El Calvario vive su calvario
Sr. Fernando Miranda Servín.
Director del periódico razacero.
Los vecinos del barrio de El Calvario, de la ciudad de Durango, Dgo., le solicitamos que publique esta carta en su prestigiado medio informativo.
El miércoles 14 de enero salió la noticia en un periódico local de que “El Calvario cambiará de fisonomía”, por lo que preocupados, y sabiendo cómo opera el gobierno en estos casos, un grupo de vecinos del barrio fuimos a SECOPE el día 30 de enero de 2015 a solicitar una audiencia con el titular de esta dependencia o el encargado de la obra, para que nos mostraran el proyecto. Ambos funcionarios no pudieron atendernos, nos dijeron que no había tal proyecto, que solo se iba a continuar con el remozamiento de las fachadas y nos pidieron nuestros números de teléfono para comunicarse con nosotros para darnos información, lo cual nunca sucedió. Teniendo en cuenta nuestra inquietud y sabiendo que habría algo de oposición por parte de los vecinos, comenzaron las obras a puerta cerrada y en sábado y domingo, por si hubiera alguna protesta ya fuera demasiado tarde para detener la obra, como lo han hecho de varias administraciones a la fecha.
Así, comenzaron las obras de remodelación del barrio El Calvario. Cada gobierno que llega le pone o le quita, y como ya es costumbre de nuestras autoridades y sus secretarías, en este caso SECOPE, no tuvieron la atención o la cortesía de avisar o tomar en cuenta a los vecinos de este barrio, y mucho menos escuchar su opinión al respecto, pues somos los que directamente resentiremos o nos “beneficiaremos” con ello.
Ya es costumbre del gobierno y sus secuaces hacer obra pública sin hacer consultas ciudadanas, como si Durango fuera de ellos, como si Durango fuera el patio trasero de sus casas, donde pueden poner y quitar cualquier cosa a su antojo, y lo peor es que hacen obras donde no se necesitan, en vez de poner énfasis en obras pendientes, como el bacheo de la ciudad, que es necesario y urgente, pues todas las calles están en pésimo estado; pero al contrario, hacen obras de “relumbre”, “a maquillar Durango para la foto pal feis”, solo para estar en los reflectores, y los problemas de las colonias los dejamos para después”.
De nueva cuenta se atropellan los derechos ciudadanos en Durango.
Deberían poner mayor entusiasmo en hacer obras que traigan un beneficio real a la ciudad. La mentada “Cruz Monumental”, que los vecinos del Cerro de los Remedios no dejaron poner allá, ahora la van a poner en El Calvario, “ya la tenemos, ya está pagada, ahora hay que ponerla donde sea y justificarla de cualquier forma”, o sea “a güevo” tenían que ponerla en algún lado (como la Bandera Monumental, no sé por qué se me viene a la mente la película “El héroe desconocido”). Para esto quitarán el estacionamiento de la Biblioteca, un problema más para los vecinos, pues de por si los espacios para estacionarse eran insuficientes; la gente que asiste al Teleférico, callejoneadas, restaurantes y bares se estacionaba hasta en las cocheras y línea amarilla, ahora con mayor razón, sin dejar de mencionar toda la basura que dejan, y no se diga los fines de semana: botellas y latas de cerveza, vasos y orines por todo el barrio. Y otro factor que no han tomado en cuenta: no hay baños públicos suficientes y que brinden el servicio todo el día. ¿Quién soportara todo eso?, ¿el gober?, ¿el titular de SECOPE?, ¡pues no!, serán los vecinos del barrio, o sea ¿quién pagará los platos rotos?
Existen otros detalles, además de lo ya mencionado: ya tomaron de moda en Durango construir, “restaurar”, remodelar o remozar, sin respetar el estilo arquitectónico del lugar o de la zona. Ya tomaron de moda revolver estilos, y la “remodelación” en El Calvario no será la excepción; no tomarán en cuenta que es uno de los barrios más antiguos de la ciudad y que cada vez está perdiendo identidad, originalidad y su carácter de barrio antiguo, todo gracias a los gobiernos que llegan y le ponen y le quitan, cada vez que les da la gana.
Se ve que el patrimonio de los duranguenses se lo pasan por el arco del triunfo. Han derribado casas viejas o han dejado que se vengan abajo para construir algo nuevo, en pleno centro histórico, ¿y el INAH?, sordo, ciego y mudo.
Otra cosa, ¿quién pagará los daños colaterales ocasionados por estas obras?, pues desde la época en que se construyó la Biblioteca, incluso con el Teleférico, se ha utilizado dinamita y martillos neumáticos, y ahora con la Cruz Monumental esto ha ocasionado que muchas de las casas colindantes al cerro hayan sufrido afectaciones, algunas de manera considerable.
Desde ese entonces los gobiernos han hecho caso omiso a las quejas y peticiones de los vecinos, pasa una administración y otra y estos detalles no se han resuelto. Por eso son necesarias las consultas ciudadanas reales, no simuladas, no con gente “comprada” o que tenga algún interés particular, sino con los directamente afectados o beneficiados. ¿Quién conoce mejor los problemas de la ciudad?, ¿el ciudadano común y corriente que sobrevive, recorre y transita día a día en ella o los funcionarios que nunca se bajan de su nube, ni de su coche y los problemas solo los ven desde “arriba” o “por TV”?
Atte.
Valentino Salas.
Representante de los vecinos del barrio de El Calvario.