El gran negocio de la política

Los pobres, más pobres; los jerarcas del poder, más ricos

La parálisis aterradora que sufre nuestro país no es nueva y si acaso cambia es para empeorar. Los tiempos de la colonia y el porfiriato siempre han estado presentes, no se han ido. La represión brutal del Estado para someter a los que se atreven a protestar por los abusos de poder que cometen nuestros gobernantes se sigue practicando, pero hoy quizá con más crueldad.

De hecho, todos los regímenes que hemos padecido han cometido atrocidades, todos tienen en la historia sus masacres que los han caracterizado, y todos tienen en su haber el más terrible de los logros: mantener al pueblo de México en la pobreza.

Hoy, por fortuna, estamos mejor informados que antes por los instrumentos tecnológicos que están a nuestra mano como las redes sociales de internet, pero ni este avance ha podido revertir el aumento de hechos deleznables que no solo nos avergüenzan a los mexicanos sino al mundo entero.

Los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos forzosamente el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, siguen sin aparecer, simple y llanamente porque al gobierno genocida que tenemos no le conviene “encontrarlos”, aunque desde el día que sucedieron los hechos sabe perfectamente en dónde están. Alguien los desapareció, y alguien obligatoriamente debe saber en dónde están, pero como estamos gobernados por mafias asesinas ni el presidente Enrique Peña Nieto ni los pusilánimes secretarios de Gobernación y de la Defensa nos lo van a decir, a pesar de que ya desde hace mucho tiempo tienen esa información. Y es que estos representantes del Estado mexicano no tienen escapatoria ante la historia: si lo saben, que es lo más seguro, han sido cómplices de ese crimen de lesa humanidad, y si no lo saben son pésimos gobernantes incapaces de conocer lo que sucede en el territorio nacional, pero esto último no se los puede creer nadie.

El presidente Enrique Peña Nieto. En México la corrupción viene desde arriba.
El presidente Enrique Peña Nieto. En México la corrupción viene desde arriba.

Así, con la Justicia rota en nuestro país y una clase gobernante incapaz de ofrecernos paz social, seguimos en picada ocupando todos los últimos lugares o primeros sitios deshonrosos en las estadísticas de cuantas organizaciones internacionales no gubernamentales y oficiales existen en lo que se refiere a índices de corrupción, inseguridad, educación, salud, desarrollo social, etc.

Y hemos llegado a estos límites dramáticos porque nosotros como sociedad lo hemos permitido, dejando que generaciones de apátridas nos gobiernen y, más aún, pagándoles generosos sueldos para que nos perjudiquen, para que vendan lo que no les pertenece y se enriquezcan haciendo grandes negocios particulares con recursos públicos. El mejor ejemplo que tenemos de esto es ni más ni menos que nuestro presidente Enrique Peña Nieto, de quien solo se conocen sus faraónicas propiedades adquiridas de manera ilegal, pero desconocemos absolutamente a cuánto asciende su fortuna personal.

En este mismo contexto se encuentran la mayoría de secretarios de Estado y gobernadores que se han enriquecido y se están enriqueciendo hasta el hartazgo otorgando contratos millonarios para obras públicas y demás servicios a familiares cercanos y amigos. También, en este esquema depredador están los diputados locales y federales y senadores de la República que realizan saqueos desmedidos asignándose insultantes sueldos y gastos que no son auditados, o sea robos. Para esto sí hay dinero, y de sobra, pero para implementar verdaderos programas que abatan la pobreza no hay recursos, y si los hay no llegan a quienes deben de llegar, como por ejemplo la Cruzada contra el hambre del actual régimen corrupto que solo está sirviendo para abultar las cuentas bancarias de la empresa transnacional Nestlé.

Y una muestra más de que a nuestra clase gobernante no le interesa bajar los altos índices de pobreza, que ya alcanzan los 63.8 millones de pobres según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, es la distribución del Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal de 2016, que recientemente fue aprobado en la Cámara de Diputados y que, según los expertos analistas, no va a generar crecimiento económico ni mejores condiciones de vida para los mexicanos pues de los cuatro billones 763 millones 874 pesos que se distribuirán hay reducciones del presupuesto que van del 5 al 20% en áreas tan sensibles como Salud, Trabajo y Previsión Social, Comunicaciones y Desarrollo Social, más no en el presupuesto asignado a la Secretaría de Hacienda de Luis Videgaray, que recibió 500 millones de pesos más que el año pasado (28 mil 502 millones) o la Oficina de la Presidencia de la República que de 1,900 millones de pesos pasa a recibir casi 2 mil millones sin ningún control de transparencia sobre estos gastos. Más ladrones no pueden ser quienes ocupan los más altos cargos en el gobierno federal.

El Ejército y el Instituto Nacional Electoral fueron otras de las dependencias que vieron aumentados sus presupuestos. Como se puede apreciar, cada vez se fortalecen más las estructuras que someten y reprimen mientras que las instituciones que deben de servir para sacar de la miseria a millones de mexicanos son abandonadas gradualmente.

En el municipio de Cherán el pueblo manda.
En el municipio de Cherán el pueblo manda.

Así funciona el capitalismo salvaje que aplican las oligarquías nacional y extranjera a través de la partidocracia criminal, para mantener a las mayorías explotadas y a medio comer. Pero ¿qué debemos hacer para cambiar este presente sombrío? Quizá las únicas salidas que nos queden sean las candidaturas independientes auténticas con vías a la reestructuración del Estado por medio de la conformación de un Nuevo Constituyente, ya planteado por el obispo Raúl Vera, y los autogobiernos, como el que existe en el municipio de Cherán, en el estado de Michoacán, en donde desde el año 2011 sus casi 20 mil habitantes se han gobernado a través de un Consejo Comunitario, luego de que sus pobladores fueran acosados y asesinados por mafias de talamontes. Hoy, Cherán es el único municipio del país en donde no hay partidos políticos y, por ende, no hay corrupción ni inseguridad. Ojalá que los mexicanos algún día logremos tener el mismo carácter que los habitantes de Cherán.