Rumbo al 2018… ni a cual irle
El camino rumbo al 2018 es claro: llegar a Los Pinos, pero para algunos aspirantes, aun dentro de su partido, el panorama no es tan alentador. Mientras los tropiezos y desaciertos del gobierno peñista le dan ventaja a partidos de oposición como el PAN, es evidente que este partido primero deberá resolver sus conflictos internos, ponerse de acuerdo y, como dice el refrán, “lavar los trapos sucios en casa”.
Y es que el PAN, luego de haber obtenido algunos triunfos electorales, recuperó fuerza, pero hay que recordar que en mucho le ha ayudado el PRI con su mal desempeño y la imagen que tiene el gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto, quien de plano ya no logró repuntar su marcada impopularidad, y a esto se le han sumado las pésimas administraciones y saqueos que realizaron la mayoría de ex gobernadores priístas que recientemente dejaron sus cargos.
El caso es que las discusiones y enfrentamientos entre el líder del PAN, Ricardo Anaya, y el ex presidente dipsómano Felipe Calderón han trascendido las paredes de este instituto político. El primero tiene claras aspiraciones presidenciales, pero aun así no pretende dejar su cargo de presidente nacional del PAN, pues insiste en que no hay algo dentro del partido que lo obligue a hacerlo, consciente de que dejar dicho puesto lo haría caer en las encuestas rumbo al 2018.
Por otro lado, Calderón busca imponer a su esposa Margarita Zavala como candidata presidencial para regresar a Los Pinos, e incluso ha amenazado con dejar su militancia panista si no se cumple su deseo, algo que no es la primera vez que expresa. Mientras, Margarita Zavala minimiza estos conflictos dentro de su partido diciendo que se trata de “debate”, y comentando que en el PRI y en Morena hacer eso es algo imposible ya que en ambos partidos solo una persona es la que decide todo, y tiene razón.
Así las cosas, dentro del PAN el grupo de Calderón no está de acuerdo con la manera en que su actual dirigente nacional se maneja, y lo acusan de utilizar su imagen y recursos públicos para promocionarse con spots institucionales buscando la candidatura presidencial de su partido, al mismo tiempo que prominentes militantes le reclaman a Felipe Calderón por querer a toda costa imponer a su esposa como candidata presidencial. Aunque hay un tercero en discordia, Rafael Moreno Valle, quien ha viajado por todo el país y nadie ha cuestionado el origen de los recursos que utiliza. Lo cierto es que el verdadero motivo de toda esta disputa es que el PAN tiene mayores posibilidades que el PRI y que Morena de abrirse puertas en el 2018, a reserva de que sus grupos de poder no se destrocen en el camino.
Sin embargo, para la población en general no hay una buena opción dentro de los actuales aspirantes presidenciales, no hay a cual irle, todos son pésimos, pero la gente, seguramente con frustración e impotencia, tendrá que elegir al menos peor.
El PRI y el PAN ya han tenido sus oportunidades, el único que falta por decepcionar al pueblo de México es Andrés Manuel López Obrador, de Morena, quien comenzó a subir en las encuestas.
Y es precisamente López Obrador quien culpa a estos partidos opositores de jugarle una “guerra sucia” nombrándolos PRIAN, ya que dice se han aliado en su contra “porque tienen miedo”; esto, luego de que se dieran a conocer los vergonzosos videos donde Eva Cadena, legisladora del estado de Veracruz y cercana colaboradora suya, recibe dinero presuntamente para entregárselo a López Obrador para su campaña, además de otros escándalos que han salido a la luz, como el de Delfina Gómez, aspirante por Morena a la gubernatura del Estado de México, quien como alcaldesa de Texcoco descontaba 10% de su sueldo a los trabajadores de este municipio para depositarlo en una cuenta personal; al respecto, Delfina Gómez cínicamente declaró: “tratan de desprestigiar mi imagen y solo falta que me acusen de ser la novia de Trump”, saliéndose por la tangente, como todo buen político corrupto.
Por su parte, los panistas solicitaron ya a la FEPADE que investigue los hechos en los que participaron las personeras de Andrés Manuel López Obrador, Delfina Gómez, candidata a la gubernatura del Estado de México, y Eva Cadena, ex candidata a la presidencia municipal de Las Choapas, Veracruz.
Eva Cadena, conocida ya como “La recaudadora”, y desaparecida de la escena política, después del primer video que se dio a conocer el mes pasado donde recibe 500 mil pesos, aseguró en entrevista: “regresé el dinero días después”, y aclaró, según ella, que AMLO “no tenía conocimiento de los hechos”; posteriormente, en otro video, recibe 10 mil dólares y un fajo de 50 mil pesos, y en una tercera grabación le entregan un millón de pesos al acordar con un empresario un ajuste de ley ante el Congreso de Veracruz.
Estos hechos, indudablemente, restarán fuerza política y moral a López Obrador, ya que no pueden pasar desapercibidos pues lo involucran directamente, así como indirectamente se le relaciona con el ex gobernador veracruzano encarcelado en Guatemala, Javier Duarte de Ochoa, con los Abarca y no pocos personajes involucrados en el narco.
Lo anterior, por desgracia, ya no sorprende tanto pues la mayoría de los políticos en campaña sostienen relaciones con toda clase de personajes sórdidos y reciben este tipo de aportaciones sucias que los compromete cuando llegan a ocupar cargos de elección popular.
Lo más penoso de este caso que señala a la “izquierda” corrupta es que López Obrador está ofreciendo un “verdadero cambio” mientras solapa a sus recaudadores argumentando que la mafia del poder “les pone trampas” para desprestigiarlos, pero por lo que se ha visto en la casi media docena de videos que involucran a colaboradores cercanos de AMLO (René Bejarano, Carlos Imáz, Ramón Sosamontes y Eva Cadena), a ninguno de sus recaudadores le han puesto una pistola en la cabeza para obligarlo a recibir cantidades estratosféricas de dinero.
Este es el panorama desalentador rumbo a las elecciones presidenciales de 2018, con un priísmo ya totalmente podrido y que ni remotamente podría ganar estos comicios; un panismo fracturado por la ambición de poder del ex presidente Felipe Calderón, quien a como dé lugar quiere imponer a su esposa como candidata presidencial, y una “izquierda” totalmente corrompida con un santón alcahuete, Andrés Manuel López Obrador, que cuando no vende la franquicia de su partido al mejor postor, envía a sus recaudadores a recibir dinero sucio para sus campañas.
A reserva de que en los siguientes meses suceda un milagro y surja un auténtico candidato independiente a la presidencia de la República que no tenga ningún vínculo con la partidocracia criminal ni con la oligarquía depredadora, y esté dispuesto a enfrentar al salvaje capitalismo imperialista (y ser asesinado en el intento), no se ve que el pueblo de México pueda tener un mandatario digno, que realmente abogue por los intereses de las mayorías.