Discronaxia sexual: qué es y por qué puede estar arruinando tu relación sin que lo sepas

Rocío Belén Suárez.

Muchas parejas confunden la falta de amor con otro problema: la discronaxia sexual.

Descubre qué es y por qué puede estar dañando tu relación.

Muchas parejas atraviesan, en algún momento de la relación, problemas en la cama. La discronaxia sexual es uno de los más comunes y, paradójicamente, menos conocidos.

Se trata, básicamente, de no tener la misma “frecuencia” cuando se trata de sexo. Es decir, que uno de los miembros de la pareja quiere tener sexo más seguido que el otro, y entonces comienzan los conflictos.

A pesar de que la tradición diría que es más común que el hombre tenga más y más frecuente deseo sexual que la mujer, la realidad demuestra que no es tan así. Grandes cantidades de mujeres padecen este problema: quieren mucho sexo y su pareja no tanto.

Un mal que arruina parejas en el mundo

El mayor problema con la discronaxia sexual es que muchas veces se confunde con falta de deseo hacia la otra persona. Se cree que el hecho de que un miembro de la pareja no necesite tanto sexo significa que ya no siente atracción por la otra persona.

La realidad ha mostrado que las cosas no son así. Es cierto que en una primera etapa de enamoramiento, posiblemente la frecuencia sexual sea alta, pues las hormonas están a flor de piel. Igual de natural es que, pasada esa primera etapa, el deseo sexual disminuya un poco. La gran pregunta es: ¿Disminuye para los dos miembros de la pareja en igual medida?

Cuando esto no es así, aparece la discronaxia sexual y comienza a generar problemas: El que no quiere tener sexo tan seguido que a veces accede con pocas ganas, o el que desea mayor frecuencia sexual “quedándose con las ganas” permanentemente.

La situación parece muy difícil, pero lo principal es no adjudicarlo a la falta de cariño o deseo. A partir de ahí, es posible encontrar soluciones.

¿Qué hacer en pareja?

Si crees que tu pareja puede estar sufriendo discronaxia sexual y sientes que debes hacer algo para solucionarlo, estas son algunas cosas que deberías tener en cuenta:

1.- HABLAR

Hablar lo que nos sucede es el primer paso para resolver una situación. Quizá la estamos pasando muy mal simplemente por imaginar lo que el otro siente, en vez de preguntárselo. Posiblemente en un diálogo fluido y sincero aparezcan muchas soluciones, como por arte de magia.

2.- BUSCAR EL EQUILIBRIO

Luego del diálogo, pueden aparecer algunas claves para lograr el equilibrio y descubrir por qué cuesta tanto trabajo mantenerlo. Si por ejemplo, quien quiere tener menos sexo dice que llega a la noche muy cansado… ¡Quizá basta con cambiar el horario de los encuentros!

Pueden probar poniendo más énfasis en “la previa”, animarse a cumplirse algunas fantasías o hacer sesiones de sexo más largas cuando los dos tienen ganas. La solución saldrá de la propia pareja, pero lo importante es comprometerse a intentar encontrarla.

3.- PASARLA BIEN

Hay una realidad: cuanto más nos preocupa el sexo en la pareja, más problemas tenemos para practicarlo. El estrés por “cumplir”, por “solucionar el problema” o por “aumentar la pasión” puede llevarnos a la apatía y a la resignación.

Encuentren otros espacios fuera de la intimidad: salir juntos, disfrutar de actividades que les gustan, hacerse unos masajes en la mañana simplemente para mimarse un poco. Relajar y quitar el estrés de en medio posiblemente haga que las cosas empiecen a fluir más fácil.

Tengan citas románticas, en las que no importe si se van a la cama juntos o no. Como en los viejos tiempos. Por el puro placer de disfrutarse.

Al final, si deciden comprometerse con la relación y disfrutarla, las soluciones que están buscando aparecerán de manera espontánea.

(bioguia.com).