Plantas de coca

Sócrates Campos Lemus.

En Chiapas, los indígenas tienen la terrible costumbre de consumir grandes cantidades de coca cola, esto les está generando problemas serios de obesidad y diabetes, pero las autoridades se hacen pentontas porque este gran negocio de esta refresquera genera graves problemas de salud que implican que los mexicanos tengamos que pagar con nuestros impuestos el control de estas enfermedades para que un grupo de hampones nacionales y extranjeros sigan enriqueciéndose a manos llenas. Esta es solo una parte de los negocios que deben de proteger los políticos que no resuelven los problemas de la gente y se dedican a proteger las empresas de sus socios y cómplices.

A lo mejor, por eso mismo, en Chiapas se ha localizado “por vez primera”, una plantación de coca, y dicen los expertos y los policías que “seguramente es el intento de un grupo criminal para desarrollar este tipo de cultivos en el país para no depender del abastecimiento de la droga de Colombia y Perú”. Bueno, ya vemos que con tal lógica estamos salvados los mexicanos y no podemos tener ninguna duda de que las plantaciones de coca en el país son para desarrollar y bajar los precios de esta droga y surtir directamente de hojas o del producto terminado a los consumidores de los Estados Unidos.

Ahora también ya se cultiva hoja de coca en México.
Ahora también ya se cultiva hoja de coca en México.

Este cultivo lo localizaron los soldados de la 36 zona militar al mando del General Sergio Martínez, comandante en Tapachula, Chiapas, y consiste en un predio con 1630 plantas de coca en una región colindante con Guatemala. Pero curiosamente, a pesar de que nos dicen que es la primera vez que se localizan plantaciones de coca, también se han encontrado laboratorios de procesamiento de cocaína, lo que demuestra que, finalmente, en algunas zonas se procesan las plantas que vienen surtidas desde Guatemala, o bien ya son plantíos generados en el país. No podemos negar que con los controles y los precios bajos que se tienen de los cultivos de café, hay muchas posibilidades de que las zonas de producción cafetalera se conviertan en poco tiempo en zonas de producción de plantas de coca, lo que les resultará mucho más rentable a los pobres campesinos que mueren de hambre y marginación en esas regiones.

Hay que apuntar que las plantas de coca se reproducen en cualquier región con condiciones climáticas adecuadas. Y en México existen muchas regiones que cumplen con esas condiciones.

Se tiene que reconocer que esas zonas son las que también producen las plantas de marihuana y amapola, pero también son los espacios en donde la violencia genera la creación de grupos paramilitares ligados al narcotráfico o a las guerrillas.

Dicen que el hambre es mala consejera, y en los estómagos empiezan las lealtades y las insurrecciones; si no se atienden esas regiones y se atienden las necesidades del campo mexicano, no solamente sufriremos la migración a las zonas reprimidas de las ciudades y el tráfico de indocumentados a la frontera norte, también sufriremos, quieran o no reconocerlo los gobernantes, la falta de agro alimentos que ya tenemos que comprar en el extranjero como una forma de dependencia mayor de los países ricos.

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En tales condiciones no nos extraña que ahora, en Colombia, señalen que hay indicios claros de que los grupos de la delincuencia organizada de México operan en ese país y hacen tratos con armas, más de dos mil, señalan los policías colombianos, que son parte de los fallidos programas estadounidenses “Receptor Abierto” y “Rápido y Furioso”. Por esa misma razón, un grupos de intelectuales mexicanos demanda la investigación de los agentes mexicanos y funcionarios que permitieron o formaron parte de este tipo de acciones operadas por agentes norteamericanos en nuestro territorio, violando la soberanía y las leyes mexicanas al contrabandear, regalar y vender armas de alto poder a los grupos delictivos en el país y a los grupos de policías seleccionados para ingresar ese armamento “con la esperanza -decían los espías gringos- de que al armar a los grupos de la delincuencia organizada y a los policías mexicanos se mataran entre ellos”. Pero finalmente también se reveló que mucho de ese armamento ha servido para liquidar a los agentes norteamericanos que actúan en nuestro país, y ahora descubren que son tantas las armas regaladas en ese contrabando que se exportan a países como Colombia, Perú, Bolivia y seguramente Venezuela. Pero aquí le hacemos al pentonto y nadie investiga ni busca consignar a los responsables.