Jaime Rivas Loaiza: Los uniformes escolares, la opacidad en la pandemia y el clientelismo político

De la redacción de razacero.

El sexenio del gobernador panista corrupto de Durango, José Aispuro Torres, ha sido un sexenio en el que los compadrazgos y amiguismos han predominado sobre las capacidades reales para ocupar altos cargos. Así, desde ejecutivos mineros voraces hasta patrocinadores de la campaña electoral de este mandatario han ostentado puestos relevantes en el gabinete estatal con los consabidos pésimos resultados en cuanto a ineptitud y actos de corrupción que, de acuerdo a las estadísticas del INEGI, han colocado a esta entidad en el primer lugar nacional en los índices de Prevalencia y Percepción de corrupción.

Uno de estos personajes que ha ocupado titularidades importantes dentro del gobierno estatal de Durango ha sido Jaime Rivas Loaiza, identificado ampliamente en esta entidad norteña como hermano putativo del gobernador José Aispuro Torres. Jaime Rivas comenzó el sexenio como secretario de Recursos Naturales y Medio Ambiente, ocupándose más como “operador político” del primer mandatario estatal que como secretario de este despacho.

Posteriormente, hacia la mitad del sexenio, Jaime Rivas es designado por su amigo José Aispuro como secretario de Bienestar (Desarrollo Social), continuando sus labores como “operador político” del gobernador y desempeñándose con muy bajo perfil como titular de SEBISED. Por tal razón, no ha pasado desapercibido el hecho de que en el último tramo del sexenio este servidor público de repente tenga una presencia política notoria en los medios de comunicación locales y en las redes sociales haciendo una especie de proselitismo para obtener la candidatura del PAN a la gubernatura de esta entidad.

Jaime Rivas Loaiza, titular de la SEBISED, viejo lobo de la corrupción en Durango, esfumó 300 millones de pesos correspondientes a la manufactura de uniformes escolares de los años 2020 y 2021, y con prácticas clientelares hace proselitismo político utilizando el erario para favorecer sus intereses personales y de grupo.

Y precisamente esta exhibición es la que lo ha puesto en la vitrina pública en por lo menos dos casos relevantes: los recursos de los uniformes escolares y el clientelismo político rumbo a las elecciones de 2022.

Como se sabe, durante los últimos dos años (2020 y 2021) la SEBISED, a cargo de Jaime Rivas Loaiza, suspendió la entrega de los uniformes escolares a los estudiantes de Durango bajo el argumento de que los recursos etiquetados para otorgar este beneficio se habían repartido entre la población “para aliviar los efectos de la pandemia”. De esta manera, más de 300 millones de pesos fueron desviados sin notificar en su momento a la ciudadanía duranguense que se tomaría tal acción y sin que se sepa de manera concreta cómo, cuándo y quiénes recibieron ese apoyo económico por parte del gobierno estatal de Durango.

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El titular de la SEBISED, Jaime Rivas, publica en sus redes sociales las listas de “líderes de la sociedad civil”, la mayoría afines al PRI y al PAN, que sirven como intermediarios para la entrega de apoyos a los sectores vulnerables del estado de Durango. Las autoridades electorales, tanto locales como federales, no deben perder de vista a este “servidor público” inescrupuloso.

De acuerdo a las leyes de Transparencia, el destino de esta cantidad estratosférica de dinero debería estar manifestado y especificado por el gobierno estatal de Durango en la Plataforma Nacional de Transparencia, pero en este caso, como en muchos otros, no sucede así.

En lo que respecta al uso clientelar del erario por parte del secretario de la SEBISED, el asunto raya en el escándalo pues el titular de esta dependencia, Jaime Rivas Loaiza, ha llegado al extremo de exhibir en sus redes sociales los nombres de los “líderes de la sociedad civil” que “ayudan a que los apoyos de Bienestar Social lleguen a los más vulnerables”, con la graciosa casualidad de que la mayoría de estos “gestores” son personajes identificados con los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.

Así, a la vieja usanza priísta, este “servidor público” reparte el erario a través de “líderes de la sociedad civil”, contraviniendo la política de desarrollo social del gobierno federal en el sentido de entregar directamente a la ciudadanía cualquier tipo de apoyo y prescindir de esta clase de intermediarios.

Jaime Rivas Loaiza ha sido dos veces presidente municipal de Tamazula (de 1992 a 1995 y de 2004 a 2007) por el PRI, y ahora, utilizando los recursos públicos de la SEBISED, hace proselitismo para obtener la candidatura del PAN a la gubernatura de Durango o para ser un distractor y abrirle camino a otro personaje detestable de la política duranguense: el diputado federal Carlos Maturino Manzanera, también perteneciente al círculo cercano del gobernador saqueador José Aispuro Torres.

Por lo demás, es obligatorio que las autoridades en materia electoral, tanto locales como federales, no pierdan de vista a Jaime Rivas Loaiza, uno de los principales protagonistas de la corrupción en Durango.