La desvergüenza de AMLO
Fernando Miranda Servín.
Parece ser que el santón de la “izquierda” mexicana, Andrés Manuel López Obrador, tampoco entiende que no entiende o no sabe que ya sabemos sus corruptelas y alcahueterías que han trascendido nuestras fronteras, al grado de ser desairado por uno de los ex presidentes más prestigiados del mundo, como el uruguayo José Mujica, quien el pasado 12 de octubre, durante su visita a la Universidad Autónoma de Baja California, en Tijuana, rechazó la invitación que le hicieron los personeros del jerarca tabasqueño para que aceptara tener un encuentro público con él; pero para sorpresa del cacique morenista, el reconocido ex mandatario uruguayo no aceptó la reunión, ni de manera privada ni mucho menos pública, argumentando que “López Obrador hace una política basada en sueños y utopías. El verdadero hombre de izquierda es de acción.
Con todos sus años en la política mexicana no se sabe que haya hecho grandes obras por el bien de la gente. Solo anhela cumplir a como dé lugar su aspiración presidencial. En la izquierda se piensa a nombre de todos y no de sí mismo”, dijo Mujica.
Ahora quizá el santón “izquierdista” diga que José Mujica también es otro de los políticos que está “al servicio de la mafia del poder”.
Lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador, al igual que Cuauhtémoc Cárdenas, de alguna manera han servido a la oligarquía como muros de contención y controladores de masas para impedir que la verdadera izquierda asuma el poder. Esto explica el por qué otros pueblos latinoamericanos aparentemente más atrasados que el nuestro en los aspectos económico, político y social han podido llevar a la presidencia de sus países a auténticos líderes de izquierda, como el mismo José Mujica en Uruguay, Hugo Chávez en Venezuela, Dilma Rousseff en Brasil, los Kichner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia.
En contraste con estos gigantes del izquierdismo internacional, la figura de López Obrador se ha venido empequeñeciendo, no por las acciones o complots de sus enemigos de “la mafia del poder” sino por sus mismas actitudes contradictorias e incongruentes que lo han hecho caer, irremediablemente, en burdos actos de corrupción política y moral.
Es incuestionable que en el pasado proceso electoral del 5 de junio, el drenaje del partido Morena, manejado absolutamente por López Obrador, se tapó, no pudo desaguar y salió a flote toda la podredumbre acumulada por este personaje y su séquito desde el 5 de mayo de 1989, fecha en que fundaron el partido que les dio origen, el PRD.
Con Morena, López Obrador hizo de un partido supuestamente de ”izquierda” el mercado más sucio de la política mexicana, poniendo al servicio del mejor postor no solo las candidaturas sino la misma franquicia de su partido. Y en el estado de Durango se dio el mejor (o peor) ejemplo de esto, ya que el santón “izquierdista” impuso en este estado como “dirigente” de su partido Morena a uno de sus lugartenientes más cercanos, el jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado Vázquez, ampliamente denunciado en varios medios nacionales de comunicación por su aparatoso enriquecimiento ilícito, su ineptitud para gobernar y sus nexos con el narcomenudeo que tiene ya sometida a la delegación política que “gobierna”.
Así, Rigoberto Salgado Vázquez “tuvo a bien” imponer a su vez a su hermano Rosendo como “presidente estatal”, y en las elecciones pasadas fue triste ver el papel desempeñado por este partido y saber que la mayoría de sus candidatos habían sido elegidos por personeros del anterior gobierno priísta, con el total consentimiento del santón “izquierdista”. Se trataba de elegir a perfiles bajos que no ofrecieran ninguna competencia a los candidatos del PRI y, por supuesto, al candidato de este partido a la gubernatura, Esteban Villegas Villarreal. En este proceso fue lamentable saber que el prestigiado periodista Guillermo Favela Quiñones se prestó a este juego fungiendo como candidato a la gubernatura por Morena, aun conociendo estos detalles.
A la postre, el PRI perdió las elecciones por traiciones provenientes de sus mismas filas y la coalición PAN-PRD resultó ganadora llevando al ex priísta José Rosas Aispuro a la gubernatura.
Pero… ¿a qué viene toda esta historia? Pues viene a colación por lo que comentamos al principio de esta entrega, que López Obrador, al igual que Peña Nieto, no entiende que no entiende o no sabe que ya sabemos cómo se las gasta, porque como dijera Jesús Reyes Heroles: “en política la forma es fondo”. Y ahora, nuevamente, como lo ha hecho desde que fundó su partido en esta entidad norteña, López Obrador elige a un funcionario estatal de su partido sin que los mismos militantes se enteren, es decir, sin realizar las asambleas que exigen su propios estatutos (y si las realizaron las han de haber llevado a cabo solamente los dos personeros que tiene el jerarca en este estado: Rosendo Salgado Vázquez e Iván Ramírez Maldonado, este último personaje cercanísimo al anterior gobierno priísta).
Así, los mismos militantes de su partido que, según los estatutos impuestos por el mismo López Obrador (esos estatutos que solo él puede violar a la hora que se le antoja) tienen prohibido hacer declaraciones ante los medios de comunicación para denunciar a sus dirigentes por las tropelías que cometen, manifiestan que el pasado miércoles 19 de octubre, así, sin decir agua va, la servidumbre de López Obrador compuesta por Rosendo Salgado Vázquez e Iván Ramírez Maldonado, citaron a rueda de prensa para anunciar con bombo y platillo la designación de su nuevo secretario de Organización, cargo que según el dedo flamígero del santón “izquierdista” recayó ni más ni menos que en la persona de un tal Alfonso Mercado Chávez, “petista” que sin embargo fue director del Instituto Municipal de la Vivienda en la ciudad de Durango durante los dos últimos trienios priístas, el de Adán Soria Ramírez y el de Esteban Villegas Villarreal. Este personaje es más conocido por haber construido cientos de mini casitas de pésima calidad que por su buen desempeño como titular del INMUVI.
Hoy, con este nombramiento, se confirma lo que en su momento denunció nuestra casa editorial, es decir, la colusión abierta del partido Morena con el gobierno priísta en el pasado proceso electoral, con el fin de evitar el triunfo de la coalición PAN-PRD.
Este tipo de hechos perpetrados por Andrés Manuel López Obrador, que no solo se dan en Durango sino en otros estados de la República, junto con la protección hipócrita que siempre ha brindado a sus corruptos lugartenientes más cercanos, sus “olvidadizas” declaraciones 3 de 3 y la omisión que ha tenido, lo mismo cuando gobernó la Ciudad de México que cuando ha sido dirigente de partidos, de difundir la verdadera doctrina del socialismo, o sea de la auténtica izquierda entre la población, son los que ahora lo tienen totalmente desprestigiado y desconocido no solo por un cada día más amplio sector de la sociedad mexicana sino a nivel internacional por personajes de la talla de José Mujica.
Esto, el no contar con un liderazgo de izquierda realmente comprometido, ha provocado que el pueblo de México haya quedado a merced de las derechas saqueadoras; por eso, hoy más que nunca, nos urge buscar otro tipo de opciones políticas, lejos de la mercachiflería lopezobradorista, para como nación comenzar a salir del agujero en el que nos han metido todos estos pelafustanes, tanto de derecha como de “izquierda”.