Cuidado con los viejitos
Fidel Castro, a los 87 años permanece lúcido.
Sócrates Campos Lemus.
En las redes sociales de internet aparece un mensaje para Lucerito -ya saben ustedes que para eludir responsabilidades los mexicanos preferimos reírnos de las desgracias de los demás y no atender nuestras responsabilidades y aceptar que debemos estar atentos a los verdaderos problemas que nos afectan y actuar y obligar a los políticos, empresarios y funcionarios a que cumplan con su responsabilidad social-. Pero en fin: aparece una fotografía de una sesión en la Cámara de Diputados con la siguiente leyenda:”!Lucerito, si quieres matar animales ahí tienes a muchos reunidos!”.
Por otro lado, ya vimos las muchas fotografías donde aparece Fidel Castro, aún con ánimos incendiarios, convenciendo a muchos de su lucha, de la bondad de lo que ha logrado el heroico pueblo de Cuba al lado de sus dirigentes, verdaderos dirigentes y no pelagatos como los vemos en este país; en fin, viejito, encorvado y jorobadito, a los 87 años aparece en programas de televisión, argumenta, discute, dice con autoridad y conocimiento, él solito, no necesita de los grupos de “asesores”, como los necesitamos en México, para que los políticos puedan leer algunas palabras y tenerles que pagar para que ellos escriban lo que deben decir nuestros “dirigentes”. Allá no gastan en tarugadas y cuando menos les debemos de reconocer a los cubanos que el hambre les obliga a pensar; pero acá, en el hambre nos apendejamos mucho más. Para que ustedes tengan una idea, el día jueves me reuní con un grupo de amigos, uno de ellos exitoso empresario, viajaba a los Estados Unidos y nos dejaba porque tenía una cena con un alto dirigente del futbol nacional, y al preguntarle por qué nos abandonaba por ese personaje, nos comentó: “es que tengo una empresa que da seguimiento a los seguidores del equipo de futbol de la selección de México y por medio de mi empresa se mandan mensajes y se siguen los grupos de apoyo y nos pagan por hacer esto, el negocio es tan bueno que hay en el país 35 millones de mexicanos apendejados por el futbol y pagarán por escribir sus opiniones o dichos durante el campeonato mundial en Brasil”. Allá protestan, acá pagamos para que nos sigan apendejando por medio de la televisión y de los grandes medios de comunicación.
Esto me recuerda aquel chiste de unos empresarios que estaban por abrir un negocio, y como no les llegaban todas las mercancías estaban tomando un café en la tienda, medio vacía y con los estantes sin surtir. Uno de ellos le dijo al otro: “mira, vamos a ponernos en el escaparate y tomamos café y ya verás que no falta un pendejo que nos pregunte qué estamos haciendo”. Y efectivamente, a los pocos minutos, mientras los comerciantes tomaban café y veían a la calle, se acercó una viejita y asombrada por la nueva tienda se quedó mirando al interior y les preguntó a los dueños: “Perdonen ustedes, ¿qué están vendiendo en la tienda que se ve ya medio vacía?”. El lépero le contestó: “Estamos vendiendo a los pendejos”. La viejita, sin inmutarse, les contestó: “Pues parece que les va muy bien, ya solamente quedan por vender ustedes dos…”, y se retiró del lugar con una enorme sonrisa y pensando en cómo cambian los tiempos que hasta los pendejos tienen un precio y se pueden vender, o bien explotar, para que ellos paguen para opinar sobre el desarrollo del equipo de México en el campeonato mundial en Brasil, olvidando que todo este cuenterete no es la representación de México, sino un gran negocio orquestado por medio de los que controlan los medios de comunicación para seguirnos entreteniendo y apendejando, engañando y que nos puedan robar y saquear con toda impunidad…
A lo mejor somos ya ancianos, estamos encorvándonos y bajando de estatura por la edad, pero cuando menos creo que todavía pensamos, analizamos y reflexionamos, no nos dejamos apendejar del todo, esa es una de las grandes ventajas de la edad, y podríamos decir que no traten de burlarse de los viejitos porque tienen respuestas ingeniosas e inteligentes y por haber vivido muchos años ya no se dejan embaucar tan fácilmente como lo pueden hacer los empresarios que venden pendejadas a cualquiera que crea lo que dice la publicidad comercial o la publicidad política, ya ven que acá pagamos a un grupo de “asesores” para que redacte los discursos que debe leer el mero mero chipocludo, y para ello les pagamos a cada uno un promedio de más de cien mil pesos, además de prestaciones, gastos de oficina, teléfonos, vehículos y medios de comunicación… así que aguas con los viejitos.