Drones estadounidenses supuestamente han asesinado a 116 civiles durante mandato de Obama
El gobierno de Estados Unidos terminó con su silencio sobre los civiles que han matado sus drones en el marco de la “lucha contra el terrorismo”, al reconocer hasta 116 muertes de no combatientes en sus ataques selectivos en Pakistán, Yemen, Somalia y Libia desde que el presidente Barack Obama llegó al poder en 2009.
Menos de siete meses antes de abandonar la Casa Blanca, Obama quiso arrojar luz sobre uno de los aspectos más controvertidos de su Presidencia: los informes sobre los civiles que han matado sus ataques con aviones no tripulados (drones), y abogó por compensar a las víctimas en esos casos incluso con indemnizaciones monetarias.
“Estados Unidos debe reducir la probabilidad de víctimas civiles, dar los pasos adecuados cuando esas víctimas se produzcan y extraer lecciones de nuestras operaciones para mejorar la protección de los civiles”, afirmó Obama el pasado 3 de julio al emitir un decreto.
Los datos publicados son los primeros que ofrece el Gobierno estadounidense sobre las víctimas de su programa clasificado de ataques selectivos con drones, que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzó en 2002 con el entonces presidente George W. Bush, y que se amplió a gran escala durante el mandato de Obama.
El informe difundido por la oficina del Director Nacional de Inteligencia (DNI) excluye los ataques con drones en Irak, Siria y Afganistán, por considerar que son zonas de guerra y, por tanto, son competencia del Pentágono.
Según el documento, Estados Unidos desplegó 473 ataques selectivos “fuera de áreas con hostilidades activas” entre el 20 de enero de 2009, cuando Obama asumió el poder, y el 31 de diciembre de 2015.
Esos ataques provocaron entre 2,372 y 2,581 muertes de “combatientes”, y entre 64 y 116 muertes de “no combatientes”, definidos por la inteligencia estadounidense como “individuos que no pueden ser el objetivo de ataques bajo la ley internacional”.
La cifra de civiles contrasta con las estimaciones de grupos independientes que han recopilado e investigado durante años los informes sobre muertes de civiles en ataques selectivos de EE.UU., y cuyos cálculos oscilan entre las 200 y las 1,000 bajas.
Micah Zenko, un investigador especializado en el estudio de la política de drones en el centro de estudios Consejo de Relaciones Exteriores, corroboró que su propio recuento “es mucho más alto”.
“Hasta hoy, han habido aproximadamente 578 ataques selectivos -50 bajo George W. Bush y 528 bajo Obama- que en total han matado a unos 4,189 militantes y 474 civiles”, aseguró hoy Zenko, que combina los resultados de varias investigaciones independientes en su blog.
Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) valoraron la decisión de Obama de publicar los datos, pero opinaron que es imposible corroborarlos independientemente sin más detalles.
“Estados Unidos no ha explicado a quién ataca y por qué, lo que hace imposible corroborar sus cifras sobre víctimas. A no ser que proporcionen detalles sobre cada incidente, no es posible determinar si los individuos asesinados fueron combatientes o civiles”, afirmó Laura Pitter, una abogada de HRW especializada en seguridad nacional de EE.UU.
En un comunicado, Pitter valoró el nuevo mecanismo por el que Estados Unidos asegura que se esforzará en compensar “con un pago voluntario” a los civiles heridos o los familiares de civiles muertos por los ataques con drones, siempre que esas indemnizaciones sean “rápidas, adecuadas y justas”.
En su decreto de hoy, que podrá ser modificado o anulado por el presidente que le reemplace el próximo enero, Obama establece que el Gobierno estadounidense publicará cada 1 de mayo la información sobre las muertes provocadas por los drones en el último año.
Para lanzar un ataque aéreo sobre un objetivo, la CIA requiere una “certeza casi completa” de que no se dañará a civiles, pero, según los expertos, en muchos casos quienes manejan drones a miles de kilómetros de distancia se basan en una estimación imperfecta, sin saber con certeza quién está en el edificio al que disparan.
Obama, que en muchos casos ha tomado la decisión final sobre si disparar o no contra un presunto objetivo terrorista, asegura que se ha esforzado desde que llegó al poder en crear una normativa para el programa clandestino que minimizara las posibilidades de provocar víctimas civiles accidentales.
“En los últimos años, hemos trabajado mucho para evitar y prevenir que tuvieran lugar ese tipo de tragedias”, subrayó Obama en abril.
(EFE).