Amado Nervo
De la redacción de razacero.
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, conocido como Amado Nervo, nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, Nayarit (en ese tiempo Jalisco). Su padre murió cuando él contaba con trece años, lo que causó serios apuros económicos a la familia. Estudió en el Colegio de San Luis Gonzaga, en Jacona, y después ingresó al Seminario de Zamora, en el estado de Michoacán, donde permaneció desde 1886 hasta 1891.
En 1891 ya trabajaba como escritor colaborando en Mazatlán en el Correo de la Tarde.
En 1894 continuó su carrera en la Ciudad de México, donde empezó a ser conocido y apreciado colaborando en la Revista Azul, de Manuel Gutiérrez Nájera; ahí se relacionó con escritores mexicanos como Luis G. Urbina y José Juan Tablada, y con algunos extranjeros como Rubén Darío y José Santos Chocano.
Formó parte de la redacción de El Universal, El Nacional y El Mundo.
Nervo se hace famoso después de la publicación de su novela El bachiller, en 1895, y de sus libros de poesía “Perlas negras y Místicas”, en 1898 y 1900; entre estos años fundó y dirigió con Jesús Valenzuela la Revista Moderna, sucesora de la Revista Azul.
Viajó a París como corresponsal de El Imparcial y durante su estancia en Europa, en 1901, escribió “Poemas”, “El éxodo y las flores del camino”, “Lira heroica” en 1902, “Las voces” en 1904, y “Jardines interiores” en 1905. Ahí, en La Ciudad Luz, se hace amigo de Paul Verlaine y Oscar Wilde, y vive el gran amor de su vida con Ana Cecilia Luisa Daillez, quien fallece en 1912.
Hacia 1905 ingresó en la carrera diplomática como secretario de la embajada de México en Madrid, subsistiendo con este empleo y escribiendo artículos para muchas revistas y periódicos españoles e hispanoamericanos.
En 1914 la Revolución interrumpió el servicio diplomático y fue cesado. Para entonces ya era un poeta aclamado internacionalmente, pero extremadamente pobre. Regresó a México en 1918 y volvió a ser reconocido como diplomático, por lo que poco después fue enviado como ministro plenipotenciario a Argentina y Uruguay.
Llegó a Buenos Aires en marzo y murió en Montevideo el 24 de mayo de 1919, a los 49 años.
Su cadáver fue trasladado a México por la corbeta Uruguay y su recibimiento fue apoteósico; posteriormente, Amado Nervo fue sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres el 14 de noviembre de 1919.
Fue un poeta romántico, uno de los principales exponentes del Modernismo, aunque también escribió cuentos, novelas, ensayos y una biografía de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.
Amado Nervo es uno de los poetas más importantes de la literatura universal y hasta la fecha su obra es conocida por las nuevas generaciones y por todo aquél que se precie de ser amante de la buena poesía.
En paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!