Lola Álvarez Bravo
De la redacción de razacero.
Dolores Martínez de Anda, más conocida como Lola Álvarez Bravo, nació en Lagos de Moreno, Jalisco el 1 de abril de 1903.
Fue una fotógrafa mexicana y figura de suma importancia en el México de la primera mitad del siglo XX, junto con sus amigos y contemporáneos Frida Kahlo, Manuel Álvarez Bravo, Diego Rivera, Tina Modotti y María Izquierdo.
A la edad de tres años sus padres, Gonzalo Martínez y Sara de Anda, se separaron, por lo que su papá la traslada, junto con su hermano Miguel, a la ciudad de México, en donde llegan a vivir en la calle Factor esquina con Donceles. Sin embargo, en 1916 muere repentinamente su padre, por lo que Lola y su hermano se ven en la necesidad de refugiarse con el medio hermano de su padre y su esposa. En esas calles del centro de la Ciudad de México tenía como vecino a Manuel Álvarez Bravo, al que conocía debido a que era amigo de su hermano.
Viviendo con su tío fue llevada a realizar sus estudios en colegios religiosos. A los 22 años, en 1925, contrae nupcias con Manuel Álvarez Bravo. Al siguiente año el matrimonio Álvarez Bravo se va a vivir a Oaxaca, lugar en donde Lola realizaría sus primeras fotografías. En el año 1927, regresan a la Ciudad de México donde nació su hijo Manuel Álvarez Bravo Martínez. Fue entonces que Lola instaló su primera galería en su casa, donde pintó los muros de blanco y colgaron fotografías de ambos y algunos cuadros de sus amigos: José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y Frida Kahlo.
Los rollos fotográficos fueron la pasión de Lola Álvarez Bravo, el blanco y negro que éstos le proporcionaron llenaron sus fotografías de dramatismo y profundidad, imágenes que le dieron el reconocimiento de ser nombrada la primera fotógrafa profesional mexicana.
El gusto de Lola por la fotografía surgió gracias a la célebre fotógrafa italiana y activista política, Tina Modotti, amiga de su esposo Manuel, quien había sido deportada. Modotti necesitaba dinero con urgencia y vendió dos de sus cámaras al también fotógrafo Manuel, sin saber que una de esas compras enamoraría a Lola.
En 1931, Manuel se enfermó gravemente y Lola debió sacar adelante el trabajo de su esposo en la revista “Mexican Folkways”. Así fue como Lola comenzó su desarrollo en el mundo de la fotografía profesional.
Tiempo después, Lola consigue cierta estabilidad como fotógrafa de la revista “El maestro rural”, publicación de la Secretaría de Educación Pública, en ésta descubrió su gusto por el retrato de la vida rural gracias a los recorridos que hacía en diferentes entidades del país.
En 1934 se separa de su esposo Manuel conservando los apellidos de éste, y trabaja en 1935 en la Secretaría de Educación Pública en el Departamento de Prensa.
En 1936 realizó la documentación de una obra de “sillería colonial”; el buen trabajo desempeñado en ese proyecto le valió ser reconocida por revistas ilustradas y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
En 1945 imparte el Taller Libre de Fotografía de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (antigua Academia de San Carlos).
Lola Álvarez Bravo creó la Galería de Arte Contemporáneo, en ese espacio Frida Kahlo, su amiga, realizó en 1953 la primera exposición individual de su obra pictórica.
En 1981 el gobierno de Jalisco, su tierra natal, le otorga la medalla Mariano Azuela, y en 1985, en su honor, se coloca una placa en el Teatro Degollado, de Guadalajara.
En 1989 Lola Álvarez se retira de la fotografía luego de casi 60 años de exitosa trayectoria en la que plasmó en sus placas la esencia e identidad del pueblo mexicano, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
Lola Álvarez Bravo muere de un infarto en 1993, a los 90 años de edad, siendo reconocida a nivel internacional como una de las máximas exponentes de las artes gráficas y pionera de la fotografía social, el fotomontaje y el fotomuralismo.