AMLO, de excelente opositor a presidente repudiado

Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”, es una frase lapidaria de Abraham Lincoln que le cae como anillo al dedo al mandatario tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quien como opositor durante 18 años despotricó y señaló todas las corruptelas que cometían los presidentes en turno. Sin embargo, de 2000 a 2005, como jefe de gobierno de la Ciudad de México ejerció una administración totalmente opaca y violatoria de las leyes de transparencia, en complicidad con su élite de colaboradores muy cercanos, entre los que destacaban Bertha Luján Uranga, ex Contralora General del D.F., y actual presidenta del Consejo Nacional de Morena; Martí Batres, ex subsecretario de Gobierno del D.F., y hoy senador morenista; Marcelo Ebrard, ex secretario de Seguridad Pública y actual secretario de Relaciones Exteriores… y su principal personero gangsteril y recaudador, René Bejarano, quien a pesar de que no ocupa ningún cargo en el gobierno federal sigue operando a favor de la causa política lopezobradorista.

La sola mención de los nombres de estos hampones que hoy ocupan cargos relevantes a nivel nacional debe causarnos mucha preocupación.

Aún cuando su papel como gobernante del D.F., fue más que desastroso, López Obrador mantuvo su popularidad y aceptación en amplios sectores sociales, quizá porque sus adversarios prianistas que ocupaban la presidencia de la República lo superaban en cuanto a actos de corrupción cometidos. Hace más de 100 años, Lord John Acton escribió su célebre frase: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”, y eso es precisamente lo que ha venido sucediendo con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, un personaje que a medida que va adquiriendo más poder se va desnudando como lo que realmente es: tan corrupto, pusilánime e inescrupuloso como todos los presidentes que lo han antecedido en la época moderna.

En el mundo imaginario de López Obrador, el director de la CFE, Manuel Bartlett, podría ser quien organice las elecciones en nuestro país, y la corrupta secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, se encargaría de cumplir con las funciones que realiza el INAI.

Improvisado y sin la voz de ideólogos que pudieran asesorarlo, más que la suya, López Obrador se ha revelado como un mandatario totalitarista, ignorante y destructor de las instituciones del Estado mexicano, pretendiendo eliminar aún aquellas que fueron creadas directamente por la ciudadanía, como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y el Instituto Nacional Electoral (INE). Como se sabe, fueron arduas las luchas sociales, que inclusive costaron la vida de no pocos ciudadanos, para que estas instituciones fueran fundadas, y hoy el mandatario absolutista de Macuspana quiere desaparecerlas para que su gobierno se haga cargo de las funciones que desempeñan, como si su gobierno fuera un ejemplo de honestidad y transparencia intachables.

López Obrador ha declarado en sus deplorables conferencias mañaneras que las funciones del INAI pueden ser absorbidas por la secretaría de la Función Pública, que está a cargo de su ineficiente colaboradora incondicional Irma Eréndira Sandoval, quien tan solo en los últimos 18 meses ordenó limitar el acceso a 6 mil 572 expedientes, ocultándolos a la ciudadanía por plazos que van de los 6 meses hasta los 5 años. En promedio, desde enero de 2019 la secretaría de la Función Pública lopezobradorista ha ocultado 12 expedientes diarios.

En este mismo marco dictatorial López Obrador busca desmantelar el INE para que su gobierno se haga cargo de organizar las elecciones, alegando una supuesta austeridad y que los consejeros de este órgano constitucional autónomo son corruptos, cuando precisamente bajo la conducción electoral de este instituto le fueron respetados sus derechos y llegó a la presidencia de la República.

¿Y quién o qué institución del gobierno lopezobradorista organizaría las elecciones? Porque los ciudadanos no podemos olvidar que el principal autor intelectual del fraude electoral de 1988 fue el ex secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, sí, cuando en ese tiempo, bajo el gobierno del presidente Miguel de la Madrid, el gobierno federal era el que organizaba las elecciones. Hoy, convenientemente, Manuel Bartlett Díaz es director de la Comisión Federal de Electricidad y uno de los principales colaboradores cercanos de López Obrador.

No buscar la depuración y mejoramiento del INAI y del INE, y optar por su eliminación “para que por austeridad el gobierno federal absorba sus funciones” es un claro atropello a los derechos de la ciudadanía y un retroceso grave a los tiempos que suponíamos ya idos: los tiempos de la dictadura perfecta del priísmo, caracterizados por los sexenios corruptos, absolutistas e inmorales de Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo.

Por lo demás, el gobierno de López Obrador cada día está siendo repudiado por más sectores sociales del país por su mezquindad e ineptitud que ha provocado la muerte de más de 140 mil mexicanos, colocándonos como uno de los países en los que peor se ha manejado la pandemia del coronavirus a nivel mundial, mientras el Producto Interno Bruto (PIB) a caído a -9.0% con una tasa de desempleo del 4.5%.

El presidente López Obrador ha defendido hasta la ignominia a su amigo y colaborador cercano desde hace más de dos décadas, el senador corrupto Félix Salgado Macedonio, acusado del delito de violación en agravio de dos mujeres. Félix Salgado es virtual candidato del partido Morena a la gubernatura de Guerrero.

En materia de seguridad, los homicidios dolosos en los primeros dos años del lopezobradorismo superan en mucho a los de los sexenios de Felipe Calderón y Peña Nieto, con más de 70 mil homicidios. Tan solo para darnos una idea del fracaso que ha tenido López Obrador en esta materia, podemos rescatar el dato de que en todo el sexenio de Felipe Calderón asesinaron a 121 mil 613 personas, mientras en los primeros dos años del sexenio de López Obrador han asesinado a 70 mil 532 personas.

En lo que se refiere a transparencia, el mandatario nacional sigue haciendo oídos sordos a los reclamos ciudadanos en el sentido de que su gobierno está rompiendo récord de corrupción al otorgar más del 80% de sus contratos por la vía de la adjudicación directa; mientras tanto, la secretaría de la Defensa Nacional ha rebasado los gastos de ocho secretarías juntas, recibiendo para este año 2021 un presupuesto de más de 112 mil millones de pesos.

Ante este panorama abiertamente depredador, los electores deberán reflexionar más de una vez a quiénes les van a dar su voto este próximo 6 de junio, si a los prianistas que siempre nos han metido las manos en los bolsillos, a los “izquierdistas” que durante 18 años enarbolaron la falsa bandera de la honestidad y resultaron ser mil veces peores que aquellos o a las nuevas caras que surjan de los otros partidos que participarán en estas elecciones.