Esteban: el candidato de la impunidad
Fernando Miranda Servín.
La Federación de Estudiantes Universitarios de Durango (FEUD), lejos de ser un semillero de jóvenes profesionistas cuya principal característica sea la excelencia, desde siempre ha sido un auténtico cuartel de porros al servicio de los gobiernos estatales priístas, que la han patrocinado la mayoría de las veces con recursos extraídos del erario de manera ilegal. Los estudiantes que han integrado e integran esta federación, desde esa etapa de su vida son utilizados por los políticos priístas locales que, siempre a la conveniencia de sus intereses muy particulares, los empujan a las calles a realizar acciones de choque en situaciones especiales y a desempeñar actividades casi siempre ilegales en los procesos electorales a cambio de ciertos privilegios como dinero, obsequio de calificaciones, exenciones en pagos de colegiaturas y hasta plazas de “aviadores” en algunas dependencias.
De esta federación emerge Esteban Villegas Villarreal al quehacer político duranguense, en el año 2003, cuando es impuesto como su dirigente (porque desde antes, desde entonces y hasta la fecha todos los dirigentes de la FEUD han sido impuestos por los gobiernos locales priístas).
A la par, y cobijado por la administración del ex gobernador Ismael Hernández Deras, Esteban Villegas va escalando puestos en el priísmo local como dirigente del Frente Juvenil Revolucionario, diputado por el primer distrito local, en el año 2007 (según una crónica del prestigiado periodista duranguense Gilberto Jiménez Carrillo, siendo diputado local un periodista le preguntó a Esteban Villegas si habría en Durango división de poderes, y este le contestó que Durango era un pueblo unido y que no tenía por qué haber divisiones de ningún tipo), secretario estatal de la CNOP, y en 2009 presidente del Comité Directivo Estatal del PRI.
En este cargo, la clase política duranguense lo recuerda al mando de habilidosos grupos de mapaches electorales que, en buena parte, realizaron uno de los más escandalosos fraudes que se recuerden en Durango, en las elecciones de 2010, en las que, de manera grotesca, inclusive el gobierno estatal tuvo que echar mano de comandos armados para robarse las urnas en aquellas casillas en las que la ciudadanía había votado copiosamente a favor de José Rosas Aispuro Torres, candidato en aquél entonces de la coalición Durango nos une, integrada por el PAN, PRD y Convergencia.
Como ya todos los duranguenses saben, al final el candidato del PRI, Jorge Herrera Caldera, “ganó” la gubernatura por una diferencia de 11 mil votos.
Estos servicios prestados al actual gobernador de Durango le valieron a Esteban Villegas ser designado como secretario de Salud estatal, cargo que ocupó de agosto de 2012 a abril de 2013, tiempo breve pero suficiente para que el hoy flamante candidato priísta a la gubernatura duranguense se otorgara a sí mismo la categoría de “Médico Especialista C”, sin jamás haber ejercido su profesión de Médico Cirujano, e integrara a la nómina de esta secretaría a su esposa, Marisol Rosso.
En junio de 2013, con 82 mil votos, apenas el 17% del listado electoral del municipio de Durango, Esteban Villegas gana la alcaldía de la capital de este estado, comenzando una nueva página a llenar de corruptelas, impunidades, ineficacias y promesas sin cumplir, teniendo como paradójica bandera su lema “Viene lo mejor”.
Así, más preocupado por llevar la delantera en la carrera hacia la candidatura del PRI a la gubernatura de Durango que por servir a la ciudadanía, Esteban Villegas no solo dejó las calles de su municipio peor que como las dejara su antecesor, Adán Soria Ramírez, sino que desatendió el desarrollo social y la generación de empleos, dejando con un palmo en las narices a los habitantes de todas esas colonias populares a las que durante su campaña electoral había ido a pedir el voto. Al respecto, la señora Laura Calderón, dirigente de la colonia Laderas del Pedregal, manifestó a razacero: “Aquí vino a pedir el voto como candidato a la alcaldía y nos prometió pavimentar nuestras calles, pero no cumplió. Ya como alcalde le di encuentro y le dije que no había cumplido, y me contestó que vendría a la colonia a regalarnos pasteles, pero ni eso cumplió”.
Lo que sí cumplió Esteban Villegas Villarreal durante su gestión fue con proteger a sus colaboradores más cercanos como Juan Rafael Rosales Sida, coordinador de Inspectores, que a lo largo de su gobierno se dedicó a hostigar y a extorsionar a miles de comerciantes clausurándoles sus negocios por el más mínimo pretexto, provocando un repudio social sin precedente. Lo mismo sucedió con su titular de la Dirección Municipal de Seguridad Pública, Lic. Noel Díaz Juárez, quien acumuló infinidad de quejas de taxistas y ciudadanos por las extorsiones que diariamente realizaban los agentes de tránsito bajo sus órdenes.
También, durante el periodo que Esteban Villegas ocupó la alcaldía de Durango el narcomenudeo se disparó a niveles nunca antes vistos.
En el aspecto cultural, su amigo, Lauro Arce Gallegos, designado por él como director del Instituto Municipal del Arte y la Cultura, convirtió a esta dependencia en una mera agencia de contrataciones para darle a la ciudadanía penosos eventos de entretenimiento banal. Y su esposa, Marisol Rosso, como titular del DIF municipal se negó a atender a las organizaciones sociales que realizan actividades en zonas precarias y a favor de personas vulnerables y en situación de calle.
Pero quizá los actos más oprobiosos de corrupción e impunidad perpetrados durante la alcaldía de Esteban Villegas fueron los saqueos a los recursos municipales llevados a cabo por algunos de sus colaboradores más cercanos para construir sus residencias en los suburbios más lujosos de la ciudad de Durango, como fue el caso del ex subdirector de Servicios Públicos Municipales, Luis Alberto Escajeda Arce, que en octubre de 2014, luego de habérsele practicado una auditoría, se le encontró un desfalco millonario ya que también ostentaba el cargo de subdirector de Administración de esta misma dirección de Servicios Públicos. Pero el entonces alcalde, Esteban Villegas Villarreal, en lugar de fincarle responsabilidad penal a Luis Alberto Escajeda Arce, solamente lo separó de su cargo con goce de sueldo. Posteriormente, en enero de 2015, trabajadores de la misma Dirección de Servicios Públicos Municipales denunciarían en la redacción de razacero que el desfalco de Luis Alberto Escajeda Arce ascendía a más de dos millones de pesos y que había construido su casa con recursos municipales y con trabajadores de la misma Dirección de Servicios Públicos que fueron utilizados como albañiles y electricistas. La casa en cuestión, “La Casa Blanca de Durango”, está ubicada en la calle Circuito Ferrería Núm. 132, en el fraccionamiento Colinas del Saltito, una de las zonas más exclusivas de la ciudad de Durango. Los vecinos de este fraccionamiento declararon a raza cero haber hecho varias denuncias ante la Contraloría Municipal porque constantemente veían vehículos oficiales y a empleados municipales construyendo el inmueble, pero sus querellas nunca fueron atendidas.
Este medio de comunicación solicitó a la Unidad de Transparencia e Información Municipal de Durango todos los contratos y gastos que el subdirector de Administración de Servicios Públicos, Luis Alberto Escajeda Arce, había realizado durante el tiempo que ocupó su cargo, negándose a proporcionar dicha información. Hoy, Luis Alberto Escajeda Arce funge como “subcoordinador operativo” de la campaña electoral de Esteban Villegas.
Así, con este bagaje de corruptelas, complicidades y encubrimientos, Esteban Villegas, a finales del año pasado, comenzó su confrontación con su correligionaria de partido, la senadora lagunense Leticia Herrera Ale, para disputarse la candidatura del PRI a la gubernatura de Durango, sacando siempre la peor parte ya que en todas las encuestas realizadas, tanto por agencias reconocidas como por el mismo Comité Ejecutivo Nacional del PRI, aparecía como perdedor ante la senadora Herrera Ale, tanto en las preferencias de la ciudadanía como en la aceptación de la militancia priísta; sin embargo, en el PRI la limpieza y la democracia no son características que se lleven bien con sus colores por lo que la designación del candidato a la gubernatura fue producto del “dedazo” presidencial y de las presiones de los grupos de poder estatales, que para nada son afines a la senadora Leticia Herrera y a su padre recientemente fallecido, el empresario y político Carlos Herrera Araluce.
Para estos grupos de poder, encabezados por el ex gobernador Ismael Hernández Deras y por el actual mandatario estatal, Jorge Herrera Caldera, era preferible elegir al candidato que durante más de una década habían formado a su imagen y semejanza, es decir, a Esteban Villegas Villarreal, no tanto para beneficiar al pueblo de Durango sino para que este los proteja y les garantice impunidad por los saqueos descomunales que han llevado a cabo, tanto ellos como algunos de sus familiares más cercanos, especialmente en esta última administración que aumentó arbitrariamente la deuda pública estatal en un 50% tan solo durante el último semestre, dejándola en más de 7 mil millones de pesos, amén de los más de 4 mil millones de pesos que el gobierno de Jorge Herrera Caldera no ha justificado ante la Auditoría Superior de la Federación.
Es en este panorama que la senadora Leticia Herrera fue burdamente desplazada, cuando para la ciudadanía duranguense y para la opinión pública nacional era un hecho que ella sería la candidata a la gubernatura; al final, a Leticia Herrera le fue concedida la candidatura a la alcaldía de su tierra, Gómez Palacio, causando indignación generalizada en los habitantes de La Laguna que, como respuesta a la imposición de Esteban Villegas, se manifestaron por miles en las calles y en las redes sociales advirtiendo que en estas elecciones emitirán su voto de manera diferenciada, a favor de Leticia Herrera para alcaldesa y a favor de José Rosas Aispuro para gobernador. Y esta tendencia aún persiste en la ciudadanía lagunense, a pesar de los esfuerzos y el derroche de recursos públicos que han hecho los personeros del gobierno estatal priísta para comprar las voluntades de algunos dirigentes panistas, anunciando con bombo y platillo sus adhesiones a la candidatura de Esteban Villegas, cuando el verdadero problema al que se va a enfrentar el priísmo en La Laguna no son estos militantes panistas desorientados sino todo el electorado lagunense al que no han logrado convencer de que “El Médico Especialista C” es la mejor opción para gobernar Durango, a pesar de todos los millones de pesos que se han gastado ilegalmente en promover su imagen.
Este mismo escenario se presenta en la ciudad de Durango, en donde los ayudantes de los candidatos priístas tienen que adelantarse a las casas de las colonias populares a preguntar a los habitantes si tienen voluntad de recibir a los candidatos priístas, obteniendo una respuesta negativa en la mayoría de los casos, y lo mismo se aprecia en los cruceros de la ciudad en donde es común ver la negativa de los automovilistas a los ofrecimientos de propaganda por parte de los jóvenes brigadistas del PRI.
Estos signos de rechazo social son los que tienen ya a los priistas con los focos rojos encendidos y sumamente nerviosos, porque quizá esta vez no se repita la historia del año 2010 y cientos de miles de duranguenses se agolpen en las casillas electorales para votar por cualquier otra opción viable, menos por el PRI. De ahí que los dirigentes de este partido hayan iniciado una guerra sucia para tratar de debilitar a uno de los candidatos que podría derrotarlos: José Rosas Aispuro.
Es por esta razón que tan solo en la capital de Durango la noche del pasado 21 de abril fueron “blanqueadas” más de 50 bardas en las que los partidos de la coalición Unidos por ti, PAN-PRD, promocionaban a su candidato a la gubernatura, José Rosas Aispuro. Y lo desconcertante es que a pesar de que una de esas bardas está ubicada a escasos metros de la Dirección de Seguridad Pública Municipal no hubo ningún detenido por estos actos vandálicos.
Las golpizas también ya comenzaron a darse a los brigadistas de la coalición aispurista, perpetradas, aparentemente, por “estudiantes” encapuchados (¿será acaso que el gobierno estatal priísta ya echó a las calles a los integrantes de la FEUD?).
De la misma manera, el candidato priísta ha echado a andar una campaña mediática triunfalista basándose en encuestas publicadas en algunos medios de comunicación nacionales que lo dan como ganador de los comicios, mismos medios que ya en reiteradas ocasiones han errado estrepitosamente en otros estados de la República, como en Nuevo León, donde colocaron en tercer lugar, con una diferencia de más de 20 puntos en relación al primer lugar, al candidato independiente a la gubernatura, Jaime Rodríguez “El Bronco”, quien finalmente ganó las elecciones, por lo que estos pronósticos de los que hace eco “El Médico Especialista C” no son nada confiables.
Pero el objetivo real de esta artimaña es desalentar al electorado opositor manifestando ciertos aires anticipados de victoria, cuando la realidad es que en la mayoría de los municipios, barrios y colonias de las principales ciudades de Durango es evidente el rechazo que la ciudadanía le demuestra al priísmo, por lo que es inminente que el primer domingo de junio que se avecina miles de duranguenses emitan su voto de repudio al PRI, sufragando por algún otro candidato que les ofrezca una verdadera opción de cambio.
Ahora Esteban Villegas promete en sus discursos de campaña, y en ese debate en el que hizo gala de su excelente memoria, todos los beneficios que su partido le ha negado al pueblo de Durango durante casi cien años con su lema “Para que tú ganes más”, pero desgraciadamente para él trae la pesada loza del “dedazo” del presidente Enrique Peña Nieto, que ha sido uno de los mandatarios más impopulares de la historia de México, la consigna de proteger al séquito que ha saqueado a Durango los últimos dos sexenios y la sombra de los miles de simpatizantes de Leticia Herrera Ale en La Laguna, que tan solo están esperando el 5 de junio para emitir su voto diferenciado a favor de la senadora para que ocupe la alcaldía de Gómez Palacio y en contra de Esteban Villegas.