¡Digamos salud!
“El vino, mientras más se envejece, más calor tiene; al contrario de nuestra naturaleza, que mientras más se vive, más se va enfriando”.
Félix Lope de Vega y Carpio, poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español, 1562-1635.
¡Salud, compadre! ¡Salud, familia! ¡Salud, para que nos vaya bien! Y en ese momento de escuchar el chocar de las copas nos preguntamos, ¿de dónde viene ese hábito de decir “salud”? Hay varias explicaciones del por qué, una de tantas viene desde la época de los romanos. Cuando el imperio de Roma estaba en su punto más fuerte, el brindar era señal de confianza entre líderes, militares y nobles. Esto se hacía para demostrar que ninguna bebida estaba contaminada con veneno, ya que en aquellos tiempos las traiciones se daban a la orden del día, y el primero que levantaba su copa para generar seguridad era el líder o el rey.
Sin embargo, la mejor interpretación del brindis viene desde la época de los vikingos, quienes pensaban que el acto de beber vino tenía que involucrar todos los sentidos, por eso al chocar las copas lo hacían viéndose a los ojos. Aquí vendría la pregunta, ¿quién o quiénes no hemos dicho la clásica frase “hay que vernos a los ojos porque si no tendremos siete años de mal sexo”? ¿A poco no? Bueno, desde los vikingos viene esa costumbre de verse a los ojos, que también era para generar confianza.
Y ya que estamos en este tema me han llegado algunos mensajes preguntando sobre los vinos de mesa, una de las preguntas que me llamó la atención es la que surge por aquello de que no sabemos hasta dónde o el por qué no debemos llenar las copas.
Como en todo, existen razones para no llenar las copas, y esto es por el tipo de vino que se servirá y más que nada porque al momento de catar (probar la bebida para examinar su sabor y su calidad) y servirse se toma en cuenta lo visual, el cómo se ve al momento de abrir la botella, el cómo huele y a qué sabe.
Ahora bien, los vinos tintos y blancos al momento de servirse debe llegar el líquido poco antes de la mitad de la copa, máximo a la mitad, y como sabes, el vino tinto es para acompañar las carnes rojas y el blanco a las carnes blancas.
El llenado de la copa de jerez es de 90 ml. La cantidad es menor a lo que se sirve en los vinos blancos y tintos, esto es porque su sabor y grado de alcohol es más alto y la copa en la que se sirve es más pequeña que los vinos anteriores.
Para los vinos espumosos la cantidad es idéntica a la de los blancos y tintos. Este tipo de bebida se sirve en las copas llamadas flauta, el líquido nunca debe llegar al tope de la copa sino centímetros antes.
Otra pregunta es, ¿cómo entendemos la etiqueta de los vinos? La etiqueta con el nombre o marca de la botella suele especificar las características del vino o de la bodega, así como su denominación de origen, que es la información sobre la procedencia del vino y su autenticidad, ésta debe incluir también la graduación de alcohol y la variedad o nombre de la uva, esto para hacerlo grato al olfato y al paladar.
Habrás visto en alguna película que al momento de pedir una botella se aclara el año de cosecha, esto porque entre más tiempo se conserva el vino en la barrica o en la botella toma un mejor sabor.
Una recomendación es que no abras la botella de vino el mismo día que la compraste, esto es porque el vino necesita tiempo para adaptarse a los cambios de temperatura y de ambiente, por lo que si tendrás alguna reunión, comida o cena especial debes preparar la botella días antes y tenerla en la misma habitación donde se consumirá.
Muchos tenemos por costumbre meter la botella al congelador, pero déjame decirte que no hay que hacerlo, ya que como mencioné la botella debe aclimatarse, y al meterla al congelador se enfriará muy rápido y su sabor cambiará bastante, por lo que es recomendable utilizar una cubeta con poca agua y suficiente hielo (como pones a enfriar la cerveza), ya que así obtendrás un mayor sabor y una buena temperatura al momento de consumirla.
Agradezco sus mensajes y espero que esta sencilla y rápida explicación nos haya servido para conocer algo más sobre los vinos de mesa. ¡Y a decir salud! Recuerda, todo con moderación se disfruta mucho mejor.