“Todo va bien”, el México fantástico de nuestros gobernantes inconscientes
El pasado jueves 6 de octubre, en la ciudad de Washington, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, manifestó en la reunión anual de verano del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que “México vive su mejor momento, en el que el impulso a las reformas estructurales detonará (un) mayor crecimiento”.
También ese mismo día, por si fuera poco, declaró al periódico La Jornada que “la economía mexicana es robusta y con finanzas públicas que tenemos que cuidar”, y respecto a la crisis económica dijo: “Por ningún lado la veo”.
Estas manifestaciones ofensivas no dejan de ser muestras de la inconsciencia con que se conducen nuestros gobernantes, la mayoría de los cuales no tienen ni la más remota idea de los apuros por los que están pasando millones de mexicanos gracias a sus desaciertos. Y este funcionario en especial, que no ve más allá de su nariz, es, casualmente, uno de los principales responsables de la crisis económica que estamos atravesando, la peor de los últimos 20 años, según coinciden numerosos expertos analistas.
¿Qué economía puede ser robusta cuando las calificadoras y organismos financieros más importantes del mundo han bajado el pronóstico de crecimiento de nuestro país de 2.5% a 2%?
¿Qué economía puede ser robusta cuando en menos de un sexenio el valor del peso frente al dólar se ha depreciado más de un 70%?
Hoy los salarios de la clase trabajadora tienen mucho menos poder adquisitivo que hace 4 o 5 años, y la inflación de septiembre de 2015 al mismo mes de 2016 aumentó un 3%.
Pero para este secretario de Hacienda estos factores no cuentan, y como tenemos “una economía robusta” tuvo “a bien” recortar las partidas presupuestales de 2017 a las principales secretarías de Estado, como son la de Educación, Salud y Desarrollo Social, perjudicando aún más a millones de ciudadanos mientras le condona miles de millones de pesos en pagos de impuestos a los empresarios más ricos del país.´
¿Por qué los contribuyentes tenemos que pagarle un generoso sueldo a este empleado público tan cínico, mentiroso e inmoral?
Para nuestra desgracia, la política económica va muy ligada a la política social y a la política de seguridad de cualquier nación. Si la política económica de un país es deficiente hay pobreza, y la pobreza trae consigo la comisión de delitos del orden común y graves (otros delitos como saqueos al erario y traición a la patria están muy monopolizados por la clase política mexicana y rara vez o nunca son castigados), por lo que este círculo vicioso aleja aún más a los inversionistas.
La impunidad galopante en todos los ámbitos de nuestro quehacer político y social se ha venido acentuando sexenio tras sexenio, y son nuestros primeros mandatarios los ejemplos más acabados de esta.
Hoy, el pasado sanguinario calderonista nos sigue persiguiendo con los hallazgos espeluznantes realizados en el ejido de Patrocinio San Pedro, ubicado en Torreón, Coahuila, en donde el grupo civil Vida, integrado por familiares de desaparecidos, encontró recientemente más de 600 cadáveres en fosas clandestinas ubicadas en este lugar, en donde han hallado más de 3 mil 500 restos de personas asesinadas.
Pero lo anterior como sociedad no nos importa demasiado, y no reflexionamos que al convertirnos en esta clase de país, con nuestra propia indiferencia nos estamos echando la soga al cuello.
Por fortuna, cada día sectores más amplios de la ciudadanía levantan la voz y se rebelan ante todos estos hechos, protestan ante la cínica inconciencia de los Meade, Chong y Peña Nietos; se indignan por esa “guerra contra el narcotráfico” que solo ha beneficiado a unos cuantos y llenado de luto a cientos de miles de familias, y están dispuestos a buscar un futuro mejor en el que no quepan los políticos nefastos que declaran en el extranjero que “todo va bien” mientras el barco en el que navegamos prácticamente se está hundiendo.