Rodolfo Acosta

De la redacción de razacero.

Rodolfo Acosta o Rudy Acosta, por su incursión en el cine y televisión norteamericanos, nació el 29 de julio de 1920 en El Chamizal, Chihuahua, México. Fue uno de los más célebres actores villanos de la Época de Oro del Cine Mexicano, sólo comparado con el genial Carlos López Moctezuma.

A la edad de 3 años su familia se mudó a California, Estados Unidos; ahí, desde muy joven, mostró su gusto por la actuación, lo que lo llevó a ingresar a la Universidad de Los Ángeles, en donde a sus 19 años obtuvo una beca para estudiar en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, institución en la que permaneció tres años.

Durante la Segunda Guerra Mundial se reclutó en la marina estadounidense, y al final de ésta regresó a México, en donde le ofrecieron un pequeño papel en la película “El canto de la sirena”, dirigida por Norman Foster. A partir de ahí su carrera de actor como villano repuntó debido a su rostro sobrio y recio.

Entre sus películas más famosas se cuentan “El fugitivo”, dirigida por John Ford y codirigida por Emilio “El Indio” Fernández, en 1948, en la que actuó con Henry Fonda, Dolores del Río y Pedro Armendáriz; “Rosenda” (1948), de Julio Bracho, protagonizada por Fernando Soler y Rita Macedo; en 1949, el legendario director cinematográfico Emilio “El Indio” Fernández, luego de haber hecho una gran amistad con Rodolfo Acosta durante la filmación de “El Fugitivo”, escribe el argumento del filme “Salón México” especialmente para Rodolfo Acosta, en el que interpreta a “Paco El Cinturita”, un proxeneta violento que explotaba a Mercedes (Marga López), hasta que ésta, desesperada, termina apuñalándolo para librarse de él, muriendo por los balazos que éste alcanza a dispararle antes de dar su último respiro. Esta interpretación lo consagró como actor y le valió ser nominado al premio Ariel, llamando la atención a nivel internacional obteniendo un contrato en la poderosa empresa estadounidense Universal Pictures. Otros filmes en los que demostró sus extraordinarias dotes histriónicas fueron “El puerto de los siete vicios” (1951), con Miroslava Stern; “Retorno al quinto patio” (1951), con Emilio Tuero; “Víctimas del pecado” (1951), otro de sus rodajes clásicos al lado de la rumbera cubana Ninón Sevilla, entre otras películas memorables.

En 1954 se mudó a Hollywood logrando aparecer en cintas como “Wings of the Hawk” (1953); “A Life in the Balance” (1953); “The Littlest Outlaw” (1955); “Bandido” (1956); “Los cuatro hijos de Katie Elder” (1965); “Return of the Seven” (1966), y “Pat Garrett y Billy the Kid” (1973), al lado de figuras míticas de la cinematografía mundial como John Wayne, Elvis Presley, Robert Mitchum, Marlon Brando, Rock Hudson, Glenn Ford, Yul Brynner y Gregory Peck. Rodolfo Acosta participó también en series del género western de la televisión estadounidense, como El Gran Chaparral.

Una anécdota muy conocida refiere que durante la filmación de “Salón México” tuvieron que grabar una escena muy violenta en la que el personaje de Rodolfo Acosta (“Paco El Cinturita”) tenía que cachetear a Mercedes (papel que interpretaba Marga López); como Rodolfo Acosta estaba totalmente metido en su papel de villano, los golpes que le propinó a Marga López fueron tan reales que ésta se quejó con el director, Emilio “El Indio” Fernández, quien le suplicaba que aguantara para que la escena saliera perfecta. “Ay Marga, no aguantas nada, y eso que venía descanchado”, fue la respuesta del también conocido como Rudy Acosta.

Después de hablar y disculparse con las actrices que “golpeaba” se arreglaban las cosas, ya que Marga López no fue la única que “probó sus puños”.

Regresó a México en 1964 solo para trabajar en la película “Río Hondo”, dirigida por Rogelio A. González, actuando al lado de Elsa Cárdenas y Tito Junco.

Se casó con Jeanine Cohen, con quien tuvo dos hijas: Jeanine y Miriam. Falleció en San Fernando, California, en el vecino país del norte, el 7 de noviembre de 1974, a los 54 años, víctima de cáncer.

“No se puede andar con una cara de maldito así porque sí, sácale provecho, métete al cine”, contó Rodolfo Acosta que alguien le dijo alguna vez en los inicios de su carrera, y hoy sus magistrales actuaciones siguen convenciendo a los más exigentes cinéfilos.