Miroslava Stern

De la redacción de razacero.

Una de las actrices más bellas de la Época de Oro del Cine Mexicano fue la legendaria Miroslava Stern, quien cautivó al público con su singular presencia y versatilidad para actuar. Miroslava Stern nació el 26 de febrero de 1926 en Praga, la capital de la República Checa.

Fue hija adoptiva del doctor Oskar Stern y de Miroslava Beková, quienes a pesar de su buena posición económica se vieron obligados a abandonar su país debido a las violentas persecuciones que los nazis perpetraban en Checoslovaquia.

En 1941, refugiada su familia en Bélgica, Finlandia y Suecia, sus padres deciden enviarla a los Estados Unidos a estudiar decoración y arquitectura en Nueva York. Es en este lugar en donde Miroslava intenta por primera vez suicidarse debido a la fuerte impresión que le provocó la muerte de su novio, un soldado estadounidense con quien planeaba casarse en 1942.

En 1945 muere la madre de Miroslava a consecuencia de un cáncer, lo que le ocasionó una profunda depresión. Miroslava sufría de fuertes episodios de psicosis causados por la experiencia que vivió en la invasión alemana a Checoslovaquia, en 1939, donde sobrevivió a los bombardeos nazis y al exterminio judío.

En 1945, Miroslava Stern llega a México y estudia actuación con el prestigiado maestro Seki Sano. Ahí en su escuela conoce al joven actor Jesús Jaime Gómez Obregón, alias “El Bambi”, se enamora y se casa con él el 2 de febrero de 1946, pero se divorcia el mismo año al darse cuenta que “El Bambi”, miembro de una familia muy adinerada, solo la había utilizado para guardar las apariencias y ocultar su homosexualidad.

En 1946 filma su primera película, “Bodas trágicas”, con los actores Roberto Silva y Ernesto Alonso.

En 1947 desempeña un breve papel en la película “¡A volar joven!”, junto al ya famoso Mario Moreno “Cantinflas” y Ángel Garaza. En 1949 actúa con Jorge Negrete en el rodaje titulado “La posesión”, y en 1950, bajo la dirección de Roberto Gavaldón, participa en el filme “La casa chica”, al lado de la diva Dolores del Río.

En 1951 comparte escenas con Pedro Armendáriz en la cinta “Ella y yo”. Así, luego de actuar con esos grandes monstruos sagrados, Miroslava Stern se daría a conocer internacionalmente desempeñando sus papeles más brillantes en dos de los filmes más importantes de la cinematografía mexicana: “Escuela de vagabundos”, dirigida por Rogelio A. González y protagonizada por Pedro Infante (1955); y la obra maestra de Luis Buñuel, “Ensayo de un crimen” (1955), basada en la novela de Rodolfo Usigli, en la que Miroslava actúa al lado de Ernesto Alonso, Rita Macedo, Ariadne Welter y Rodolfo Landa.

Con más de 34 películas filmadas, en este su último trabajo, “Ensayo de un crimen”, Miroslava se encontraba ya en un profundo estado depresivo, por lo que su padre le pidió al actor Ernesto Alonso que le ayudara de alguna manera para mantener a su hija ocupada.

La cinta tiene como escena final una efigie de cera con la figura de Miroslava, que arde hasta consumirse. La actriz ya no vería el estreno de su última película.

Miroslava fue encontrada muerta en su casa ubicada en el número 83 de la calle Kepler, de la colonia Nueva Anzures, en la Ciudad de México, el 9 de marzo de 1955. El triste descubrimiento lo hicieron su ama de llaves y la actriz Ninón Sevilla, amiga íntima de Miroslava. Y desde este momento comenzó la leyenda de Miroslava Stern, quien aparentemente se habría suicidado con una fuerte dosis de barbitúricos por una decepción amorosa al enterarse de la boda del célebre torero español Luis Miguel Dominguin con la actriz italiana Lucía Bosé.

Años después, el actor y director de cine Ernesto Alonso, amigo muy cercano de Miroslava, revelaría al escritor Vicente Leñero que la hermosa actriz checa se suicidó por la decepción amorosa que tuvo con Mario Moreno “Cantinflas”.

De acuerdo a crónicas y testimonios de la época, Miroslava Stern tenía un carácter fuerte e irascible, pero frente a las cámaras se transformaba en una mujer simpática y alegre que cautivaba a los espectadores. A pesar de su inteligencia, no pudo superar los graves traumas psicológicos que le dejaron los violentos ataques de los nazis a su país natal y su posterior exilio.

Miroslava no pudo continuar y decidió irse a los 29 años de edad, cuando apenas iniciaba su carrera de éxitos cinematográficos, quedando su impactante presencia para la posteridad en los filmes que realizó junto a los actores más destacados de la Época de Oro del Cine Mexicano.