Zapata, el santón “izquierdista” y el lodazal duranguense
El pasado 10 de abril se cumplieron 100 años del artero asesinato del Generalísimo Emiliano Zapata, sin duda alguna el personaje más auténtico y representativo de la Revolución Mexicana. Ese día, como todos los años, el célebre guerrillero de Anenecuilco, Morelos, es evocado por gobernantes de todos los niveles que pronuncian discursos muy poco convincentes al pie de las estatuas y monumentos erigidos en su honor a lo largo y ancho de la República. Otros, más cínicos y audaces, inclusive van a depositar ofrendas florales al cementerio de Cuautla, Morelos, donde yacen sus restos, pero no tanto para rendirle homenaje al Caudillo del Sur sino para verificar que siga estando bien muerto.
A un siglo de ser masacrado en la hacienda de Chinameca por el sátrapa general Jesús Guajardo, muchas cosas han cambiado en nuestra nación, pero en esencia se siguen padeciendo los mismos males que combatió hasta la muerte el legendario caballerango.
Hoy, la situación de los campesinos no es tan distinta pues, en los hechos, luego del movimiento armado de 1910, las mejores tierras del país continuaron en poder de las familias más poderosas de México.
En este contexto, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo coincidir con los ideales de Zapata, pero en el hipotético caso de que existiera la máquina del tiempo y Zapata pudiera estar entre nosotros un par de días, es indudable que no estaría tan de acuerdo con el santón “izquierdista”, como tampoco lo estuvo con “El Apóstol de la Democracia”, Francisco I. Madero, pues ambos, López Obrador y Madero, tienen similitudes enormes por haber llegado al poder y exonerado a quienes humillaron, asesinaron y saquearon al pueblo de México.
Y Zapata también vería la manera tan aparatosa en que el predicador tabasqueño ha venido perdiendo popularidad por los penosos espectáculos que protagoniza en sus ya detestadas conferencias mañaneras, en las que un día dice que es mejor que los abuelos cuiden a sus nietos (esos que ahora ya no tienen estancias infantiles) y al siguiente día compara de manera torpe a los abuelos con mascotas “a las que hay que cuidar y proteger”.
Así, gracias a esas conferencias mañaneras los mexicanos nos estamos dando cuenta del verdadero nivel intelectual que tiene el jerarca tabasqueño, quien errónea y peligrosamente confunde el estrado de esos eventos matutinos con el púlpito de alguna congregación religiosa, comentando de manera absurda que “la mentira es del diablo” y “la verdad es de la iglesia”, agrediendo, por supuesto, al Estado laico, y contradiciendo sus dichos al ocultarle información al pueblo de México en cualquier clase de asuntos, como por ejemplo el haberle otorgado de manera secreta una guardia de ocho elementos del Ejército mexicano al ex presidente panista sanguinario Felipe Calderón, desde hace tres meses, es decir, inmediatamente después de que anunció que le quitaría las escoltas y pensiones a los ex mandatarios.
Evadir preguntas de los reporteros de la fuente con respuestas incoherentes y divagaciones beisboleras patéticas ya es rutina para este mandatario, que simplemente está resultando ser una auténtica estafa social, muy alejado del Estadista que esperábamos.
Esta misma clase de vulgaridad y ramplonería se vive en Durango, en donde la clase política local está ofreciendo las peores escenificaciones de toda su historia, desde la del partido Morena, que de manera sucia y caótica llegó al grado de registrar ante las autoridades electorales a dos candidatos a la alcaldía de Durango: uno, “Gonzalo Yañez”, apoyado por el conocido hostigador sexual y dirigente estatal de este partido, el tlahuaquense Rosendo Salgado Vázquez, y el otro, Otniel García, auspiciado por el “delegado especial”, Armando Navarro, hasta la de un alcalde sinvergüenza (José Ramón Enríquez Herrera) que sin pudor alguno quiso iniciar su campaña para reelegirse sin renunciar a su cargo, argumentando que “la ley me lo permite”, pero por presiones políticas, sobre todo de la ciudadanía en las redes sociales, este edil de marras se vio obligado a solicitar licencia de 45 días, dejando como su suplente ni más ni menos que al dirigente municipal de su partido, Movimiento Ciudadano, Carlos Segovia. Más desaseado no se puede ser.
En este contexto, y mientras se medio limpia un poco el lodazal jurídico en el que el partido Morena en Durango ha metido a los tribunales electorales y se sabe con certeza quiénes serán sus candidatos a varias alcaldías de esta entidad, especialmente a la de la capital duranguense (hasta el cierre de esta edición el tribunal electoral correspondiente no ha emitido su resolución), los candidatos del PAN, Jorge Salum del Palacio, y del PRI, Arturo Yáñez, iniciaron sus campañas sin contratiempos, aunque con elementos muy nocivos en sus respectivas planillas, sobre todo en la del panista Jorge Salum, que lleva como regidores a la ex Secretaria del Ayuntamiento de Durango, Claudia Hernández Espino, muy cercana al ahora alcalde con licencia José Ramón Enríquez Herrera y corresponsable del grave deterioro económico, político y social que está padeciendo la ciudad de Durango, y al ex Secretario Técnico de la Comisión Estatal de Vivienda (COESVI), Londres Botello Castro, personaje que se ha caracterizado por violar los derechos laborales de los trabajadores de esta institución. Sin lugar a dudas, estos elementos tóxicos serán un pesado lastre que tendrá que cargar el candidato panista Jorge Salum durante su campaña electoral e irremediablemente le restarán una muy buena cantidad de votos.
Ya está cerca el próximo 2 de junio, y la ciudadanía duranguense, con toda seguridad, no perdonará en las urnas a los partidos y políticos que han defraudado su confianza.