Desarrollo humano, la asignatura pendiente
El 9 de diciembre se dio a conocer el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado “Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI” (www.shorturl.at/kyKST). En el documento quedan plasmadas las condiciones que guarda la sociedad global con respecto al desarrollo humano, así como los procesos políticos, económicos y sociales que han generado esa realidad, cuya principal característica continúa siendo la profunda brecha existente entre quienes poseen mucho más de lo necesario para vivir, y las personas que no acceden a las mínimas condiciones para sobrevivir. La lectura del texto nos obliga a plantear varias reflexiones:
1.- Pese a los avances en el combate a la pobreza, y muy a pesar de las tesis que afirman que jamás en la historia de la humanidad habíamos generado y repartido tanta riqueza, hoy por hoy la sociedad global experimenta mayores desigualdades, no solo relacionadas con la actividad económica, sino con el acceso al poder político y las oportunidades para lograr una mejor vida. Sea como sea, la concentración de los recursos y la cooptación de los espacios políticos de decisión hacen que millones de seres humanos sobrevivan en los amplios márgenes de la sociedad, alejados de las mejores condiciones de vida existentes en el centro de las comunidades.
2.- La lucha contra la disparidad en la sociedad parece ser el motor de las protestas globales que han recorrido el mundo durante el año que concluye: ora campesinos, ora mujeres, ora estudiantes, ora indígenas, ora obreros, ora comunidad LGBT; sin importar el grupo del que estemos hablando, la movilización ha sido el sello distintivo de 2019, porque la lucha contra la pobreza, el hambre y las enfermedades no ha sido suficiente para terminar o al menos reducir significativamente la inequidad en el reparto de recursos y oportunidades. Evidentemente, la marejada de manifestaciones sociales por doquier es un signo de que la sociedad mundializada no está funcionando.
3.- Nos hemos convertido en una sociedad de las desigualdades, de los desequilibrios, de la concentración, de los “deshechos humanos”, de la marginalidad; de esta manera hemos clausurado el acceso a la educación, a la salud, a la seguridad y a la tecnología a los miembros de las nuevas generaciones; y en contra parte, son esas personas quienes soportan las consecuencias del crecimiento económico que muy pocos disfrutan.
4.- Esta situación se explica no solo por el control que ejercen pocos grupos sobre la economía global, sino porque pocos grupos detentan el poder político, con lo cual los ciudadanos se miran imposibilitados de llevar a cabo cambios profundos que le den vuelta a la pesada realidad que habitan.
5.- Si bien es cierto que hoy en día son 600 millones de personas quienes subsisten con menos de 1.90 dólares diarios, conformando la comunidad de pobres extremos, y que hace una década se encontraban mil millones en esa situación, si ampliamos el límite mínimo de ingresos a tres dólares diarios para ser considerado pobre, esta población superaría los mil quinientos millones de personas. Así las cosas, la pobreza extrema no podrá ser erradicada en 2030, como lo demandan los objetivos de desarrollo sostenible.
6.- En tanto las políticas para el combate a la pobreza y las desigualdades sigan sin tomar en cuenta que no existe un arranque parejo entre los ciudadanos, y que las desigualdades inician desde el nacimiento, definiendo las verdaderas posibilidades de lograr un desarrollo humano y mantenerlo para otras generaciones, las desigualdades no solo no terminarán, sino que se acumularán a lo largo de la vida y serán heredadas a las siguientes generaciones.
7.- En el contexto global del desarrollo humano, México se ubica en el lugar 76 de las 189 naciones tomadas en cuenta para elaborar el Índice de Desarrollo Humano, lo que nos muestra la enorme tarea que tenemos pendiente para conseguir que al menos setenta millones de mexicanos obtengan las condiciones necesarias para vivir con dignidad.
Sin duda, siempre será mejor destinar mayores recursos al combate de la pobreza y las desigualdades que no hacerlo, sin embargo, dado los resultados que hemos tenido en los últimos años en México y en el mundo, nos queda claro que además de destinar recursos para los que menos tienen, se impone atender y cambiar el origen estructural que produce la desigualdad planetaria. Para ello, lo primero que debemos reconocer es que el actual sistema económico, político y financiero continúa ampliando las ofensivas brechas entre quienes poseen y quienes carecen; de seguir así, no habrá recursos suficientes para generar desarrollo humano entre la gente, porque se atacan las consecuencias y no las causas.
Mientras tanto, las pinzas de la lucha contra la corrupción y el maridaje entre algunos miembros de la clase política mexicana y el crimen organizado continúan cerrándose. La semana pasada fue detenido en Dallas, Texas, y puesto a disposición de un juez en Nueva York, Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, y titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en el gobierno de Vicente Fox. La fiscalía federal de Brooklyn lo acusa de varios delitos: “recibir millones de dólares” por parte del Cártel de Sinaloa, conspiración para traficar cocaína y por haber hecho declaraciones falsas en su proceso de solicitud de la residencia estadunidense.
Según las declaraciones de testigos protegidos en Nueva York, el ex hombre fuerte de Calderón no solo permitió el trasiego de drogas, sino que proporcionaba “información sensible sobre investigaciones de cárteles rivales al de Sinaloa” para facilitarles su labor y lucha contra células enemigas. De ser declarado culpable de los cuatro delitos que le imputan, García Luna podría enfrentar una sentencia mínima de 10 años de prisión y una máxima de cadena perpetua.
La detención de García Luna es un buen golpe en la lucha contra el crimen organizado, pero no podemos negar que el manotazo llega de manera directa a Felipe Calderón y su estrategia fallida contra la delincuencia. No cabe duda que la situación en la que se encuentra Genaro García vuelve un damnificado político a Calderón Hinojosa, y le da el tiro de gracia al proyecto de Margarita Zavala de crear un nuevo partido político. A estas alturas, aunque le quedan pocas asambleas para acreditar su registro, México Libre podría desbarrancarse estrepitosamente.
Aunque Andrés Manuel López Obrador no lo quiso decir en su mañanera, lo dijo: el gobierno de la 4T tiene mucho árbol calderonista para hacer madera el resto del sexenio. La detención de García Luna lanza por los aires el “legado” de la lucha contra el narcotráfico que Felipe Calderón insistía en presumir, afirmando que su estrategia había sido la mejor y debía mantenerse. Y al respecto, debemos preocuparnos cuando escuchamos decir a Calderón que no estaba enterado de las maniobras de su encargado de seguridad. ¿Quién más de su círculo cercano dirá que ignoraba las acciones de Genaro García?
Finalmente, el gobierno de López Obrador está cerrando el año con cuatro enroques en el tablero del ajedrez mexicano: la detención de García Luna, la firma del T-MEC, la salida de Evo Morales a Argentina y las investigaciones por corrupción a Manlio Fabio Beltrones. Todo ello probablemente aumentará los índices de popularidad del presidente, pero lo verdaderamente importante será que esto se vea reflejado en una mejora de vida para todos los ciudadanos de la República.