Los abrazos

“Tu cabeza en mi hombro, quiero yo tener siempre; acaríciame, cielo, si me quieres tú”.

Es la frase con la que inicia uno de los temas más representativos de Enrique Guzmán, “Tu cabeza en mi hombro”, y que seguramente nuestros abuelos o padres la utilizaron para cortejar a sus respectivas parejas. Para cada uno de nosotros las muestras de afecto tienen diferente significado, sobre todo porque tomamos en cuenta a quien se las damos y el motivo del por qué las manifestamos. Un ejemplo de aprecio es el abrazo, pero, ¿qué significa un abrazo? Si nos vamos a la Real Academia de la Lengua Española, su definición es bastante escueta y no nos saca de la duda, por lo que un abrazo es el significado que tú le quieras dar.

Para mí el abrazo es la demostración de cariño más poderosa que existe. Tenemos otras manifestaciones de estima, como las miradas, las palabras y los besos; todo ello demuestra afecto hacia las otras personas, pero para mí los abrazos están mucho más adelante que todas esas muestras de aprecio, ya que al dar o al recibir un abrazo se incluye (por decirlo de alguna forma) todo un cúmulo de emociones. Sentimos nostalgia al recordar ese abrazo de mamá, cuando estaba uno pequeño y lloraba; el que te daba o te da esa personita especial; el de tu abuelo o abuela, cuando te recibían en casa al visitarlos; el que te da tu mejor amigo, después de un buen tiempo de no verse. La forma de expresar nuestra estima para cada uno de ellos es diferente, ya que nunca será lo mismo el abrazo que das a tu compañero de trabajo, que el que le das al amigo que saludas frecuentemente en algún bar o “antro”, o el que das a tus familiares más cercanos y a tu pareja.

Un abrazo puede decir mucho sin pronunciar una palabra, puede significar: “te extrañé, me haces falta, felicidades, no te preocupes todo saldrá bien, aquí estoy contigo en estos momentos difíciles, te quiero” y un largo etcétera. ¡Los beneficios que damos y nos dan al momento de un abrazo son enormes! Fíjate, mejora nuestra autoestima, reduce el estrés, el enfado, la ansiedad, la angustia, libera la tensión del cuerpo, fortalece el sistema inmunológico, reduce el riesgo de padecer demencia, mejora tu estado de ánimo, da seguridad y confianza; es la mejor forma de expresar un sentimiento de cariño. En momentos de soledad, con tan solo un abrazo nos sentimos acompañados y nos hace recordar la protección que nos daban nuestros familiares cercanos cuando éramos niños.

Familia

Para esto, como en todo, también hay diferentes tipos de abrazos; solo mencionaré algunos:

1.- Abrazo con golpecito en la espalda.- Suele ser, desde mi punto de vista, el más “frío” y carente de toda emotividad y se da generalmente a personas no tan cercanas (¿ya se fijaron cómo se saludan los políticos?).

2.- Abrazo protector.- Es aquél que le das a tu hijo al levantarlo del suelo para que sienta que todo está bien, que aunque no pudiste evitar que se dañara, tú estás ahí; a este tipo de abrazo se le conoce como el “abrazo que cura”, porque te lo da aquella persona con quien puedes recargar tu cabeza en su hombro.

3.- Abrazo de luz.- En este tipo de abrazo habita toda nuestra energía y el amor que vive en nuestro corazón, lo extraordinario es que lo puedes enviar a las personas que tú quieras, porque aunque estén lejos físicamente, nace de lo más profundo de nuestro ser, ya que está conectado a la naturaleza, al universo y al cosmos, por lo que en estas fechas tan significativas ¡reciban un abrazo de luz hasta donde estén, y muy felices fiestas!

abrazo