Mafioso gobierna en Gomez Palacio
El gabinete municipal tiene funcionarios y regidores con antecedentes penales
Juan Monrreal López.
jmonrreall@hotmail.com
Gómez Palacio, Durango.- Secuestros, asaltos a mano armada a comercios, panaderías, gimnasios, casas habitación, robo de autos con violencia a plena luz del día en el centro de la ciudad; atracos a tiendas departamentales; endeudamiento desmesurado empeñando las partidas presupuestales del municipio de los próximos 3 años; encubrimiento de funcionarios, malversación de recursos públicos, entrometimiento en las asambleas de los módulos de riego con el objetivo de mangonear el volumen del agua rodada; compras sospechosas de parcelas ejidales de ejidos conurbanos, pese a su eminente quiebra como empresario; abuso del poder público, acoso a luchadores sociales y regidores de oposición; incorporación a su gabinete de funcionarios y regidores priistas con antecedentes penales, son sólo algunos rasgos de incompetencia y pudrición del gobierno municipal de José (Pepe) Miguel Campillo Carrete, que en apenas 140 días está convertido en un verdadero peligro para Gómez Palacio.
Procaz, sin discurso, amenazador, lejos de la concertación, Pepe Campillo Carrete, choca a diario con una ciudad real, alejada del discurso oficial; un municipio con rezagos históricos en servicios, seguridad, empleo y transparencia de la Cuenta Pública; con el deshilacho de las prácticas comunitarias y de solidaridad, tanto como el de las relaciones políticas institucionales al interior del Cabildo.
Sin más rumbo de gobierno que la ocurrencia del momento, José Miguel Campillo Carrete, ya violentó distintas leyes de la Administración Pública.
Por ejemplo:
La Ley Orgánica del Municipio Libre del estado de Durango, que en su Capítulo III, “De las facultades y obligaciones del Ayuntamiento”, que en su Artículo 27 Apartado B establece: “I. Elaborar, presentar y publicar en el curso de los tres primeros meses a partir de la fecha de instalación del ayuntamiento, el Plan Municipal de Desarrollo correspondiente a su periodo constitucional de Gobierno, y derivado de éste, los programas de obras y servicios públicos de su competencia”.
El Plan Municipal de Desarrollo no existe aún, por ello no son extraños los tumbos de Campillo Carrete, cuya imagen se arregla con boletines y notas a modo, en los medios de La Laguna, en una relación de concupiscencia: dinero por imagen.
Este año, las empresas de difusión se llevarán oficialmente más de 15 millones de pesos de las arcas municipales.
Peculio a cambio de resultados ficticios en los medios; traspiés gubernamentales con cargo a la ciudadanía.
Pero eso no es lo peor.
Autoritario, con un solo Dios llamado Jorge Herrera Caldera, a quien rendir cuentas, Campillo Carrete ha arremetido contra algunos regidores de oposición, acusándolos de haber “metido las manos” en las asambleas ejidales que nombraron a los Jueces de Paz, en las comunidades, por lo que José Miguel Campillo rivalizó con algunos concejales no priistas, amenazándolos con “el desafuero” del Cabildo, ya que los resultados en los comicios campesinos no favorecieron del todo al PRI.
Así, en el municipio los acontecimientos riñen con la realidad de los boletines oficiales y con los discursos baratos del alcalde, quien esgrime la “reconstrucción del tejido social” mientras intenta imponer una sola línea de pensamiento y representación municipal designando a personas sin ninguna base social que los soporte más allá del autoritarismo del presidente.
Más aún:
Con un ayuntamiento donde la violencia de la delincuencia organizada, junto con los delitos del orden común, erigieron telones de terror, José Miguel Campillo Carrete acaba de anunciar que la ciudad seguirá sin policía cuando menos un año más, pese a que los recursos del Subsidio a la Seguridad Pública Municipal (SUBSEMUN) crecieron en un 15 por ciento.
Como se recordará, la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad del municipio desapareció prácticamente hace más de un año.
La infiltración de los grupos delincuenciales en la estructura policiaca era vasta.
Por ello, el 18 de enero de 2013 las autoridades federales tomaron presos a 48 elementos, entre ellos al entonces secretario Víctor Hugo Cordero Giordana, quien estuvo al frente de la corporación durante casi 6 años, bajo las presidencias de los hermanos Rebollo Mendoza, Ricardo y Rocío.
Neófito en la administración pública –ha fracasado reiterativamente desde que ocupó el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SIDEAPA) incumpliendo promesas de abastecimiento, aparte de endeudar a esta empresa excesivamente-, José Miguel Campillo ha dicho a los regidores de oposición que “se cuiden” porque el “tiene vara alta con el gobernador Jorge Herrera Caldera”, y “desaforarlos del Cabildo no será problema”.
Hace un par de días, Pepe Campillo siguió con sus tumbos administrativos respecto al destino de las partidas del SUBSEMUN.
Dijo a los medios que estos recursos serían destinados a la capacitación de los elementos, cuando éstos no existen porque militarizaron la policía y tránsito de la ciudad.
También aseguró que compraría “uniformes para los elementos”, que no hay.
Y aseveró que “la idea es iniciar el próximo año con un cuerpo policiaco formal y capacitado, uniformado con decoro y con un salario digno”, mientras los asaltos y robos a casas habitación siguen imparables, incluso los asesinatos.
Con una estrategia de desinformación, las autoridades estatales dirigidas por Jorge Herrera Caldera, junto a las municipales, decidieron hablar del incremento de los delitos del fuero común, aderezando esto con la caída del número de homicidios dolosos, es decir las ejecuciones.
Sin embargo, las estadísticas señalan que la administración de José Miguel Campillo Carrete arroja saldos negros.
Sí el régimen de Rocío Rebollo Mendoza dejó cifras de alrededor de 500 asesinatos en su trienio, Campillo Carrete registró en tan sólo cuatro meses de gestión -septiembre a diciembre del 2013-, cerca de 80 ejecutados.
Por otro lado, los delitos del orden común crecieron exponencialmente, convirtiendo a Gómez Palacio en zona insegura en las casas habitación y vehículos.
Mientras tanto, José Miguel Campillo Carrete habla y habla sin decir nada. Con programas patito, sin tocar los asuntos esenciales de la comunidad.
No en balde fue impuesto con uso ilegal de dinero oscuro que los propios priistas apuntan a que la campaña le costó no menos de 50 millones de pesos.
El asunto es que colocarlo al frente de la locomotora más importante de Durango -por su peso económico- es como haberle soltado un tractocamión con doble remolque a gente que no sabe conducir.
Ese es José Miguel Campillo Carrete, repleto de ignorancia acerca de la vida pública, pero -como él dice- sostenido con “la vara alta del gobernador”, aunque como presidente municipal esté convertido en un verdadero peligro para Gómez Palacio.
(http://www.democratanortedemexico.com).