Pelucas, tacones, faldas y maquillaje
Altos tacones, minifalda, escote, derritiendo miradas voy. Hombres al borde de un ataque de celos. Todo nervios ¡qué decepción!
Es el estribillo de una canción muy conocida de Yuri, allá por los años ochenta.
Hombres y mujeres hemos compartido a lo largo de la historia muchas de las prendas que hoy se consideran mayoritariamente femeninas, ya que desde el Antiguo Egipto hay pelucas, tacones, faldas, túnicas y maquillaje, por lo tanto, el color rosa no siempre fue un color femenino, ni el azul se identificaba como masculino (en próximas columnas hablaré un poco más en cuanto a estos dos colores). Por lo pronto te contaré que en la corte de Luis XIV había cosas tan importantes como el lucir tacones rojos, esto fue porque eran un símbolo de estatus para los hombres y fueron usados mucho antes que lo hicieran las mujeres, pero no solo eso llevaban los varones, también traían faldas y se maquillaban la cara, pero, ¿por qué dejaron de hacerlo? Haciendo un poco de historia, los primeros en llevar tacones fueron los jinetes persas en el siglo X, esto para sostener las botas en el estribo con más facilidad. Fue hasta el siglo XVII, cuando esta moda llegó a los aristócratas europeos, que se convirtió en símbolo de virilidad y poder militar. En ese tiempo, mientras más altos y rojos los tacones más poderoso era quien los llevaba, por lo que el rey Luis XIV solo permitía que los llevaran las personas más cercanas a él. Con la revolución francesa desaparece para siempre el tacón como símbolo de la aristocracia.
Túnicas, togas y faldas
Las faldas llevan años apareciendo en los desfiles de moda masculina, aunque como sabemos no nada más en pasarela, su uso depende de la tradición, cultura y costumbres de cada lugar.
Egipcios, griegos y aztecas llevaban túnicas, faldas y togas, esto por la facilidad de confeccionarlas y transportarlas. Los pantalones se usaban sobre todo para montar a caballo.
Es a partir del siglo XIV cuando empieza a haber una diferencia en la confección de prendas para uno y otro sexo.
Sedas, pelucas y maquillaje
Durante los siglos XVII y XVIII, más en la etapa del Rococó francés, la indumentaria fue vistosa y decorada para ambos sexos, sobre todo para aquellas familias acomodadas, y si un inglés quería parecer respetable tenía que sufrir una “metamorfosis total” llevando grandes pelucas y trajes de seda con bordados.
Aunque en la actualidad se habla de maquillaje para hombres, a lo largo de la historia se ha usado en ojos, párpados, labios y mejillas, incluso se usó un tiempo para realizar lunares postizos. Luis XIII popularizó las pelucas en el siglo XVII, tras haberse quedado calvo.
El uso de encajes, sedas, calzado con tacón y maquillaje por parte de los hombres no suponía la adopción de rasgos femeninos, sino la voluntad de manifestar su estatus, ya que todas estas prendas estaban asociadas al liderazgo y al poder.
El Dandy y el hombre contemporáneo
En el siglo XIX el pantalón queda completamente identificado como prenda masculina. Con la aparición del dandy británico se comienza a construir una visión de la masculinidad que ha ido perdurando desde entonces.
Parece muy difícil que los hombres volvamos a llevar falda, en cambio las mujeres no han tenido inconveniente en adoptar los pantalones como parte de su armario; en las mujeres, al usarlos en aquellos años, se entendía como un mensaje de empoderamiento.
Claro está que hombres y mujeres jamás vestiremos igual, seguiremos viendo cambios en colores, texturas y cortes, porque la moda seguirá cambiando a medida que cambie la sociedad, como lo pudimos constatar en días pasados con los movimientos que las mujeres hicieron al exigir con justa razón el mismo trato y equidad que los hombres, pero sobre todo que el gobierno las respete y no las menosprecie. Mi reconocimiento y admiración en este mes de la mujer a cada una de ellas.