Aispuro, “El Pequeño Rey de los Ladrones”
Fernando Miranda Servín.
En 2016, José Rosas Aispuro Torres llega a la gubernatura de Durango no tanto por sus capacidades políticas (como ex alcalde priista de la capital de esta entidad ya había mostrado sus deficiencias, y como senador panista exhibió sus dotes de traidor al votar a favor de la reforma energética de Enrique Peña Nieto), sino por el hartazgo que la ciudadanía tenía de los gobernantes del PRI. Así, con un discurso extraordinariamente demagógico, Aispuro Torres logró venderle al electorado duranguense la falsa especie de hacerle justicia y encarcelar a los corruptos gobernantes priistas que habían saqueado el erario durante los últimos años. Y Aispuro gana las elecciones sin que la ciudadanía supiera que, con un reducido grupo de bribones pertenecientes a la criminalidad dorada, entre los cuales destacaba su esposa, Elvira Barrantes, ya tenía todo planeado para realizar el saqueo más grande de todos los tiempos en Durango.
Los delincuentes comunes generalmente arriesgan la vida y la libertad para obtener un botín, ya sea robando en la tienda de autoservicio o asaltando un banco; los narcotraficantes y huachicoleros también pueden morir en las batallas entre carteles que se disputan un territorio que les deja mucho dinero. Pero los delincuentes dorados como el gobernador duranguense José Aispuro Torres, su esposa y su selecto séquito son capaces de robar miles de millones de pesos del erario con unas cuantas firmas y con contratos inflados de empresas fantasmas y de familiares, sin que ninguna autoridad federal haga el menor intento por investigar y sancionar estos hurtos. Con Aispuro y sus maleantes dorados no lo hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto, y ahora tampoco lo hace el presidente “que combate la corrupción”, Andrés Manuel López Obrador.
Con apenas metro y medio de estatura, complexión delgada y actitud nerviosa, la apariencia de Aispuro Torres contrasta sobremanera con su enorme capacidad para delinquir.
Tan solo en los últimos dos meses, Aispuro Torres y su titular de la secretaría de Finanzas, Arturo Díaz Medina, han sido evidenciados públicamente por haber sustraído más de mil millones de pesos del erario. El primer caso es el de los maestros de la sección 44 del SNTE, quienes con un paro de labores le reclamaron al gobernador panista de marras el adeudo de más de 500 millones de pesos, derivado de las retenciones ilegales de dinero que este gobernador y su secretario de Finanzas han hecho desde hace más de dos años, por lo que los maestros no han podido pagar por la vía nominal sus seguros de vida, Fondo de Retiro y cuotas para vivienda y pensiones, así como tampoco han recibido el pago de sus quinquenios.
Luego del paro de labores de los profesores y la presión mediática, el gobernador Aispuro negoció su delito con los líderes magisteriales entregándoles, “por el momento”, 80 millones, cuando este tipo de ilícitos deben ser denunciados en las instancias correspondientes.
Recientemente, el pasado 8 de abril, los regidores del cabildo del municipio de Durango aprobaron un punto de acuerdo para designar una comisión encabezada por el alcalde panista Jorge Salum del Palacio que solicite audiencia con el secretario de Finanzas de la administración estatal, para cobrarle los 450 millones de pesos que el gobierno de Aispuro le debe a este municipio por concepto de entregas de Participaciones Federales, que ha omitido pagar a pesar de que la secretaría de Hacienda y Crédito Público ha entregado en tiempo y forma estos recursos que por ley le corresponden al gobierno estatal y a los 39 municipios de Durango. Por otro lado, al municipio de Gómez Palacio este par de bribones (Aispuro y Arturo Díaz) le deben 75 millones de pesos, también de participaciones federales no entregadas, desconociéndose los montos que le deben a los 37 municipios restantes.
A todo esto se suman los hurtos al presupuesto en diferentes rubros, como el de ayudas y subsidios, las “ayudas sociales” en SEBISED, los contratos inflados con empresas fantasmas de familiares y amigos cercanos, los “moches” y sustracciones millonarias disfrazadas de “gastos varios” y “servicios de comunicación social y publicidad”.
Al final de su sexenio podemos ver a un José Aispuro Torres graduado como criminal dorado con las más altas calificaciones pues, visto en retrospectiva, él y su reducido clan delictivo desde antes de asumir el poder ya tenían una estrategia establecida para realizar el descomunal saqueo que perpetraron. El punto en su contra es que las ejecuciones de sus robos han sido muy burdas y fácilmente detectables para las instancias que en este momento tienen la obligación de emprender las investigaciones correspondientes para determinar lo que exactamente ha sucedido en Durango durante este sexenio infame, que no solo se ha caracterizado por sus saqueos, sino también por su ingobernabilidad y total ausencia de Estado de derecho en materia de impartición de justicia, sobre todo en delitos de índole sexual en contra de mujeres.
Finalmente, Aispuro se reveló como uno de esos políticos que tanto criticó en su campaña electoral de 2016: corrupto, saqueador, pusilánime, indolente, cínico y traidor. Y tan solo por sus robos al magisterio y a los municipios duranguenses, que suman más de mil millones de pesos, este diminuto y peligroso personaje merece el máximo título nobiliario de la delincuencia dorada: el de rey. Sí, Aispuro, “El Pequeño Rey de los Ladrones”.