La mayoría de los mexicanos tiene un salario miserable; cuando se jubilen morirán de hambre

  1. El sistema de pensiones en México se inició en la década de los noventa, cuando gobernaba Carlos Salinas y el neoliberalismo y la privatización se profundizaban: En 1992 se creó el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), extensivo a trabajadores del IMSS e ISSSTE bajo la lógica de las cuentas de capitalización individual, donde los trabajadores ahorrarían recursos a lo largo de su etapa productiva en una cuenta individual que sería administrada por empresas financieras del sector privado.
  2. Estaba claro el objetivo: manejar miles de millones de pesos de pensiones y jubilaciones para hacer negocios privados. Se denunció que era un saqueo descomunal y que los jubilados y pensionados no alcanzarían ni la mitad de su dinero al jubilarse. El sistema solidario de reparto y beneficios definidos fue sustituido por cuentas individuales administradas para el Retiro (AFORE). En 1995 se realizó una reforma a la Ley del Seguro Social teniendo al Seguro de Invalidez, Vida, Cesantía y Muerte como su objetivo.
  3. En México, año 2015, el “salario mínimo” por ocho horas de trabajo es de 69 pesos diarios, es decir, 4.5 dólares al día. ¿Por qué no se paga por lo menos un dólar la hora? En EE.UU., los trabajadores han estado haciendo movilizaciones para que les paguen 25 dólares la hora, y en algunos países del norte de Europa se exige incluso 35 dólares por cada 60 minutos de labor. ¿Cuánto cobrarán de jubilación o pensión en los EE.UU., para que sus ex trabajadores o ex empleados puedan pasear por el mundo, comprar lo que necesiten y gozar de una vida sin preocupaciones económicas?
  4. Hoy se ha publicado en México (La Jornada) acerca del pago de pensiones por una vida de trabajo: “Un trabajador de tres salarios mínimos con la aportación obligatoria actual, podría alcanzar una pensión de 2 mil 707 pesos, equivalente al 43% de su salario. Pero si este trabajador estuviera interesado en obtener ingresos por jubilación equivalentes al 50, 60 o 70% de su sueldo, debería ahorrar voluntariamente 4, 7 y 9% de sus ingresos, respectivamente”. Ni la burla perdonan los administradores de la burguesía: ¿Cómo puede ahorrar un trabajador si sus ingresos diarios no le alcanzan para vivir?
  5. Pero, además, como si fuera una broma, señalan: “Hay otros niveles salariales en peores condiciones: La situación de un cotizante de 15 salarios mínimos es más extrema, dijo la CONSAR (Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro), y añadió que en este caso, sin ahorro adicional, obtendría una pensión que corresponde a 27% de su salario. Ello explica que debería ahorrar de manera voluntaria 6, 8 y 11% de sus ingresos para alcanzar tasas de reemplazo (porcentaje de ingresos que obtendría a la jubilación respecto de su salario) de 50, 60 y 70%, respectivamente.
  6. Se supone que después de trabajar 30 años -es decir los mejores años de nuestra vida produciendo para todo el país- al retirarnos no solo deberíamos recibir el 100% de nuestros ingresos sino además una compensación como premio al trabajo. Sin embargo, el capitalismo mexicano ofrece un 27% del salario (si hoy mal vives con 100 pesos, al jubilarte cobrarás 27 pesos) y sólo si ahorras podrías alcanzar una jubilación mayor. En México, antes incluso se hablaba de jubilación estática (que se reducía) y jubilación dinámica que aumentaba al ritmo del salario.
  7. La mayoría de los empleados y trabajadores mexicanos tiene sólo un salario mínimo, otro alto porcentaje cobra dos salarios mínimos y muchos tres salarios. Hay profesionistas de cuatro a siete salarios y algunos privilegiados cobran de 10 a 20 salarios mínimos. ¿Sabes cuántos salarios y sus respectivas compensaciones cobran los diputados, senadores, gobernadores, los del INE, los de la Suprema Corte, el Presidente de la República, sus ministros y demás comisionados? Entre 120 y 300 salarios mínimos, es decir, entre 250 mil a 600 mil pesos al mes. Estos políticos nunca han necesitado jubilación porque les basta con sus “bonos de retiro” y el producto de sus negocios.
  8. Se ha señalado que la explotación laboral de los trabajadores agrícolas no puede explicarse sin la ‘‘complicidad’’ de los gobiernos federal y de los estados con sindicatos charros y patrones explotadores, además de enganchadores que actúan bajo la protección gubernamental. Hay negligencia y hasta complicidad. Existe una abierta protección a los patrones por parte del gobierno federal, de los gobiernos de los estados y de los sindicatos oficiales que brindan protección a los patrones de manera particular y también a los enganchadores, con lo cual hay un verdadero sesgo en cuanto a aplicar el estado de derecho.
  9. ¿Puede acaso ignorarse que en el amplio campo mexicano hay un alto porcentaje de trabajadores que vive en la total marginación con uno o dos dólares diarios, que no sabe lo que significa jubilación o pensión, que no tiene acceso a la escuela o a los sistemas de salud? Así que la batalla por eliminar los salarios de hambre no sólo es una obligación ineludible de los trabajadores activos; también los trabajadores jubilados deben luchar junto a ellos para lograr aumentos que impidan mayor mortandad por inanición y hambre. Si los jubilados no lucharon cuando eran trabajadores activos, que laven sus culpas antes de morir.