Rigoberta Menchú

De la redacción de razacero.

Rigoberta Menchú Tum nació el 9 de enero de 1959 en Chimel, pueblo del municipio de Uspantán, en Guatemala.

Nieta de mayas, es hija de Juana Tum Kótoja y de Vicente Menchú Pérez, quien participó activamente en la concientización de su pueblo en la lucha contra la explotación brutal que practicaban los hacendados.

Menchú trabajó desde niña en el campo, en los cafetales, al igual que sus padres. Ahí fue víctima, junto con su comunidad, de criminales actos de represión por parte de terratenientes y soldados del ejército guatemalteco.

Recibió educación primaria en varios internados católicos.

Rigoberta sufrió el asesinato de su hermano de 16 años y de otros familiares por los terratenientes que querían echar a los indígenas de sus tierras. En 1978, a los 19 años, fue miembro fundadora del Comité de Unidad Campesina (CUC), mientras el ejército nacional llevaba a cabo su campaña de “tierra arrasada” contra la población sospechosa de pertenecer a la oposición armada, que ya se había convertido en un amplio movimiento guerrillero.

A los 20 años de edad aprendió a hablar el idioma español, pues hasta entonces hablaba el quiché y sus dialectos

El 31 de enero de 1980 su padre murió quemado durante el asalto que perpetró la policía a la embajada de España en Guatemala, sitio en el que él y 37 personas se encerraron para protestar por la situación deplorable en la que vivían los indígenas bajo el régimen dictatorial de Fernando Romeo Lucas-García. 

Posteriormente a estos trágicos hechos, la madre de Rigoberta y otras mujeres fueron secuestradas, torturadas y asesinadas por grupos paramilitares.

A los 21 años Rigoberta Menchú salió de su país y se refugió en México, donde fue acogida en Chiapas por el obispo Samuel Ruíz García. Al año siguiente, en 1981, volvió a Guatemala pero muy pronto tuvo que refugiarse en Nicaragua y luego otra vez en México, debido a la intensa campaña pacífica que emprendió para denunciar al régimen guatemalteco por la sistemática violación de los derechos humanos, cuyo principal objetivo eran los campesinos indígenas. Rigoberta Menchú personificaba ya el sufrimiento de su pueblo con notable dignidad e inteligencia, añadiéndole la dimensión de denunciar también la situación de la mujer indígena en Hispanoamérica.

En reconocimiento a su intensa labor y al mensaje cívico y de justicia social que representaba, fue distinguida en 1992 con el Premio Nobel de la Paz. Con los recursos financieros que recibió de este galardón estableció la Fundación Rigoberta Menchú Tum, con sede en Guatemala y oficinas en la Ciudad de México y en Nueva York.

En 1995 se casó con Ángel Canil Grave, indígena quiché. Tuvieron un hijo, Mash Nahual J’a, y en 1998 recibe el Premio Príncipe de Asturias.

Su libro “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”, se publicó en 1983, y desde entonces se ha traducido a muchos idiomas. En 1998 editó “Rigoberta: La Nieta de los Mayas” con la colaboración del escritor guatemalteco Dante Liano y el periodista italiano Gianni Miná. En septiembre de 2003 presentó en la capital mexicana su segundo libro infantil, “El vaso de miel”, que reúne leyendas mayas sobre el origen del mundo.

En febrero de 2001, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) la invistió como Doctora Honoris Causa.

En septiembre de 2002 los dos grupos mayoritarios del Parlamento Europeo, PPE y PSE, reprocharon a Rigoberta Menchú unas declaraciones en las que mostraba su desacuerdo con las medidas legales adoptadas contra la organización separatista vasca ETA.

En 2006, participó como embajadora de “Buena Voluntad” de la Unesco del gobierno de Óscar Berger.

El 12 de febrero de 2007, anunció que se presentaría a las elecciones presidenciales de Guatemala representando a la coalición de partidos WINAQ y Encuentro por Guatemala, quedando en quinto lugar con un 3.09% de los votos. El 7 de mayo de 2011 el WINAQ, junto a otros partidos que conformaron el Frente Amplio de Guatemala, la proclamaron como candidata presidencial para las elecciones de ese mismo año, obteniendo la sexta posición con el 3.27% de los votos válidos emitidos.

Rigoberta Menchú superó la adversidad de perder a varios integrantes de su familia y, arriesgando su vida, emprendió una lucha por la igualdad y respeto a los pueblos indígenas de Guatemala, una lucha ejemplar que trascendió las fronteras de su país.

Rigoberta Menchú continúa su labor política pacifista y es un ícono viviente en la batalla por la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica.