México, en venta
La depredación total de nuestro país ha quedado consumada con la aprobación de las leyes secundarias de la reforma energética por parte del Senado de la República y la Cámara de Diputados. Muchas, muchísimas son las falacias que el gobierno federal y los legisladores manejan para hacerle creer al pueblo de México que dichas reformas lo van a beneficiar. “Pero no de inmediato”, dicen, “los beneficios comenzarán a verse hasta dentro de 5 años o más”, argumentan con la confianza de que los ciudadanos olvidamos en corto plazo las ofensas y atropellos de que somos objeto por parte de la clase política gobernante.
Así, con dicha reforma energética aprobada principalmente por los senadores de las fracciones del PRI y del PAN, se pone en manos de empresas estadounidenses los recursos petroleros de la nación.
Exxon-Movil, Chevron, Conoco Phillips, Shell y demás compañías extranjeras volverán a meter las manos en la exploración y extracción de petróleo y gas en territorio mexicano, como en los viejos tiempos de principios del siglo pasado en que saquearon las reservas petrolíferas sin dejar ningún beneficio al pueblo de México, hasta que en 1938 el presidente Lázaro Cárdenas les marcó el alto con la expropiación petrolera.
Pero esta vez, con las facilidades otorgadas por nuestros “patriotas” senadores y diputados, el saqueo que se espera será mucho peor que el que llevaron a cabo en aquellos años las petroleras gringas e inglesas.
Para empezar, con la aprobación de dichas leyes secundarias de la reforma energética entró en vigor el Acuerdo Transfonterizo México-Estados Unidos sobre Hidrocarburos, que faculta a las empresas estadounidenses para explorar y explotar los yacimientos de gas y petróleo que se encuentran en el Golfo de México “porque PEMEX no tiene la tecnología para hacer este tipo de trabajos”, argumentan los senadores que aprobaron la abominable reforma energética.
Esto, en los hechos, representa un auténtico robo a la nación pues es inconcebible que PEMEX, siendo una de las cinco empresas con mayor producción de petróleo en el mundo, no haya tenido los recursos suficientes para adquirir la tecnología necesaria para explorar y extraer petróleo de esta parte estratégica de nuestro país.
Hoy, PEMEX tendrá que compartir con las empresas extranjeras las ganancias que producirán la venta de miles de millones de barriles de petróleo que se extraigan del Golfo de México y de otras zonas de nuestro país.
Y, no conformes con este atraco, 260 municipios que forman parte de 12 estados de la República se verán afectados por las expropiaciones y la figura de “ocupación temporal”, implementada en las leyes secundarias de la reforma energética. Esto significa que el gobierno puede expropiar u “ocupar temporalmente” propiedades individuales y comunales para cederle los derechos sobre estas propiedades a empresarios privados para que exploren y extraigan hidrocarburos y gas shale, e instalen centros petroquímicos, gasoductos y poliductos.
Lo anterior, indudablemente ocasionará miles de conflictos agrarios que provocarán violencia en esas regiones, pues de golpe y porrazo nuestros legisladores han cambiado el esquema de expropiación para beneficio nacional a expropiación u “ocupación temporal” para beneficio de particulares.
Lo anterior, y las modalidades de contratos de servicios y de utilidad y producción compartidas representan la punta del iceberg de lo mucho que no sabemos con precisión los ciudadanos sobre la reforma energética que, tan solo en el “cabildeo” o compra de votos, ya hizo millonarios a no pocos senadores y diputados por levantar el dedo en las cámaras, negociando lo que no les pertenece.
Y en esta bonanza individualista, los legisladores y la mafia que integra el gobierno federal no prevén otros futuros estallidos sociales a corto plazo, derivados de esta reforma energética, aparte de los que ya les representan las constantes manifestaciones que se llevan a cabo en varios estados de la República, especialmente en el D.F., a pesar de la criminalización de las protestas que ya ha provocado la muerte de varios ciudadanos por el uso ilegal de balas de goma por parte de las fuerzas policíacas; a todo esto se suma el aumento de la violencia del crimen organizado en todo el país, particularmente en el Estado de México, tierra natal del presidente Enrique Peña Nieto.
En México, la única economía que goza de buena salud es la de los legisladores y gobernantes que se están enriqueciendo haciendo negocios personales con recursos públicos a través de la reforma energética y de la “ley Telecom”, porque la economía popular cada día está peor.
¿Qué hacer ante gobernantes y legisladores que no obedecen la voz del pueblo? ¿Qué hacer para contrarrestar los ataques a nuestro patrimonio y a nuestros bolsillos perpetrados por nuestros legisladores y gobernantes?
Parece que la única alternativa que nos queda es desconocerlos y no votar por ellos en cuanto proceso electoral se realice, volteando hacia la alternativa de las candidaturas independientes.
Digámosle adiós a los partidos políticos, que tanto daño nos han hecho como nación y como ciudadanos, e inclinémonos por la opción de elegir a ciudadanos libres, de buenas costumbres, y no mafiosos… a quienes paguemos para que protejan nuestros intereses y no para que vendan lo que no es suyo.