Durango, sede del LXXVII congreso de zánganos
Todos, menos los auténticos campesinos, en el 77 Congreso Nacional de la CNC.
Fernando Miranda Servín.
Del 26 al 28 de agosto, una vez más nuestra ciudad volvió a ser sede nacional de un congreso cuyo único beneficio fue para los hoteleros, restauranteros y agencias de viajes. Esto debido a que en la capital del estado se celebró el LXXVII Congreso Extraordinario de la Confederación Nacional Campesina bajo el demagogo título de “Transformando el campo de México”. En su discurso de apertura, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, mencionó que los mexicanos y su gobierno quieren un campo próspero y un campo justo, en el que la productividad y la creación de riqueza contribuyan a abatir la pobreza y la desigualdad. No conforme con semejantes falsedades, el culpable de que el dólar cueste más de diecisiete pesos dijo que los campesinos de México tienen en el gobierno de la República a un aliado porque su administración respalda al agro mexicano.
El responsable del despeñadero en México indicó que su gobierno está siendo un aliado firme y permanente de los campesinos, desde la forma en que producen, lo que deben de producir y hasta en su comercialización, motivo por el cual la actividad agropecuaria de México estaba creciendo y moviéndose en favor de los campesinos.
Este famoso Congreso es otra vacilada al estilo del viejo PRI, porque resulta que desde hace décadas el campo y los verdaderos campesinos y productores no cuentan con apoyos, estos los reciben únicamente los “lideres” de la CNC, que a través de esta organización se han encargado de empobrecer el campo mexicano.
Cabe mencionar que de los cientos de dirigentes campesinos que llegaron de todos los estados del país ninguno calzaba huaraches o tenía las manos arrugadas debido a las arduas faenas que diariamente se llevan los campesinos que si producen, que si siembran, que al menos cosechan lo que su familia se come y les queda algo para vender. Por el contrario, campesinos con botas muy caras y sombreros de muchas equis llegaron a Durango en avión o en sus lujosas camionetas. Dentro del programa se presentaron ridículos y anticuados concursos de oratoria, canto y hasta de “La Flor más Bella del Ejido”, donde como en las películas del Piporro se pudieron ver muchachas güeras de ojos azules como representantes de sus parcelas. Entre los asistentes, más de diez parecían representantes de J.R Ewing, protagonista de la famosa serie de televisión Dallas.
Otra de las actividades del llamado congreso “Transformando el campo de México” fue la instalación de mesas de trabajo, entrega de certificados parcelarios y de regalo un rodeo nocturno para los esforzados campiranos que tuvieron que dejar el arado y sus labores para venir a Durango a presentar solicitudes a los módulos instalados que prestaban atención a sus demandas campesinas. Según los organizadores, las siete mesas temáticas establecerán la agenda legislativa del campo 2016, lo que vaticina que la agenda va a estar muy pobre, ya que muchos de los asistentes no acudieron el jueves 27 a participar en las mesas porque andaban turisteando.
Enrique Peña Nieto acompañado del gabinete rural, gobernadores, legisladores y ex dirigentes y actuales líderes agraristas como el senador Manuel Cota Jiménez, mandamás de la Confederación Nacional Campesina, así como el nuevo líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y la Secretaria General, estuvieron en Durango para abrazarse, tomarse fotos con el Presidente, pedirle a Manlio Fabio y al Ejecutivo Federal posiciones y favores para los líderes campesinos que trabajan atrás de los escritorios y únicamente se llenan de tierra las manos cuando las meten a las macetas de sus casas, sino pregúntenle al de Durango, que de comerciante y vendedor de refacciones de la noche a la mañana lo hicieron campesino y ya hasta sombrero se pone, y hay de aquel que se atreva revelarse porque adiós Procampo, fertilizante, pastura, sementales, semilla, créditos y candidaturas para el llamado sector campesino del PRI cuyos líderes son unos auténticos zánganos que no producen otra cosa que no sea grilla. Por supuesto que existen contadas excepciones, pero la inmensa mayoría de los zánganos llamados líderes de la CNC de todo el país, vino a Durango a pasearse, y si el Congreso se realizó en nuestra ciudad simple y sencillamente se debe a que en la callada y tranquila ciudad colonial no pasa nada relevante, esto es, no hay peligro de una manifestación de maestros de la CNTE o de indígenas, nadie va a reclamar nada; los medios publican en sus encabezados los excelsos discursos de los oradores y al final el presidente se va contento porque no existió la más mínima posibilidades de causarle una molestia.
Las conclusiones fueron que la función de rodeo estuvo muy bonita, los cantantes hicieron recordar a Las Jilguerillas y a Judith Reyes y que las participantes de “La Flor más bella del Ejido” lucieron unas bellas y artesanales trenzas que hasta la misma Dolores del Río hubiera envidiado en su película “María Candelaria”. Con respecto del campo, apoyos y demás farsas, los participantes del LXXVII Congreso Nacional de Zánganos regresaron a sus lugares de origen exactamente igual que como llegaron, es decir, sin ninguna propuesta para mejorar la situación de productividad en las miles y miles de hectáreas que en todo el país no producen.
La solución para que el campo mejore es muy sencilla e incluso tenemos un ejemplo en Durango. Si los organizadores se hubieran llevado a los zánganos que asistieron al congreso a conocer los campos o colonias menonitas que se encuentran pasando la población de Guatimapé, se hubieran dado cuenta que al lado derecho de la carretera, las tierras están sembradas, existen fábricas de quesos, embutidos, conservas, etc. Existen suficientes pozos de riego, no hay expendios de cerveza, las vacas están gordas, los hombres comienzan al despuntar el alba a trabajar y descansan cuando el sol se mete. En cambio, al lado izquierdo de la carretera las tierras están tristes y sin sembrar, los tractores no funcionan porque los campesinos no tienen dinero para comprar la refacción, venden la semilla, el fertilizante y hasta el diesel que el gobierno les subsidia (regala) a través de los zánganos líderes de la CNC que existen en cada estado y en cada municipio del país. Los campesinos del lado izquierdo de la carretera están sentados afuera de una miscelánea, en grupos de tres, cuatro o cinco tomando cerveza o jugando billar, esperando con ansias cobrar -como si lo merecieran- el Procampo. ¿Cuál es la diferencia si es la misma tierra que solo divide la carretera? Muy sencillo, los menonitas tienen una cultura ancestral, así nacieron, así crecieron y así los enseñaron. Les daría vergüenza estirar la mano para aceptar algo regalado que no se han ganado con esfuerzo. Mientras tanto, del otro lado de la carretera, los campesinos que no siembran eligen a sus representantes para que con gastos pagados asistan a divertirse durante dos días al LXXVII Congreso de Zánganos de la CNC.
En su discurso, Peña Nieto mencionó que su administración respalda con fuerza al agro mexicano. Una mentira más, mejor que se deje de discursos y se lleve a una familia de menonitas como dirigentes de la CNC y en menos de un año México no tendrá que seguir importando alimentos; de lo contrario, seguirán organizando congresos y más congresos de campesinos que de nada servirán mientras continúen haciendo del campo y de la mayoría de los campesinos mexicanos una fábrica de pobres maiceados.