declaraciones de alabamiento mutuo en la radio, televisión y medios impresos, mientras la verdad arroja capas sobrepuestas de zozobra, terror e irritabilidad sobre los ciudadanos; aún peor, al menos ha habido 264 inmolados sobre la ciudad hasta el 3 noviembre.

Moreira Valdez (con Z), dijo una y otra vez que de la “seguridad me encargo yo”, mientras que el tornado de ejecuciones, delitos del orden común, opacidad de la administración y mucha demagogia, se hacen cada vez más anchos en la cúspide del torbellino delincuencial en el municipio  y el estado; además, es quimérico  tratar de ocultarlos con los millonarios gastos en propaganda, compra de medios y control de periodistas mediante arreglos económicos y favores desde el poder.

Las burlas de estos “cuates de sangre”, son múltiples.

Después de las masacres del 2010 –en el Bar Ferrie, Juana´s Vips, Quinta Italia Inn y en el Centro de Recuperación de Alcohólicos y Drogadictos “La Victoria” A.C.-, el entonces gobernador, Humberto Moreira Valdés, comentó que se había creado un fondo especial de ayuda a las víctimas de La Quinta Italia Inn, para apoyar a los familiares de los 18 asesinados y 17 heridos; la partida nunca se entregó.

Por cierto, el día de la tragedia de La Quinta Italia Inn, suscitada pocos minutos después del día 18 de julio, mientras las carcajadas de la muerte se escuchaban en los oídos de los familiares de los victimados, las risotadas de celebración en la boda de Rubén Moreira seguían en Saltillo.

Moreira Valdez (con Z) nunca declaró nada acerca de la matanza -ni de esa, ni de ninguna otra-, pese a ser diputado federal por Coahuila y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de diputados; eso sí, su esposa, entonces diputada federal -hoy responsable del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE)-, la hidalguense Alma Carolina Viggiano Austria, expresó a los medios que era el “día más feliz de mi vida”, sin hacer mención alguna de solidaridad con las parentelas de los sacrificados.

Y mientras Olmos Castro se encuentra irascible porque la gente no coincide con los resultados favorables en Seguridad Pública que las autoridades manejan, año con año, el gobierno de Eduardo Olmos propició que la ola del crimen creciera hasta exterminar  a miles de torreonenses  -2010, 449 asesinados; 2011,745 víctimas; 2012, 769 sacrificados; hasta noviembre 3 del 2013, 264 ejecutados-, el llamado Alcalde de la muerte se irrita por la sensación que tiene la gente acerca del incremento de la violencia, sobre todo a partir de los asaltos a restaurantes.

Gárrulo explica que “claro que nos afecta” en las estadísticas “favorables que llevamos en la estrategia contra la inseguridad (Olmos, dixit)”, mientras los camposantos se han extendido a todos los barrios y ejidos del municipio.

Tan afectados mentalmente se encuentran “Los cuates de sangre” que Rubén Moreira Valdez (conocido como Zerevro) declaró que los ataques a las casas de comida tienen “algo político”, mientras los padrones de registro de delitos de la Procuraduría de Justicia del Estado de Coahuila (PGJE) crecen.

En tanto, el Consejo Cívico de las Instituciones Laguna, denunció que sólo en septiembre se recibieron 86 denuncias de robo con violencia en distintos negocios, relación que creció 120 por ciento de mayo a septiembre.

Con todo, sin vergüenza alguna, Eduardo Olmos Castro, junto a su compinche de camarilla y alcalde electo Miguel Riquelme Solís -quien le diseñó la guerra contra el panismo explotando el asunto de la seguridad pública-, se dedicaron a recorrer las instalaciones policiacas anunciando que ahora sí Torreón contará con mejor policía.

De este modo, mientras El alcalde de la Muerte, Eduardo Olmos Castro, vive alucinando que la apreciación de la inseguridad “que tienen los ciudadanos se impone”, la realidad le grita que bajo su gobierno existen al menos 2 mil 227 asesinados en el municipio hasta el 3 de noviembre de  2013, y eso no es percepción, es la triste y doliente realidad de Torreón.

Aún así, su “cuate de sangre”, Rubén Moreira, ya declaró que era posible que al entregar la alcaldía Olmos Castro sea convertido en secretario de Seguridad Pública de Coahuila.

Pa’ acabarla…

 

jmonrreall@yahoo.com

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