¡Fíjese que suave!

“Desde luego, parece un juego, pero no hay nada mejor que ser un señor de aquellos que vieron mis abuelos”. Chabuca Granda.

Esa frase era utilizada por un gran cómico en la Época de Oro del Cine Mexicano, y en la actualidad ya pocos utilizamos el “Usted”. Pero, ¿cómo debo hablar? ¿de “tú” o de “usted”?. ¿Cuándo hacerlo?

Aunque anteriormente el hablar de “usted” era la forma en que nos dirigíamos a los abuelos, papás, mamás, hermanos y a toda la descendencia habida y por haber, y más aun a los extraños y a las personas de la tercera edad, en estos tiempos esa forma de hablar está prácticamente en el recuerdo; ahora ya es común dirigirnos a los demás “tuteando”. Para saber hasta en qué momento debemos utilizar el “usted”, no hay mejor fórmula que utilizarlo hasta que la otra persona nos indique lo contrario. Es importante conocer estos puntos para saber cuándo usarlo.

¿Por qué no empezar siempre utilizando el usted?

La mejor manera de dirigirse a otra persona es utilizar siempre el tratamiento de “usted”, hasta que el propio interesado nos indique lo contrario, como lo mencioné líneas arriba. Si no lo hace, debemos seguir utilizando el “usted” siempre. A nadie se le molesta tratándole de “usted”, pero sí se pueden molestar si se les tutea, sobre todo a las personas mayores. ¿Cuántas veces no hemos oído al “muchachito irrespetuoso” tutear a las personas de la tercera edad?

Es cierto que en la sociedad actual se tiende al tuteo generalizado, pero hay que diferenciar a los jóvenes de las personas mayores. Entre los jóvenes está más admitido el tuteo, aunque no está de más esperar a que nos digan que prefieren que se les tutee. Entre las personas mayores suelen preferir que se les trate de “usted”. Si no quieren, pronto nos dirán algo parecido a: “tráteme de tú, si no, me hace sentir muy mayor”.

Es importante saber que el tuteo no admitido es una total y absoluta falta de respeto, ya que el tutear no nos hace más cercanos, nos hace irrespetuosos e irreverentes.

Tutear no significa ser más moderno o ser más abierto, sobre todo cuando sabemos que a esa persona no le gusta que le tuteen.

En este tipo de tratamiento, es decir, el “usted” o el “tú”, no hay sexos, hay parejas que después de años se siguen hablando así, por lo tanto se debe tratar de “usted” lo mismo a una mujer que a un hombre. Ahora bien, si en otras ocasiones ya hemos obtenido “el beneplácito” de esa persona para poderla tutear, entonces podremos aplicarlo en el ámbito social, aunque mucho cuidado en lo profesional pues en este campo debemos seguir hablándole de “usted”, a menos que también se nos indique lo contrario.

Una norma básica de buena educación es evitar el tuteo tanto en las relaciones laborales como en las sociales, salvo que se nos indique al inicio o durante la conversación. Tampoco es válida la fórmula que nosotros hemos llamado “transitiva”: como mi amigo, familiar o conocido trata a tal persona de “tú”, yo también por ser su amigo, familiar o conocido puedo tratarla de “tú”. NO. Se debe esperar a que esa persona proponga el tuteo.

Cada vez se estila más esa aparente “igualdad” que se le supone al tratamiento de “tú”. Se suele admitir el tuteo sin una proposición previa cuando nos presentan a una persona de nuestra misma edad o de similar rango. Son situaciones típicas cuando hay una presentación entre amigos, compañeros de trabajo, colegas de profesión… pero recordemos que lo más prudente es, siempre, empezar por el tratamiento de “usted”. No se pierde nada y se suele ganar una cierta estima por parte de la otra persona y, sobre todo, se demuestra educación.