Covid19, crisis económica y mismas caras ensombrecen proceso electoral de 2021

La Reflexiva

En un país azotado por el Covid-19, devastado por una economía en decaimiento y hundido en una severa crisis política, llega el proceso electoral 2021. Un proceso único, atípico, bajo un contexto delicado y con protagonistas que han decidido seguir haciendo política de una manera tradicional, bajo los mismos discursos y, lo peor, con las mismas caras, algunos de ellos solo cambiando de camiseta.

En el año 2019 la economía en México no creció, se habló que formamos parte de una recesión económica internacional, y en el 2020 con la llegada del Covid-19 se han presentado retrocesos importantes por el cese de actividades en diversos sectores, arrojando indicadores económicos históricos: en el 2019 el PIB nacional se contrajo un 0.3% y la situación continuó a lo largo de este año al registrarse un decrecimiento de -2.2% anual y -1.2% trimestral, mientras que el Fondo Monetario Internacional estima que la economía de México se contraiga un -10.5 %, esto aunado al cuestionado manejo de la pandemia por parte del gobierno federal, que a través de su principal vocero, Hugo López-Gatell, cada día informa solo el avance de una enfermedad que ha costado ya la vida a miles de mexicanos, quienes desafortunadamente se han vuelto solo cifras y estadísticas en nuestras pantallas televisivas.

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Pésimos resultados en economía, salud, seguridad y procuración de justicia, además de polarizar el ambiente político y social de la nación. López Obrador, un presidente fanático e ignorante.

Con un clima político exaltado, en el que nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dirige diariamente mensajes viscerales a la nación; con un bloque de gobernadores panistas “rebeldes”, quienes abiertamente cuestionan sus decisiones, y con frentes abiertos puesto que existen varios conflictos como las marchas del FRENA; los enfrentamientos en Chihuahua con los campesinos por el manejo y control del agua; el movimiento de víctimas de violencia de género y los colectivos feministas que tomaron la CNDH y las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, en Ecatepec, debido a la evasión de las autoridades a sus peticiones de justicia, solo por mencionar algunos, vivimos nuestra vida cotidiana en medio de un entorno social ensombrecido.

En este contexto empezaremos a analizar a los posibles candidatos de los diferentes partidos en nuestro estado. Cabe mencionar al respecto el gran hartazgo que la ciudadanía tiene hacia la clase política, llámese como se llame su supuesta posición (derecha o izquierda), y esto debido a que sin importar colores se ha visto en la práctica el poco o nulo interés que los representantes tienen en sus encomiendas, pues una vez que llegan al poder se olvidan sistemáticamente del ciudadano, al cual acuden solo en épocas electorales.

El proceso electoral ya inició y se renovarán 15 gubernaturas a nivel nacional y 500 diputaciones federales: 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional.

Los dos principales partidos políticos contendientes, MORENA y PAN, ya preparan sus figuras y las posibles alianzas que les permitirán conservar o ganar posiciones. En Durango, el PRI empieza a tener severas desbandadas debido a que el poder en el partido se encuentra concentrado en unos cuantos personajes, los mismos desde hace años, lo que hace tedioso, aburrido y obsoleto al partido y a sus candidatos, además del nulo carisma político de Luis Enrique Benítez, dirigente local de este partido que es más un personaje de golpeteo que un estratega de la política.

Si no me cree solo revise las boletas de los últimos años: Alicia Gamboa, Catalina Mercado, Gabriela Hernández, Esteban Villegas, Adán Soria, Ismael Hernández, Oscar García Barrón, quien por cierto ya abandonó el barco puesto que vio la escasa  aceptación que la ciudadanía le manifiesta a este partido y decidió irse a otro muy parecido, Movimiento Ciudadano, para seguir como vulgarmente se dice viviendo del presupuesto. Personajes como estos son los peores, a los que este partido les ha dado innumerables oportunidades y las han aprovechado para sí mismos; otros más, como Sandra Amaya, César Aguilar Palacio y Nanci Vázquez, por ejemplo, sin ideología definida ni valores han abandonado sus partidos de origen para continuar sus carreras políticas atendiendo intereses personales y de grupo, que al fin de cuentas es lo único que les preocupa.

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Óscar García Barrón, priísta acomodaticio de hueso colorado, ahora ya es dirigente estatal del partido Movimiento Ciudadano, un partido desacreditado por sus militantes prominentes que apoyaron incondicionalmente al ex alcalde saqueador del municipio de Durango, José Ramón Enríquez Herrera.

Así, Morena y el PAN establecerán alianzas con los partidos satélites, sí, esos chiquitos que sobreviven gracias a esto y son una carga financiera para los mexicanos. El PVEM y el PT tratarán con los morenos, mientras que el PRD hará lo propio con el PAN, y en los próximos días se verán las alianzas de los demás partidos.

Piezas claves de la próxima elección son los distritos electorales federales 01 y 04, en los que dos figuras muy cercanas al gobernador han tenido mucha movilidad desde sus trincheras: Javier Castrellón Garza, secretario de Seguridad Pública, y Carlos Maturino Manzanera, legislador local y líder de la bancada panista en el Congreso, quienes no solo representan intereses para su partido, sino la continuidad en el próximo sexenio del grupo político en el poder.

El caso más expuesto es el de Javier Castrellón, quien ha tenido intensas giras “de trabajo” en los últimos días en las que ha promocionado su imagen con el programa de  prevención de delitos llamado Zafiro, utilizando completamente la estructura oficial, hecho que se le cuestiona ampliamente ya que dirige una de las secretarias más delicadas. Javier Castrellón no ha tenido una carrera político electoral, pero es favorecido por la cercanía que tiene con el jefe político estatal. Otro que goza de este privilegio es Carlos Maturino, quien tampoco ha tenido su nombre en alguna boleta, pero también pertenece al primer círculo del gobernador y le apuesta a la ventaja que le da su posición en el Congreso del estado.

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Javier Castrellón Garza, secretario de Seguridad Pública del estado de Durango, tras una diputación federal utilizando el programa Zafiro y recursos materiales y humanos de la institución que dirige para promocionar su imagen. Elementos de Seguridad Pública estatal andan en las colonias de la capital duranguense buscando a líderes de colonos para reclutarlos al equipo de campaña de Javier Castrellón, para que le consigan votos en las elecciones de 2021.

Estos dos importantes exponentes del proyecto político de Aispuro son caras “nuevas” que el electorado no ha visto competir, y en sí los votos que pudieran obtener serán en gran medida por la evaluación que realice el ciudadano del gobierno actual y sus resultados; además, estos dos personajes deberán posicionarse y promocionarse con los logros obtenidos en sus cargos públicos.

Un personaje digno de un análisis profundo es el ex secretario de Gobierno en el sexenio de Ismael Hernández Deras, el abogado Hugo Rosales Badillo, quien ha desplegado una intensa campaña en medios de comunicación y en las redes sociales para promocionar su posible candidatura por el distrito 4, dependiendo si el partido al que representa, Redes Sociales Progresistas, logra obtener en apelación ante el TEPJF el registro que le fue negado por el INE. De no ser así, quizá opte por la vía independiente.

Continuaremos el análisis, pero bajo este contexto se inicia el proceso electoral 2021 en Durango y en el país, un país en crisis económica, social y sanitaria, en donde las obras y el dinero escasean, pero para los políticos no, para ellos no hay crisis. Ellos, sin importar a qué partido pertenezcan, solo buscan perpetuarse en el poder para seguir disfrutado las mieles del erario cobijados en la impunidad.