Helen Escobedo

De la redacción de razacero.

Helen Escobedo Fulda, conocida por su seudónimo, Elena, nació en la Ciudad de México el 28 de julio de 1934, de padre mexicano y madre inglesa. Helen tuvo la suerte de ser alentada desde muy joven en toda experimentación artística que deseaba emprender. A la temprana edad de 15 años comenzó su educación artística en el Mexico City College (hoy Universidad de las Américas), donde tomó clases con Germán Cueto, un escultor excepcional en el ambiente mexicano de los años cincuenta.

Helen estudió cerca de dos años con Germán Cueto, quien le enseñó su técnica de polvo de asbesto y mármol, cómo preparar piroxilina con recetas caseras y la manera de utilizar el alambrón para fabricar el esqueleto de las formas y luego solidificarlas con gruesas pastas. En 1950, el escultor británico John Skeaping quedó admirado al ver el trabajo de Helen y le enseñó técnicas con el barro; luego la llevó a Londres, donde ingresó al Royal College of Art, institución en la que John Skeaping impartía la clase de escultura. Ahí Helen permaneció tres años, adquiriendo entrenamiento técnico, estímulo intelectual y la experiencia de convivir con figuras como Henry Moore, Jacob Epstein, Wolfgang Palen, Remedios Varo y Leonora Carrington.

A su regreso a México, en 1954, Helen expuso con Inés Amor sus figuras expresionistas y orgánicas con gran éxito de crítica y de mercado, pero no fue sino hasta 1964 cuando se operó un cambio radical en su obra, que tiene su genealogía en la exposición denominada Vernissage (“Inauguración”).

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Sus trabajos como artista internacional son principalmente de tamaño monumental. Helen Escobedo utilizó, generalmente, materiales industriales y naturales. Confeccionó unas treinta esculturas para la exhibición como arte público en países como Canadá, Estados Unidos, Cuba, Inglaterra, Nueva Zelanda, Israel y, por supuesto, México. Además de su estudio-taller en la Ciudad de México, también trabajaba en las ciudades alemanas de Berlín y Hamburgo.

Entre sus esculturas monumentales más conocidas destacan dos: “Puertas al viento”, con 17 metros de altura, ubicada en Periférico Sur a la altura de Cuemanco, en la Ruta de la Amistad de los Juegos Olímpicos de México 68; y Coatl, realizada en 1980 en el Espacio Escultórico de la UNAM. Este Espacio Escultórico de la UNAM, que se encuentra en Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México, fue creado en 1979 por Helen Escobedo y por los geniales escultores Manuel Felguérez, Mathías Goeritz, Hersúa, Sebastián y Federico Silva.

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Coatl, sin duda alguna, es la escultura más famosa y representativa de Helen Escobedo, que invoca al movimiento, juega con los colores del ambiente e invita al transeúnte a interactuar con ella. La “serpiente”, en náhuatl, es un privilegio del arte. La idea de hacer una serpiente cuadrada con aros “cuadrados”, da una ilusión genial. Los colores decrecientes parecen deslizarse sobre el terreno en el que está instalada.

Las esculturas de Helen Escobedo son dinámicas e interfieren en el paisaje urbano, y parte de sus temáticas están relacionadas con los desechos, medio ambiente, la memoria, la luz y la muerte así como con el importante papel de la mujer en el arte y en todas las esferas sociales.

De 1981 a 1982 Helen fue directora técnica del Museo Nacional de Arte; de 1982 a 1984, directora del Museo de Arte Moderno; y de 1985 a 1989 trabajó como comisaria artística de los Museos de la UNAM en el campo de las exposiciones internacionales.

Dentro de los premios y distinciones que Helen Escobedo recibió se cuentan el Premio de la Academia Real de las Ciencias, Letras y las Bellas Artes de Bélgica, en 1986; la Beca Guggenheim, en 1991; el Premio Nacional de Artes en la categoría de Bellas Artes, en 2009; y el de Ciudadana Distinguida de la Ciudad de México, en 2010.

Esta excepcional artista presentó su última exposición en 2010, año en que falleció el 16 de septiembre en la Ciudad de México, a los 76 años, a causa de cáncer, dejando un enorme legado de grandes obras a todas las nuevas generaciones de escultores, diseñadores y artistas plásticos que, como ella, quieran revolucionar e innovar la plástica mexicana.