Crispy Waffle
Cuando tengo la oportunidad de hacer mi desayuno favorito el fin de semana, generalmente elijo hacer waffles.
Ubicado en la Avenida 20 de Noviembre 1600 Ote. Col. Nueva Vizcaya, está el restaurante “Crispy Waffle”, un lugar bastante agradable en cuanto a iluminación y ambientación pues la música que tienen es muy variada y a un volumen grato para poder platicar.
Llegué a desayunar, en la entrada hay un mesero que diligente te abre la puerta, te da la bienvenida, te acompaña a tu mesa y te entrega el menú. Es un establecimiento que solo abre como desayunador de 8 a.m. a 2 p.m.
Te preguntan si gustas café o cualquier otra bebida, y pedí café… que estaba tibio y con un sabor fuerte, tanto que tuve que agregarle leche… y quedó más tibio; y un café para disfrutarlo debe de estar bien caliente ¿que no?
No te llevan ni panecillos con mantequilla ni salsa ¡ni nada!
Me decidí por unos huevos estrellados con frijoles y chilaquiles verdes, pero lamentablemente no había salsa verde y me la cambiaron por chiles poblanos.
Al momento de ir al baño a lavarme las manos es evidente que deberían de tener más cuidado, pues había papeles tirados en el piso.
Regresé a la mesa a esperar mi desayuno y en ese lapso no hay nadie que se acerque a preguntar si necesitas algo, son demasiado tardados en el servicio ¡¡y todo para que te lo lleven frío!! Acá entre nos déjeme decirle que los chilaquiles son más totopos que salsa y solo están bañados, así que ya se imaginará cómo quedan cuando la salsa esta fría y no cubre todos los totopos… eso sí, ahí en la mesa le preguntan si gusta le espolvoreen con queso los chilaquiles.
Los huevos estrellados estaban uno a medio cocer y el otro cocido, y se les pegó en la sartén o en la plancha al momento de prepararlos… y también estaban fríos.
Tuve que regresar el platillo porque en verdad todo estaba frío ¿y qué cree?, pues que me lo regresaron igual, solo estaba caliente la base del plato; imagino lo metieron al microondas, ya que los alimentos estaban igual de fríos.
No me sirvieron más café y nadie se acerca a la mesa a quitar servilletas sucias o preguntar qué falta.
Eso sí, cuenta con Internet y puede pedir la clave, que se la proporcionan sin ningún problema.
El mobiliario al ser de madera está de “comes y te vas”, o sea que te cansas rápido de estar sentado, por lo que no es nada confortable.
Al momento de pedir la cuenta, que para eso sí están muy listos, la misma persona que te la entrega se va rápidamente a la puerta para abrirla y esto te hace sentir incómodo porque parecería que te están corriendo, y esa acción no se toma ni como una atención ni mucho menos como amabilidad.
Los costos son elevados, por lo que para ser sincero piensa en otras opciones para ir a desayunar, menos en este lugar.