López Obrador, entre el pueblo y la oligarquía

Conforme pasan los días, la figura del corrupto presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se va desvaneciendo en los medios de comunicación nacionales y extranjeros, cuyas primeras planas y notas destacadas están siendo dedicadas a las actividades del presidente electo, el santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador.

Quizá por las expectativas que representa el jerarca tabasqueño, esta cobertura inusual no se había visto en las anteriores transiciones presidenciales, por lo que los ciudadanos hemos podido saber en estos días hasta qué punto el máximo representante morenista va a cumplir las promesas que hizo en su campaña electoral.

Hasta el momento el presidente electo Andrés Manuel López Obrador no ha hablado de revocar la leonina reforma financiera, impuesta al pueblo de México por los partidos PRI, PAN y PRD.

Así, con un toque más espectacular que político, López Obrador anunció una serie de reformas que, dijo, impulsará desde el inicio de su gestión el próximo 1 de diciembre, entre las cuales destacan la creación de una nueva secretaría de Seguridad Pública, que sin duda alguna repercutirá en las acciones y el mapa que actualmente mantiene el crimen organizado, esperando que con las medidas que tome el futuro mandatario nacional se logre la tan ansiada pacificación del país.

Otro punto que llama la atención entre las iniciativas anunciadas por López Obrador es el del revocamiento de las leyes de la reforma educativa que, de llevarse a cabo a la inmediatez posible, desactivará uno de los más preocupantes focos rojos que pudiera tener en su gobierno. Esto y la elaboración de una auténtica reforma educativa (no laboral) que, ahora sí, incluya al magisterio, representaría uno de los principales pilares del próximo gobierno federal morenista.

La revocación de mandato es otra de las iniciativas que la ya virtual mayoría morenista en el Congreso de la Unión tendrá que aprobar a petición del tabasqueño, y la abolición de los decretos privatizadores del agua que abusivamente emitió el todavía presidente Enrique Peña Nieto, seguramente aumentará los adeptos del gobierno lopezobradorista.

La Consulta popular, el regreso del Estado Mayor Presidencial a la secretaría de la Defensa Nacional, la eliminación de fueros y privilegios, incluir en el artículo tercero Constitucional el derecho a la educación superior, la rehabilitación de las refinerías existentes y la construcción de dos refinerías más para abaratar los costos de las gasolinas, y los planes de austeridad que contemplan bajar el sueldo a todos los funcionarios de alto nivel, serán posturas muy aplaudidas.

Sin embargo, dentro de estos anuncios, como en todo, hay “prietitos en el arroz” como el no contemplar el revocamiento de la reforma energética y solo “revisar” los contratos que hasta el momento la dependencia paraestatal PEMEX ha realizado con empresas nacionales y extranjeras en los rubros de exploración y extracción petrolera, dejando desde este momento protegidos los intereses de un reducido grupo de políticos y oligarcas mexicanos y estadounidenses que seguirán haciendo grandes negocios particulares con el patrimonio petrolero nacional.

Otra inconsistencia y contradicción preocupante es la inclusión en el gabinete del santón “izquierdista” de personajes verdaderamente peligrosos por sus antecedentes de corrupción extrema, como el ex jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, quien como tal dejó descalabros financieros graves en las arcas de la capital del país, como el tan sonado caso de la Línea 12 del Metro, cuya construcción desastrosa dejó al descubierto fraudes que ascendieron a miles de millones de pesos, amén de su probada deshonestidad exhibida en varios medios de comunicación nacionales que dieron cuenta de su corrupta influencia para que su entonces novia y posterior esposa, Rosalinda Bueso, fuera incluida en la nómina del gobierno del D.F., para cobrar un ostentoso sueldo sin trabajar. Hoy, Marcelo Ebrard Casaubón ya es el virtual secretario de Relaciones Exteriores del gabinete lopezobradorista.

Otro de los futuros nombramientos ya anunciados por López Obrador es el del ex panista Germán Martínez Cázares, como futuro director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Germán Martínez, como se sabe, fue uno de los principales operadores del fraude electoral en los comicios de 2006 que llevó a la presidencia de la República a Felipe Calderón, y en los que el mismo santón “izquierdista” López Obrador fue víctima.

Otras sorpresas seguramente nos dará el contradictorio político tabasqueño, a quien el Ejército Zapatista de Liberación Nacional le ha dado una dura bienvenida luego de su indiscutible triunfo electoral: “Solo cambia el capataz, pero el dueño de la finca es el mismo”, fue la declaración lapidaria con la que este emblemático ejército guerrillero se refirió a López Obrador, quien, luego de esto, tuvo la ocurrencia de declarar que enviaría a su futuro Jefe de Gabinete, el empresario oligarca Alfonso Romo Garza, a dialogar con el EZLN.

Mal mensaje. López Obrador enviará al oligarca Alfonso Romo a dialogar con el EZLN, en lugar de ser él quien personalmente trate con los zapatistas.

Es innegable que muchas cosas cambiarán para bien de los mexicanos en el sexenio que viene, pero, parafraseando al analista político Pedro Echeverría, las clases obrera, campesina y popular tendrán que presionar fuertemente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para recuperar lo más que se pueda de los logros perdidos durante la larga noche del neoliberalismo, en la inteligencia de que este mandatario, congruente con su “izquierdismo” manifestado, no podrá echar mano de fuerzas policíacas para reprimir las protestas y exigencias políticas, ni desaparecer o encarcelar a activistas sociales, a reserva de que su imagen de demócrata se desmorone vergonzosamente a los ojos del mundo.

Por el bien de las mayorías y de los que menos tienen, es deseable que a Andrés Manuel López Obrador le vaya bien, como también será imperativo vigilarlo y vigilar a todos aquellos que bajo el sello de su partido político llegarán a ocupar cargos públicos y exigirles que cumplan con su deber; así, en caso de cumplir con sus responsabilidades de manera pulcra, también será obligatorio por parte del pueblo mexicano apoyarlos con todo ante los embates que seguramente les propiciarán aquellos que, insaciables, buscarán nuevamente el poder para seguir saqueándonos.