Caciques de la Huasteca

Ya lo vimos en el hotel de San Luis Potosí, ahí fue acorralado Andrés Manuel López Obrador por un grupo de manifestantes que querían que conociera su caso por la terminación de trabajo; sin duda, la irrupción que el mandatario molesto catalogó de “provocación” dejó muy claro que no existe una seguridad real que evite este tipo de incidentes o cualquier atentado. Y esto no es cosa menor, es un asunto muy delicado. Entendemos que AMLO sostiene que “el pueblo lo cuida”, pero no podemos dejar de pensar que así como una inmensa mayoría cree en él y le mantiene la confianza, existen grupos que están profundamente molestos en su contra, y hay manifestaciones de violentos derechistas que claman incluso por su muerte, y esto no lo puede dejar a un lado el presidente, que tendrá que tomar medidas que garanticen su seguridad.

Imponentes riquezas naturales han sido despojadas a los pueblos indígenas de la Huasteca por familias de caciques asesinos, protegidos por gobernantes corruptos de los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas.

Recorriendo esa inmensa y bella zona que es la HUASTECA, AMLO se pudo dar cuenta que existe una enorme pobreza y marginación de los grupos indígenas por parte de los caciques que tradicionalmente han controlado la región, y la explotan y saquean a su favor. Ahí, pudo recorrer y conocer la forma de obtener el jugo de la caña, procesar el piloncillo y generar el aguardiente de caña. Por medio del trafique de ese aguardiente algunos caciques se han enriquecido y lo siguen haciendo. Las explotaciones de minas de manganeso y el control de compras de los productos de esa región marcan la explotación e incluso el robo de tierras, ganado y productos a los indios, y los gobernantes locales siguen siendo los grandes protectores de los caciques, así que es muy bonito hablar de que se puede impulsar a los pequeños productores y alentar créditos para mejorar a la pequeña industria de la región, pero nadie habla de eliminar la fuerza de los caciques; mientras esto no se haga, las cosas seguirán igual o peores: veremos un pueblo empobrecido y explotado con caciques ricos, inmensamente ricos, que siguen en la impunidad a pesar de las muchas muertes que deben. Por esa razón, en la zona de la Huasteca de Hidalgo desde hace muchos años siguen operando grupos de la guerrilla comandados por un sargento de origen indígena que ha tenido el apoyo de grupos centroamericanos y de grupos religiosos que se han opuesto a los caciques regionales. Con esos grupos debería hablar el presidente para que conozca la realidad que impera en toda la región donde se encuentra el PALEOCANAL DE CHICONTEPEC, una de las razones y fuerza de la operación petrolera en la zona.

Qué bueno que el presidente que viaja por los caminos de México y sabe de sus condiciones, impulsa, al lado del Secretario de Hacienda, hombre de familia de raíces hidalguenses, el que se amplié la carretera. En lo personal la recorrí cuando era de terracería y se hablaba por años de la Vía Corta a Tampico, pero eran suspiros y sueños; después se pavimentó y arreglaron tramos, pero eso no benefició a los grupos indígenas de la región, sino a los grandes explotadores de las minas de manganeso, de tal suerte que sigue siendo peligroso transitar por la misma debido al intenso tráfico de los enormes camiones que sacan el producto minero, que en general no beneficia a los verdaderos dueños de las tierras que les han sido arrebatadas por las empresas mineras. Y ahí sigue el cuento, y vemos a hombres y contratistas inmensamente ricos entre un pueblo miserable y desarrapado, saqueado, explotado, engañado y reprimido.

No creo que exista una estadística de los asesinatos de dirigentes y líderes sociales; finalmente, jamás se atendió la masacre que se llevó a cabo en Huejutla, hace años, donde los caciques de la región asesinaron a decenas de indígenas que reclamaban justicia y lo que era suyo, para recibir las balas asesinas que quedaron en la impunidad. Todos sabemos que unas pocas familias son las que sostienen al grupo de caciques en la entidad de Hidalgo, al igual que sucede en San Luis Potosí y en Veracruz.

Y en toda esa región ahora comunicada, mal, pero comunicada al fin de cuentas, penetra el crimen organizado con su producción y tráfico de drogas. Es una zona relativamente cercana a la capital del país y tiene salidas a varias regiones, por ello es una zona totalmente necesaria para esos grupos.

AMLO ha llegado sin duda al corazón de la región y ha comenzado a tener comunicación con gente de ahí, cuando menos se manifiesta con algunos mestizos. Y faltaría que se reuniera con los grupos indígenas y con sus dirigentes para que en verdad conozca la tragedia y la triste realidad de la Huasteca, de cómo han visto por años los asesinatos que quedan impunes por la complicidad entre caciques y gobernantes, de cómo han seguido los caminos de la recuperación de tierras por las vías legales y cómo se han terminado sus vidas en esos trámites, donde el dinero y las relaciones de los caciques los mantienen en la impunidad. Sería bueno que esos grupos de indígenas oprimidos le dieran a AMLO las listas de los matones a sueldo de los gobiernos de los estados que conforman la Huasteca, y de los caciques que son responsables de mantener la “paz” y el “orden” a punta de pistola y a base de asesinatos. Sería bueno que AMLO recorriera pueblos como Chicontepec, en Zacualtipán, para que vea el desarrollo empresarial; que vaya a Santa Mónica y Tianguistengo para que vea lo que logran los grupos organizados en el trabajo voluntario y la solidaridad en su desarrollo, y la fuerza de su infraestructura que han logrado gracias a su propio esfuerzo, porque no han recibido recursos ni de los caciques ni de los políticos; que vaya a buscar a esos grupos y exija que los caciques y funcionarios se queden fuera para que no provoquen el miedo en la gente que sabe que el hablar o reclamar le puede costar la vida, y entonces sí estaremos seguros de que se comenzará a entender lo que sucede en la región, y esto servirá para cambiar esa relación, terminando con los caiques y los malos políticos que sostienen la explotación, el robo y la miseria de muchos para beneficiar a unos cuantos caciques que siguen existiendo, aunque usted no lo crea.