El poder del narco

Sócrates Campos Lemus.

Resulta sorprendente la declaración de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, no la “cuina”, como me decían algunos de sus contrarios, cuando en Tampico, el día 1 de octubre, manifestó que gracias al capo Rafael Caro Quintero logró sobrevivir los nueve años que estuvo en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México. Así declaraba textualmente: “Salí de la cárcel tras nueve años preso, y luego desterrado durante dos años y medio con cinco intentos de asesinato. ¿Quién creen que me salvó de los asesinatos? Los narcos, no dejaron que me mataran. Caro Quintero, que hoy está saliendo, puso gente de él para que no me mataran, gracias a él vivo”.

Y para que no hubiera dudas cuando uno de los reporteros inocentemente o con mala leche le decía que si él había sido aliado de los narcos, su hijo, declaraba que NO, pero él fue mucho más explícito diciendo: “Estoy diciendo que no dejaron que me mataran no sea pendejo para hablar… ¿qué es eso? Estoy diciendo que gracias a ellos no me mató el gobierno…”.

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Rafael Caro Quintero, evitó el asesinato de La Quina en la cárcel.

Y bueno, es para pensarse de que si en los penales se requiere que los capos del narcotráfico sean los protectores para que gente de la importancia de Joaquín no fuera asesinado, pues entonces si que estamos jodidos todos, porque quiere decir que si el “gobierno” como declaraba la Quina, no pudo asesinarlo en cinco ocasiones, es que mandó a los más pendejos para hacer tal felonía o que solamente quería darle sus “caladitas” para ver sus reacciones, y si en los penales, como sabemos, son los narcos los que tienen el control de tal forma que pueden proteger a un preso “político” para que no lo maten sus enemigos en el gobierno, pues ya no podremos entender muchas cosas; pero lo que si nos queda claro es que el narcotráfico no solamente controla los penales, sino también las calles y a muchos gobiernos, no de hoy, sino desde hace tiempo, tal como lo pudimos ver en el asunto del “Búfalo” en Chihuahua, donde por instrucciones de la CIA y con la protección de la DFS y otras instancias, esta agencia norteamericana podía ordenar y proteger la siembra y el tráfico de drogas desde México a los Estados Unidos, para que con las ganancias de este negocio oficial, se pudieran iniciar otras guerras en otras partes del mundo, como lo demostró el escándalo Irán-Contras. O como en la época de Felipe Calderón, que se permitió contrabandear, vender o regalar armas a los grupos del narcotráfico en el país, violando la soberanía nacional y violando todas  las leyes y reglamentos en México, por parte de la DEA, para que se traficaran cientos de armas para que, “los narcotraficantes, se mataran entre sí” y se pudiera garantizar la intervención en México y controlar a las instituciones de seguridad o de espionaje.

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Joaquín Hernández Galicia.

Lo declarado por Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, antes de morir, es importante para entender muchas cosas de la actualidad. Lo que es indiscutible es que en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, donde se tenía que fortalecer y operar el Tratado de Libre Comercio, era vital el control de los sindicatos nacionales, y es por esa razón que se hicieron muchos intentos para tener reuniones entre Salinas de Gortari y Hernández Galicia, tal como lo hemos comentado en libros y colaboraciones, y que hoy en día, con la famosa Reforma Laboral, ya no hay necesidad de ese tipo de controles porque en la realidad no existen sindicatos poderosos controlados por dirigentes de poder, sino por incondicionales del sistema, y esos no van a generar conflictos como los que pretendía generar la Quina cuando intervenía con gente y recursos financieros para hacer una lucha en contra del PRI; así, cuando él sale del control sindical y entra de lleno al conflicto político utilizando los recursos sindicales, que no eran suyos, en contra de los intereses del gobierno y del sistema, pues le genera también un conflicto que hace su propia destrucción como líder y como abanderado sindical; por esa razón, cuando Carlos Jonguitud Barrios, que controlaba el SNTE, vio esa forma de represión y acción, optó por abandonar la dirigencia del sindicato a favor de la maestra Elba Esther Gordillo, que no entendió la lección y se confrontó con el propio sistema y gobierno, y por esa razón está en la cárcel, dejando a un lado el destierro o el entierro que se acostumbra hacer contra los disidentes políticos.