Chilchota: corrupción, contratos y crimen organizado

LAURA PUENTE

Hay una maquinaria de poder político, contratos públicos por cientos de millones de pesos y una historia marcada por denuncias de corrupción

Chilchota Alimentos, reconocida por sus quesos y productos lácteos, es el rostro amable de un vasto imperio controlado por la familia Herrera Ale, originaria de Gómez Palacio, Durango. Fundada en 1976 por Carlos Antonio Herrera Araluce, la empresa se convirtió en el eje de una red de negocios, pero también, en un referente de excesos de poder, negocios y posibles nexos con el crimen organizado.

Detrás de los empaques de queso hay mucho más que un modelo empresarial exitoso: una maquinaria de poder político, contratos públicos por cientos de millones de pesos y una historia marcada por denuncias de corrupción.

Tras la muerte del patriarca en 2016, el control pasó a sus hijos: Leticia Herrera Ale, actual alcaldesa de Gómez Palacio, Carlos Manuel Herrera Ale, Ernesto Herrera Ale (fallecido en 2022). Con una carrera como diputada local, federal, senadora y tres veces presidenta municipal, Leticia se ha consolidado como una de las figuras con mayor control político en la región.

Desde su regreso a la alcaldía de Gómez Palacio en 2022, Leticia Herrera ha otorgado contratos públicos polémicos. Entre ellos destacan el PMGP-OM-LIC-ARR-103/2023, por más de 20 millones de pesos, destinado al arrendamiento de seis camiones pipa hasta agosto de 2025; y el PMGP-OM-LIC-ARR-121/2023, también superior a los 20 millones de pesos, para la renta, durante 28 meses, de seis camiones de las marcas Volvo, Dina e International.

Leticia no es la única envuelta en escándalos. Otra firma vinculada a su entorno familiar, Comercializadora de Productos Lácteos de la Laguna S.A. de C.V. (Coprolac), figura en los registros de Liconsa y Segalmex. Entre 2019 y 2021, el periodo con mayor corrupción documentada en esas instituciones, la compañía obtuvo contratos para transformar leche líquida en polvo.

La Auditoría Superior de la Federación reportó un presunto daño al erario por 202 millones de pesos, derivado de pagos sin comprobar y no acreditar la prestación de los servicios. Asimismo, investigaciones apuntan a un posible soborno vinculado con la venta de una propiedad en San Antonio, Texas, de Vilma Cristina Herrera Reza (hermana de un directivo de Coprolac), al hijo de René Gavira, exdirector de Administración y Finanzas de Segalmex.

En agosto de 2024, La Jornada dio a conocer que la FGR obtuvo orden de aprehensión por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita en contra de René Gavira Martínez, hijo de René Gavira Segreste.

La familia también ha estado vinculada con el narcotráfico. En los años 80, Carlos Herrera Araluce fue señalado como colaborador de Jaime Herrera, “El rey de la heroína”. Su hijo Ernesto habría dado refugio al sicario “El Chaky”, según los reportes de prensa y diversos mandos policiacos; y han sido relacionados con redes de protección al Cártel de Juárez.

En 2002, se documentó un conflicto entre Carlos Manuel Herrera Ale y el capo Juan José Esparragoza “El Azul”, miembro del Cártel de Juárez. Tras una supuesta apuesta millonaria en un palenque administrado por Gerardo Lozano, yerno de Herrera Araluce, Esparragoza, habría golpeado y amenazado de muerte a Carlos Manuel al negarse éste a pagar la deuda. Esto evidenció públicamente la relación entre ambos grupos.

Los Chilchota se han sentido intocables en la región, aunque con el paso de los años, las denuncias contra esta familia continúan. Los tiempos han cambiado, desde el gobierno federal y en completa colaboración con Estados Unidos, se observa detenidamente a todos aquellos empresarios y políticos que tengan algún tipo de nexo con el crimen organizado.

Así que, nadie está exento.

(El Heraldo)