¿Cuánto hablas con tu pareja sobre sexualidad?

Laura Díaz.

“La asertividad sexual, como habilidad comunicativa en el ámbito sexual, muestra su utilidad al generar un espacio de entendimiento sexual, de conexión y comprensión de similitudes, diferencias, deseos, gustos y preferencias. A su vez, es preciso considerar que la asertividad sexual es una habilidad importante en el despliegue y disfrute sexual” (Sierra 2008).

Hay muchas creencias que rondan en torno a la sexualidad, las cuales en numerosos casos interfieren en una buena relación e interacción con el otro. “Esos temas no los toco porque me da vergüenza”, “no es necesario hablar, es solo hacer”, “no estoy acostumbrado/a a hablar del tema”, “para qué vamos a hablar si ya es así y no va a cambiar”, “de esas cosas no se hablan”.

Mucha gente cree que la sexualidad “se da”, es decir que su pareja sola tiene que darse cuenta de qué cosas disfruta o le gustan más al otro.

Es probable que las parejas que no pueden hablar con fluidez acerca de su sexualidad se sientan más inseguras en su desempeño, por lo que tienden a incluir pocas variaciones en la respuesta sexual y se aferran a lo ya conocido. Esto da lugar a que se instalen en la pareja ciertas rutinas para el acto sexual que terminan generando cada vez menos placer, más aburrimiento y hasta a veces altos niveles de malestar.

Así como damos a conocer nuestros gustos por actividades, lugares y comidas, podemos, y es importante que lo hagamos, enseñar a la otra persona nuestras preferencias y puntos de mayor goce. Esto no significa que sea un aprendizaje mecanizado, sino una guía en la cual siempre se deje lugar para la improvisación y búsqueda de lo nuevo.

Nunca es tarde para empezar. Aunque sea una pareja de muchos años se puede comenzar con comentarios sutiles sobre qué situación, beso o caricia le gusta más, preguntando al otro qué es lo que prefiere. Esto va generando que se vayan reforzando ciertas conductas como gustosas y se repitan.

Las relaciones sexuales más placenteras pueden fortalecer enormemente nuestra relación de pareja al generar mayor intimidad, compenetrándonos realmente con el otro, conociéndonos más y generando un clima en el que el aburrimiento, la rutina, los roces y discusiones hacen un stop, y podemos disfrutar del aquí y ahora del encuentro con nuestra pareja.

(psyciencia.com).