Una burla, el apoyo a campesinos en Durango
El apoyo que ofrece el gobierno federal a través de Nacional Financiera es un mecanismo más de burla y atropello hacia los productores agrícolas del estado de Durango, y quizá de toda la República mexicana.
Hace unos cuantos días, el gobierno federal, en conjunto con el gobierno del estado, anunció con bombo y platillo una dizque solución económica para los productores del campo ofertando dinero fresco con créditos blandos y con pocas restricciones a través de dicha institución, que no es otra cosa que una extensión de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público; para tal efecto, el Ejecutivo del estado hizo del conocimiento público el ofrecimiento de estas “bondades” en los medios locales de comunicación, en específico los canales de televisión 10, 12 y TV España, amén de reuniones en diferentes municipios del estado llevadas a cabo por personal de esta institución “crediticia” en las que han informado que cuentan, según ellos, con “efectivos esquemas de crédito”, tales como ganadero, agrícola y refaccionario.
Pues bien, al buen entendedor pocas palabras, para ser sujeto de tales “créditos”, en lo referente al área agrícola es necesario presentar un proyecto de producción estimada de superficie ofreciendo la posesión de la tierra propia o arrendada con lo inherente a ello; certificados parcelarios o contratos de arrendamiento debidamente certificados por un fedatario público; estar debidamente capturado en Hacienda con la cedula 32 D y tener un 20% del monto del proyecto. Si esto fuera cubierto, las ministraciones serían sobre trabajos efectuados, es decir, “cuando ya barbeche venga por una parte del crédito, cuando vaya a sembrar le daremos otra parte, y cuando vaya a cosechar le damos el resto; todo ello, con un 9% de interés anual. Todo esto imposible de cumplir pues LOS CAMPESINOS ESTAMOS EN BANCA ROTA.
Los créditos refaccionarios son peor aún pues tienen dos trabas insorteables. Para obtener un crédito para comprar un tractor usado se tiene que llevar una cotización de una casa comercial, no de particular a particular. Obvio que en cualquier casa comercial, llámese John Deere, Massey Ferguson, New Holland u otras la unidad que se adquiera usada tendrá un costo de por lo menos un 40% más del valor justo de la misma. Pero las cosas no terminan aquí pues hay que dejar la factura del tractor bajo contrato comercial con fedatario público. Además de esto, el campesino debe comprobar legalmente la posesión de por lo menos 90 hectáreas, comprar un seguro leonino y presentar la forma 32 D de Hacienda.
En el ramo ganadero las condiciones están peores ya que se trata de un crédito hipotecario con garantías prendarias de dos a uno, y con más trabas y restricciones que los dos anteriores. A mis escasos conocimientos, esto no tiene razón de ser y me parece que es una burla a los campesinos por parte de estos señores “dueños” de México.
Atte.
Rufino del Campo.
Campesino duranguense.