El Danzón

De la redacción de razacero.

[pull_quote_center]“¡Hey familia, danzón dedicado a…!”. ¿Quién no ha escuchado este grito en famosas películas del siglo pasado, al comenzar un danzón? [/pull_quote_center]

El danzón es un ritmo y un baile de origen cubano creado por el compositor matancero Miguel Faílde, en el año 1879. El danzón deriva de otro género llamado danza, una variación de la contradanza (baile típicamente cubano). Desde principios del siglo XX el danzón entró a México por Veracruz, considerándose también parte de nuestra cultura popular.

Se originó como resultado de la transculturación de la contradanza europea que llegó a principios del siglo XVIII por vía de las cortes españolas, por la toma de La Habana por los ingleses, en 1762, y a finales del siglo XVIII por las migraciones de colonos franceses y de negros y mulatos de Haití a Cuba.

La orquesta de Odilio Urfé, una de las primeras orquestas de danzones de Cuba.
La orquesta de Odilio Urfé, una de las primeras orquestas de danzones de Cuba.

Su nombre se conocía de dos formas: danza criolla o habanera cubana. Aunque mantenían el influjo afro en su ritmo, ahora poseían una mayor libertad expresiva que permitía a la pareja enlazarse. La danza aumentó sus partes formativas y extendió su tiempo bailable, por lo que se le empezó a llamar danzón. Los instrumentos del danzón son el piano, trompeta, clarinete, flauta, timbales y güiro.

En sus inicios el danzón era interpretado y bailado solamente por las clases sociales bajas, y la alta sociedad lo practicaba en la clandestinidad ya que era considerado inapropiado por su cadencia rítmica especial y los movimientos sensuales y hasta eróticos que las parejas hacían al bailar.

Dentro de lo más destacado del danzón en Cuba, debe ser mencionado el danzón de los danzones: “Tres Lindas Cubanas”, del compositor Antonio María Romeu, el más grande exponente del danzón de todos los tiempos.

El primer danzón conocido, titulado “Las Alturas de Simpson”, se escuchó por vez primera el 1 de enero de 1879, en el Liceo de Matanzas. Lo interpretaba una orquesta típica de viento, que contaba con cornetín, un trombón de pistones, un figle, dos clarinetes en DO, dos violines, un contrabajo, dos timbales y un güiro criollo. La orquesta estaba dirigida por Miguel Faílde que era el autor del mismo.

Algunos de los danzones mexicanos más famosos son “Nereidas”, del compositor oaxaqueño Amador Pérez Torres “Dimas”, “Juárez”, del chiapaneco Esteban Alonso, “Mocambo”, “Salón México” y “Blanca Estela”, entre otros, de autores como Emilio Renté, Tomás Ponce Reyes y Emilio B. Rosado.

Dentro de las danzoneras mexicanas más célebres tenemos a Felipe Urban y su danzonera, la orquesta de Gamboa Cevallos, Acerina y su Danzonera, Luis Arcaraz, Sebastián Cedillo, Chino Flores y Los Hermanos Sánchez Rosado, sólo por mencionar algunos.

Para concluir, aquí les dejamos una breve lección de un autor anónimo de cómo bailar danzón:

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Asentar la cadera serena y vertical
con firmeza y quietud de hierro macho.
Echar la mano zurda, que es la del sentimiento,
arriba, muy arriba,
como para pescar en el mar del humo enrarecido
invisibles soplos de lumbre.
Apretar con la sabia mano derecha,
contra el pecho jadeante y
orgulloso, a la pareja preciosa y ligera para comunicarle el ritmo rotundo de la sangre, y soltar por fin los pies sedeños en desliz corto, emocionado y grave siguiendo sin equivocaciones el son del corazón profundo.
Eso es bailar danzón.
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