Luis de Villa Barrera, alcalde mata perros
Recogen canes y los asesinan con martillos y a tubazos
Juan Monrreal López
Ciudad Lerdo, Durango.- A martillazos, con tubos, a tablazos, con cadenas, a patadas, los perros callejeros recogidos en la vía pública de este municipio son asesinados los fines de semana en sesiones de orgías de sangre al interior de la perrera municipal, ubicada en el antiguo rastro de la ciudad, sin que autoridad alguna o asociación protectora de animales denuncien al alcalde Luis de Villa Barrera, quien tolera y permite crueldad extrema en el trato y sacrificio de los aproximadamente 60 perros que masacran en promedio cada 7 días violando flagrantemente la Ley para la Protección de los Animales en el Estado de Durango, que en su artículo 6 Fracción III tipifica estas acciones como actos criminales.
Luis de Villa Barrera proviene de la burocracia educativa. Fue rector de la Universidad Politécnica de Gómez Palacio y sub secretario de Educación en La Laguna de Durango, donde puso la estructura educativa, estudiantes y brigadas de maestros al servicio de la campaña de Jorge Herrera Caldera, quien le pagó con la presidencia municipal.
Enriquecido en tan sólo un par de años de administración junto con su alcalde de facto Mario Alberto Saucedo Reyna, Luis de Villa Barrera decidió romper cuanta ley de la Administración Pública existe y colocó como director de la perrera municipal a su concuño, José Reza, hijo del torvo ex jefe policiaco de Gómez Palacio, José Reza Valverde.
Así que, pensando que en familia los actos criminales en contra de los perros callejeros no se conocerían, Luis de Villa y José Reza se han dado vuelo en masacrar con crueldad a los canes que deambulan por la llamada Ciudad Jardín.
Vecinos y ciudadanos lerdenses denuncian a Luis de Villa
Ubicada justo atrás del Hospital General de Lerdo, a 200 metros del periférico, en la Colonia San Isidro, la “perrera” municipal se esconde entre baches, matorrales y el miedo a circular por esos rumbos por la excesiva inseguridad ya que un sólo camino conduce a este sitio de sacrificio animal.
Rodeada con tela ciclónica, yedra uña de gato, árboles y yerbas diversas, el sacrificadero perruno esconde de curiosos las orgías de sangre de cada fin de semana.
De hecho, José Reza se asegura que nadie reclame. Amenaza a vecinos del lugar para que no digan lo que ahí pasa.
Dipsómano al grado de quedar tirado, José Reza se encierra en el rastro con botellas de alcohol y cervezas que lo embrutecen todos los días.
Así que el fin de semana, con “su equipo de trabajo” completamente estúpidos, se dan a la tarea de matar cruelmente a los canes que cayeron en sus manos.
Los vecinos dicen que “los aullidos de los perros son insoportables” mientras martillos, cadenas y tubos caen en su ser hasta convertirlos en moles informes.
Demócrata Norte de México se trasladó hasta ese lugar y encontró que, efectivamente, sólo un camino lleno de obstáculos lleva hasta las puertas del sacrificadero. A 50 metros del lugar huele a sangre añeja. Sangre sobre sangre que semana tras semana embarra el suelo del antiguo rastro municipal convertido en matadero de perros callejeros.
Fuera de la Ley para la Protección de los Animales en el Estado de Durango, que tipifica esta forma de sacrificio como delito, y en específico su artículo 6 que dice:
“Los actos de crueldad realizados por los seres humanos en detrimento de los animales conforme a esta Ley, pueden ejecutarse de los siguientes modos:
Actos de crueldad cometidos en perjuicio de los animales son los que realizan u omiten las personas de manera voluntaria y consciente para hacer sufrir, causar dolor o molestia física o anímica a los animales de su propiedad, ajenos o callejeros”.
Especificando en su fracción III que este tipo de actos voluntarios o involuntarios son actitudes criminales.
Por si fuera poco, existe un jardín de niños contiguo a este matadero.
Luis de Villa Barrera, protegido de Ignacio Aguado Esquivel
Preocupado por la cantidad de irregularidades administrativas, además de la sustracción de bienes públicos en dinero y especie, Luis de Villa aspira a una diputación local en el proceso electoral del 2016 “como una forma para protegerse de todas las pillerías cometidas en esta administración, junto con Mario Alberto Saucedo Reyna, enriquecidos desde que llegaron a la presidencia municipal”, dicen funcionarios de la actual administración a Demócrata Norte de México.
Agarrado in fraganti con fondos públicos que no han sido aplicados, uno de los defensores de Luis de Villa Barrera al que califica de “buen hombre” es Ignacio “Nacho” Aguado Esquivel, subsecretario de Gobierno del estado de Durango en La Laguna.
Nacho Aguado es un funcionario que se enriqueció a la sombra de Rocío Rebollo Mendoza. Primero cuando ella fue secretaria de Desarrollo Social del estado de Durango (SEDESOE), luego en la secretaría del Ayuntamiento cuando la deshonesta Rocío fue alcaldesa de Gómez Palacio; recientemente, Rocío Rebollo obtuvo la diputación federal en las pasadas elecciones, con Aguado Esquivel sumado ilegalmente a su campaña electoral.
Fuentes de Demócrata Norte de México aseguran que Aguado Esquivel no podría justificar sus propiedades y bienes con todos los salarios juntos reunidos como burócrata.
También aseveran que Nacho Aguado recibe apoyos sustanciales desde la presidencia municipal de Lerdo.
Así, Luis de Villa Barrera se encuentra cabildeando junto con el subsecretario de Gobierno la posibilidad de que le entreguen la candidatura a diputado local… o sea un seguro de impunidad a este alcalde mataperros, por lo que desde hoy “Mario Alberto Saucedo Reyna, se prepara para -ahora sí- ser alcalde constitucional y no de facto”, explicitan los funcionarios lerdenses a este medio.
Luis de Villa Barrera, alcalde mataperros
La Ley para la Protección de los Animales en el Estado de Durango prohíbe en su artículo 10 sacrificar animales que no sean para consumo humano.
También, la misma ley señala la necesidad de contar con un lugar específico y con todas las condiciones para sepultar los restos de los animales domésticos que sean sacrificados o mueran en la vía pública.
Lerdo no cuenta con esta infraestructura.
Se sabe que los animales asesinados van a parar al basurero municipal. También se conoce que Luis de Villa Barrera no tiene interés en remediar esta situación ya que se encuentra enfocado a reunir dinero suficiente para la hipotética de la diputación local que desea.
Un alcalde al que no le interesa la vida es miserable, un presidente como Luis de Villa Barrera que sabe cómo masacran a los perros callejeros de su ayuntamiento sólo merece la cárcel y las multas correspondientes que estipulan las leyes duranguenses.