El reparto del botin
La complicidad
Fernando Miranda Servín.
Era tanto el hartazgo que la ciudadanía duranguense tenía del priísmo corrupto que la saqueó durante 87 años que quizá no recaló en que al tratar de deshacerse de esta onerosa carga estaría llevando al poder a una élite muy similar a la que rechazó en las urnas el pasado 5 de junio. Lamentablemente, como en su momento lo expusimos en medio de ese proceso electoral, la opción a la gubernatura que propuso la coalición PAN-PRD era la opción menos peor, pues no se podía pasar por alto la larga militancia del Dr. José Rosas Aispuro Torres en el Partido Revolucionario Institucional, del que fue militante desde 1980 hasta el año 2010, ocupando altos cargos, como presidente del Comité Directivo Estatal, diputado federal en tres ocasiones y alcalde de Durango, entre muchos otros; tampoco se podía pasar por alto el deplorable papel que hizo en el Senado de la República, abanderado por el PAN, votando a favor de todas las iniciativas de reformas que han lesionado gravemente los bolsillos de la mayoría de los mexicanos.
Con un discurso de campaña convincente, pero peligrosamente demagogo, logró ganar las elecciones utilizando como punta de lanza su disposición de castigar la corrupción de los todavía en ese momento gobernantes priístas con la frase: “No me va a temblar la mano para aplicar todo el peso de la ley a quienes le hayan hecho daño al pueblo de Durango”. También prometió no realizar despidos de trabajadores de bajo nivel del gobierno estatal.
Hoy, a poco más de un mes de que el Dr. José Rosas Aispuro Torres tomó posesión de su cargo, el panorama ya no luce tan alentador como lo dibujaba en sus actos proselitistas pues en sus primeros días de gobierno comenzaron los despidos de modestos empleados en todas las dependencias estatales, pero sin embargo mantiene en sus cargos a muchos empleados de mandos medios y altos que en el pasado proceso electoral conformaron los cuadros políticos del PRI y cometieron muchísimas ilegalidades, fortaleciendo la especie de que en el proceso de entrega-recepción se negoció la corrupción en la mayoría de las secretarías y demás institutos locales, pues muchas anomalías graves que de sobra conocían los trabajadores del gobierno estatal extrañamente no fueron registradas por los receptores del Dr. Aispuro Torres.
Y es en la secretaría de Salud en donde se hace más notorio este encubrimiento, al grado de que la actual directora de Administración, C.P. Ruth Elizabeth Reséndiz González, realiza las mismas prácticas indebidas de su antecesora, la C.P. María Eugenia Lourdes Díaz Herrera, al comprar medicamentos a empresas farmacéuticas cuyas razones sociales no corresponden a las que les fue otorgada la licitación para abastecer a la secretaría de Salud durante este año 2016; y lo peor de todo es que los precios de estos medicamentos son mucho más caros que los que ofrecen otras compañías farmacéuticas.
Esta es la “austeridad” con la que ha comenzado a conducirse el gobierno del Dr. José Rosas Aispuro Torres, que recientemente dio a conocer la verdadera cifra del endeudamiento público que enfrenta el gobierno de Durango, y que asciende a 15 mil millones de pesos, deuda que aumentó aparatosamente en el último sexenio priísta pues tan solo de septiembre a diciembre de 2015 el gobierno de Jorge Herrera Caldera adquirió una deuda de 2 mil millones de pesos.
Pero ante la evidente corrupción que se practicó en el sexenio pasado, con la cual se enriquecieron brutalmente unas cuantas familias ya harto conocidas por la ciudadanía duranguense, el Dr. Rosas Aispuro nuevamente hace gala de su arriesgada demagogia declarando que va a llegar “hasta las últimas consecuencias” para castigar a los responsables de este saqueo, cuando cualquier otro gobernante medianamente comprometido con su pueblo ya hubiera iniciado carpetas de investigación en la Fiscalía General del estado por enriquecimiento ilícito en contra de esos personajes que ya debería de tener muy bien identificados. Así, aplicando la ley de esta manera, el gobierno del Dr. Aispuro podría recuperar por lo menos un tercio de esa deuda infame, pero para sorpresa nuestra el gobernador ha optado por pedir ayuda a la federación para poder cubrir el déficit de 2 mil millones de pesos que le hacen falta a su gobierno para poder terminar el año.
Así las cosas y por lo que se ve, el gobierno del Dr. Aispuro iniciará investigaciones que podrían durar varios años para precisar en qué se gastaron esos 15 mil millones de deuda pública que tiene el gobierno de Durango, y lo más seguro es que tengamos que esperar unos años más para saber en qué casos hubo malversaciones, desvíos y fraudes, y quiénes los cometieron; para entonces ya habrán prescrito esos delitos y los bribones (incluido el gobierno de Aispuro) se reirán a carcajadas de nosotros los contribuyentes que, como siempre, tendremos que pagar este atraco que no cometimos.
Quizá por esto un buen sector de la ciudadanía duranguense coincide en señalar que “se fue el nuevo PRI y regresó el viejo PRI” con el arte demagógico de hacer como que se hacen las cosas y cambiar para seguir igual, como sucede en la Fiscalía General, en donde ya hay nuevo Fiscal (Lic. Ramón Guzmán Benavente) y algunos nuevos directivos, pero permanecen los mismos mandos operativos que estuvieron en funciones durante todo el sexenio pasado.
Otras cosas que también ofenden al pueblo de Durango han sido las designaciones del Lic. José Jorge Campos Murillo como director general de Transporte estatal, y de José Antonio Ramírez Guzmán como director del Colegio de Bachilleres del Estado de Durango (COBAED).
José Jorge Campos Murillo apenas el 1 de mayo de este año 2016 fue retirado de su cargo como delegado de la PGR en el estado de Nayarit por las acusaciones públicas de hostigamiento sexual que le hicieron dos trabajadoras de esta institución, y José Antonio Ramírez Guzmán es hijo del conocido ex gobernador priísta y ex dirigente caciquil cetemista José Ramírez Gamero, ampliamente conocido por los métodos gangsteriles que utilizaba para someter a la clase obrera duranguense y por las extorsiones que hacía exigiéndoles “moches” a los contratistas y sindicatos ajenos a la CTM que ganaban licitaciones para realizar obras públicas con el gobierno estatal en turno. Con este mismo estilo, José Ramírez Gamero logró imponer a su hijo José Antonio en diferentes cargos durante los gobiernos priístas.
Como estos ejemplos abundan muchos en el gabinete del titular del poder Ejecutivo local, por lo que de esta manera, y ante los ojos de todos los duranguenses, el Dr. Aispuro Torres convirtió a casi todas las instituciones estatales en un auténtico botín, otorgando nombramientos y parcelas de poder lo mismo a cuates que a personajes sórdidos y a esos partidos que lo apoyaron (PAN y PRD), ignorando por completo a la ciudadanía que lo llevó al poder.
Esto, por supuesto, no es lo que quería el pueblo duranguense.
Hoy, a medida que pasen los días y el gobierno del Dr. Rosas Aispuro no finque responsabilidades penales (como la de enriquecimiento ilícito por ejemplo) a los principales protagonistas políticos que ocuparon altos cargos en el sexenio pasado, estará asumiendo el papel de cómplice de esos voraces saqueadores que dejaron endeudado al pueblo de Durango y comprometido el presupuesto estatal ¡hasta el año 2038!
No bastan las declaraciones estridentes del Dr. Aispuro Torres en esos medios locales que ya se perfilan para ser la voz oficialista del gobierno estatal duranguense, lo que es deseable es que el gobernador tome medidas prontas y contundentes para que se recupere buena parte de ese dinero. No es justo que mientras el pueblo de Durango padece penurias unos cuantos gocen de abultadas cuentas bancarias, enormes ranchos, fincas, lujosos autos y empresas familiares que obtuvieron robando el erario, es decir, hurtando nuestro dinero.
Hasta el momento, el manejo que el gobierno del Dr. Rosas Aispuro le ha dado al tema de la vergonzosa deuda pública ha sido tan mediático que cae en el terreno del circo carpero. Lo que la ciudadanía exige es tomar acciones inmediatas para castigar a los responsables de este atraco; de lo contrario, el Dr. Aispuro Torres estará formando parte de una comparsa más del carnaval de impunidad que sufre México desde 1940, año en que dejó la presidencia Lázaro Cárdenas, el único mandatario estadista que ha tenido nuestro país en su historia contemporánea.