El cartel de Apolonio, actuando
Fernando Miranda Servín.
El extravío amañado de expedientes para perjudicar a alguna de las partes contendientes en los juicios que se llevan a cabo en los juzgados del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Durango es una práctica común, así como la aparición “milagrosa” de estos a cambio de entregar fuertes dádivas a algunos empleados deshonestos de esta institución.
La dilación en los procesos, el tráfico de influencias y las marrullerías “jurídicas” son el pan de cada día en el máximo Tribunal de esta entidad, en donde los ciudadanos simplemente no se sienten seguros de acudir ya que en innumerables casos, por medio de artimañas tramposas de algunos jueces y sus colaboradores coludidos con abogados sucios, son doblemente victimizados pues, de acusadores, de un plumazo pasan a ser acusados y hasta amenazados con ir a la cárcel, como le sucedió al señor Vicente Lira Bretado en el año 2013 quien, luego de un largo juicio, fue acusado de falsificar las firmas de Dalila Espino Ravelo, estampadas en cuatro pagarés por un adeudo de 120 mil pesos que le debía esta sobrina del conocido político duranguense Manuel Espino, amigo del Presidente Magistrado del Tribunal Superior de Justicia, Lic. Apolonio Betancourt Ruiz.
Lo mismo le pasó al ex rector, Rubén Calderón Luján, en el año 2010, cuando, a través de su abogado, solicitó un amparo en contra de las reformas ilegales a la Ley Orgánica de la UJED, realizadas por el Congreso local, pero este Tribunal, presidido desde entonces por el magistrado Apolonio Betancourt Ruiz, rechazó el amparo solicitado por el ex rector depuesto argumentándole a su abogado que la firma de la solicitud de amparo, presentada por Rubén Calderón Luján, era falsa.
Y como ya lo habíamos advertido aquí en nuestra edición número 61, esta “tesis jurídica” betancouriana de las firmas falsas parece ser que ya alcanzó el grado de jurisprudencia y, con ello, el gremio de los peritos grafólogos se ha convertido en una especie de cartel al interior de este Tribunal. Veamos por qué.
Si al ex rector de la UJED, Rubén Calderón Luján, y al señor Lira Bretado los peritos de este Tribunal los acusaron de falsificar firmas, ahora al señor Gilberto Pérez Obregón le han falsificado su firma en un pagaré y ha perdido su casa, pero los peritos de este Tribunal no dicen nada. Aquí la historia:
En el año 2012, el señor Gilberto Pérez Obregón, de 36 años, tuvo la mala idea de comprarle en abonos una esclava de oro a la señora Elizabeth Herrera Vela, quien se dedica a vender este tipo de artículos en su negocio, localizado en la Privada Ramírez Núm. 112, Zona Centro, de la ciudad de Durango. “Me mostró la esclava y me gustó, por lo que decidí comprársela al precio que me dio, que fue de 5 mil pesos, y acordamos que le haría dos pagos. El 18 de agosto de 2012 le pagué 2 mil pesos, pero tuve problemas para pagarle el resto por lo que me demandó ante la Dirección de Justicia Penal Restaurativa, de la Fiscalía General de Durango; ahí, Elizabeth Herrera Vela me cobró una cantidad insultante de intereses, yo no sabía que practicaba la usura, por lo que no tuve más remedio que devolverle la prenda, y pensé que el problema ya había quedado resuelto. Sin embargo, no me imaginé que la señora Herrera Vela tomaría las cosas de manera personal en mi contra, y me demandó, pero ya no en esta dirección de Justicia Penal Restaurativa sino en el Juzgado Tercero de lo Mercantil del Primer Distrito Judicial, con sede en Durango, en el Tribunal Superior de Justicia (Expediente 983/12), y grande fue mi sorpresa al enterarme que, según la señora Elizabeth Herrera Vela, le debía ¡¡500 mil pesos!!
“La señora Herrera Vela no solamente me estaba cobrando la esclava de oro que le devolví en la dirección de Justicia Penal Restaurativa de la Fiscalía General sino también una cantidad enorme de prendas de oro que, por mi situación económica, ni en sueños me hubiera comprometido a comprar”, relata el señor Gilberto Pérez Obregón, y continúa:
“Por la gravedad de la situación, tuve que contratar a un abogado, el Lic. Julio Sánchez Valenzuela, y pude establecer el carácter de la acusación, que no se trataba de otra cosa más que de una atrocidad deleznable pues la señora Elizabeth Herrera Vela había presentado en este Juzgado Tercero de lo Mercantil un pagaré con mi firma falsificada por la cantidad de ¡¡500 mil pesos!!, denuncia el señor Pérez Obregón.
Pero la pesadilla de Gilberto Pérez Obregón apenas comenzaba pues luego de esta acusación comenzó a ser hostigado en su hogar por la usurera Elizabeth Herrera Vela, quien se hacía acompañar de su abogada, la Lic. Graciela Calderón López, empleada del conocido despacho de abogados Leyva, y de la Secretaria de Acuerdos del Juzgado Tercero de lo Mercantil, Lic. Armida Barbier Delgado, que llegaban a su casa, ubicada en la calle Venezuela Núm. 802 de la colonia Adolfo López Mateos, en la ciudad de Durango, golpeando su puerta y profiriendo insultos y amenazas a su persona y a su familia. Al respecto, el señor Pérez Obregón manifiesta: “La señora Elizabeth Herrera Vela llegaba a mi casa en estado de ebriedad y pateaba mi puerta, me mentaba la madre y me amenazaba diciéndome que me iba a partir la madre si no le pagaba, por lo que tuve que solicitar una averiguación previa en la Fiscalía General de Durango (Expediente Núm. 057/13) por el delito de amenazas.
“El juicio continuó en el Juzgado Tercero de lo Mercantil, a cargo del Juez Mario Alonso Alvarado Reyes, y por más esfuerzos que hizo mi abogado, no pudo revertir este acto de injusticia, consistente en la falsificación del pagaré, aun cuando presentó un amparo y una queja ante el Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Durango”, expresa el señor Gilberto Pérez Obregón.
“Este juez, según los mismos empleados del Tribunal, hace todo lo que le dice su Secretaria de Acuerdos, la Lic. Armida Barbier Delgado, quien es amiga de mi acusadora, la usurera Elizabeth Herrera Vela, y ha sido la principal orquestadora para que yo sea despojado de mi casa ya que, por no acceder a las pretensiones abusivas de la señora Herrera Vela, la Lic. Armida Barbier Delgado, en contubernio con el juez Mario Alonso Alvarado Reyes, con una rapidez inusitada han hecho las diligencias necesarias para embargar mi casa por este adeudo apócrifo, basado en el cobro de un pagaré con mi firma falsificada por la señora Elizabeth Herrera Vela”, denuncia el señor Gilberto Pérez Obregón.
Y cuando se trata de poner la justicia en manos del mejor postor parece ser que las huestes sórdidas del Lic. Apolonio Betancourt Ruiz, Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Durango, no tienen límites. Y de nada sirve poner una queja ante el Consejo de la Judicatura de este Tribunal pues el mismo Lic. Apolonio Betancourt es el presidente de este Consejo.
Así las cosas, el 13 y el 17 de marzo, y el 6 de mayo de este año 2015 aparecieron en algunos medios de comunicación locales los edictos de remate de la casa embargada ya al señor Gilberto Pérez Obregón por el Juzgado Tercero de lo Mercantil. Dichos edictos aparecen firmados por la Lic. Armida Barbier Delgado, Secretaria de Acuerdos de este juzgado y amiga de la joyera usurera Elizabeth Herrera Vela.
Gilberto Pérez Obregón, sin ninguna otra opción a la que pueda acudir en el estado de Durango, pues es en la máxima institución “impartidora de justicia” de esta entidad en donde están atropellando sus derechos y despojándolo de su único patrimonio, acudirá a instancias nacionales e inclusive internacionales para denunciar estos hechos y exigir que se le haga justicia.
Quizá al Lic. Apolonio Betancourt y a sus jueces se les ha olvidado que nosotros los contribuyentes les pagamos sueldos muy generosos para que realicen su trabajo de manera impecable, con profesionalismo, y no para cometer este tipo de arbitrariedades.
¿Hasta cuándo la ciudadanía duranguense seguirá tolerando estas actuaciones ruines que se dan dentro de este Tribunal Superior de Justicia bajo la batuta de este personaje muy sui géneris?
El Lic. Apolonio Betancourt es el funcionario más fotografiado en la infinidad de actos políticos que aparecen publicitados en los principales medios de comunicación del estado de Durango… tal vez ya sea hora de que deje de asistir a estos eventos y convivios y se ponga a trabajar, vigilando la conducta de sus jueces.