El moderno Alí Babá

AMLO: LA OTRA MAFIA DEL PODER

Fernando Miranda Servín.

“ ‘Para nosotros no hay agua, pero que tal la están despilfarrando en la construcción del restaurante del delegado’, así se refirió la señora Teresa Pérez, vecina de la colonia Santa Ana Poniente, respecto al negocio que está edificando el morenista Rigoberto Salgado sobre avenida Tláhuac, casi esquina con Salvador Díaz Mirón.

Dicha versión fue confirmada por los mismos trabajadores de la delegación Tláhuac que laboran en el lugar; incluso aprovecharon para denunciar que los están poniendo a trabajar en la obra ‘para terminarlo rápido’, pese a que no están contratados para esas tareas.

‘No nos ponen a trabajar en la mañana y tarde, pero que tal nos ponen a fregarle durante las noches’,  ‘ya estamos cansados de que nos hagan trabajar de noche, nos tienen todo el día sentados y no arreglamos nada, pero como esto es del jefe pues hay que chingarle’.

Lo anterior son algunos testimonios de trabajadores de la delegación Tláhuac, quienes pidieron omitir sus nombres por miedo a ser despedidos”.

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Otra Carreta del Pacífico, ubicada en la calle Josefa Ortíz de Domínguez Núm. 121, esq. Constituyentes, El Pueblito, Corregidora, Querétaro.

Este es un fragmento de la nota de la reportera Ana Espinosa Rosete, publicada en el periódico Crónica el pasado 13 de julio de 2016, en el que vecinos y empleados de la delegación Tláhuac denunciaron al jefe delegacional morenista Rigoberto Salgado Vázquez por construir un restaurante con recursos públicos materiales y humanos pertenecientes a esta demarcación.

Aparte de ser ladrón, parece ser que la verdadera vocación del “político” morenista no es la de ser servidor público sino la de ser restaurantero pues este negocio particular llamado “La Carreta del Pacífico”, ubicado en la Av. Tláhuac Núm. 6030 de la Col. Santa Ana Poniente, Santiago Zapotitlán, tiene otras dos sucursales en el estado de Querétaro, una de las entidades del país que tiene mayor plusvalía en lo que a bienes inmuebles se refiere, y los tres lujosos restaurantes los ha construido casi de manera simultánea.

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Restaurante La Carreta del Pacífico, en la Av. Tláhuac Núm. 6030 Col. Santa Ana Poniente, Santiago Zapotitlán.
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Carreta del Pacífico, localizada en el Camino Real de Carretas Núm. 312, Milenio III, Querétaro, Qro.

Pero ¿de dónde proviene la fortuna de este personaje de bajo perfil?

Rigoberto Salgado Vázquez pertenece a ese círculo cerrado de “políticos” muy cercanos al santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador, y su auge económico, al igual que el de los demás integrantes del clan AMLO, coincide con el ascenso al poder del cacique tabasqueño a partir de que este fue elegido presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, en 1996, hasta la fecha.

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El santón “izquierdista” con el corrupto jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado Vázquez. Morena al servicio del priísmo duranguense en las elecciones del 5 de junio de 2016.

Enquistado en la nómina de la delegación Tláhuac desde que López Obrador fuera jefe de gobierno del D.F., de 2000 a 2006, Rigoberto Salgado Vázquez ocupa el cargo de director de Seguridad Pública de esta demarcación en el año 2003, durante el trienio de la perredista Fátima Mena, período en el que crece alarmantemente el narcomenudeo en este enclave sureño. El 23 de noviembre de 2004, Rigoberto Salgado sería uno de los protagonistas responsables de los linchamientos de San Juan Ixtayopan, en los que perdieron la vida los agentes de la Policía Federal Preventiva Víctor Mireles y Cristóbal Bonilla, a manos de los enardecidos pobladores que los confundieron con secuestradores. Como director de Seguridad Pública de Tláhuac, Salgado Vázquez fue incapaz de manejar la situación y rescatar a los agentes agredidos, hecho que le costó el cargo al entonces secretario de Seguridad Pública del D.F., Marcelo Ebrard Casaubón.

A pesar de este antecedente grave, Rigoberto Salgado buscaría la candidatura del PRD para ser jefe delegacional en Tláhuac en los años 2006, 2009 y 2012, hasta que finalmente, representando a Morena, lograría su objetivo ganando las elecciones del 7 de junio de 2015.

Ya como jefe delegacional de Tláhuac, en septiembre de 2015 Rigoberto Salgado Vázquez recibe la instrucción directa de Andrés Manuel López Obrador de “encargarse de todos los asuntos de Morena en Durango”.

Con ese poder otorgado por el máximo jerarca tabasqueño, el delegado tlahuaquense impone como “presidente estatal de Morena en Durango” a su hermano, Rosendo Salgado Vázquez, pasando por encima de los estatutos de su propio partido y violando los derechos de los militantes morenistas duranguenses.

Ya se acercaban las elecciones del 5 de junio de 2016 y Morena, el negocio particular de López Obrador, tenía que prosperar. Así, militantes de Morena en Durango que solicitaron el anonimato, refirieron al que esto escribe lo que sucedió antes, durante y después de este polémico proceso electoral, que fue muy similar a los sucedidos en estados como Sinaloa, Veracruz, Chihuahua y Oaxaca, en donde las dirigencias estatales de Morena fueron marcadamente cooptadas por los gobiernos priístas locales, obviamente, con el consentimiento del tabasqueño:

“De manera despótica, Rosendo Salgado Vázquez nos dijo que él y su hermano Rigoberto eran los que iban a pagar la campaña electoral de Morena aquí en Durango, con recursos de la delegación Tláhuac, por lo que teníamos que hacer lo que ellos dijeran y que si no nos gustaba que nos fuéramos a otro partido. Supimos que López Obrador le ordenó a Rigoberto Salgado que financiara la campaña de Morena en Durango aportando 3 millones de pesos, pero lo más que Rigoberto Salgado dio fueron cheques de 20 mil pesos de la delegación Tláhuac que su hermano Rosendo entregó a cada uno de los candidatos a presidentes municipales y a diputados para gastos (54 en total), pues desde antes de que comenzara la campaña los hermanos Salgado Vázquez ya habían hecho tratos con el gobierno estatal para seleccionar candidatos de bajo perfil que no le ofrecieran ninguna competencia a los candidatos del PRI”, manifiestan indignados los militantes duranguenses de Morena.

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Negocio de venta de bebidas alcohólicas propiedad de Rosendo Salgado Vázquez, ubicado en Cuauhtémoc e Isauro Venzor, una de las principales vialidades de Durango. La recompensa del gobierno estatal priísta.

López Obrador también giró la misma instrucción al delegado de Xochimilco, Avelino Méndez Rangel, “para que manejara todos los asuntos de Morena en Sinaloa” y, con recursos del erario xochimilquense, financiara la campaña electoral de este partido en ese estado norteño.

En Durango, la elección premeditada de candidatos de nulo arraigo social planeada en contubernio con el gobierno estatal priísta, de la cual López Obrador tuvo conocimiento previo, trajo como consecuencia el estrepitoso fracaso de Morena, al grado de perder el registro estatal pues obtuvo menos del 3% de votos. Hoy, se sabe, los dirigentes estatales, Rosendo Salgado Vázquez e Iván Ramírez Maldonado, impuestos por el dueño de Morena, prostituyendo a este partido han ofrecido sus servicios al gobernador electo, José Rosas Aispuro Torres, quien resultó triunfador en los pasados comicios encabezando la coalición PAN-PRD.

Al respecto, los militantes de Morena en Durango expresan: “López Obrador sabía de la vieja amistad que Rigoberto Salgado tiene con el gobernador priísta Jorge Herrera Caldera, por eso no nos resultó extraño que en algunos actos proselitistas de Morena hubiera apoyo logístico del gobierno priísta del estado, pues la intención era restarle votos al candidato de la coalición PAN-PRD, José Rosas Aispuro. También, desde antes de los comicios, López Obrador supo sobre la elección amañada de candidatos identificados con el PRI y con la ultraderecha duranguense y no hizo nada para impedir estos atropellos a la verdadera militancia de Morena en Durango; el mismo López Obrador consintió todo esto. Ahora, al no resultar las cosas como esperaban y al haber perdido el PRI la gubernatura, el ‘presidente estatal’ de Morena, Rosendo Salgado, y su lugarteniente, Iván Ramírez Maldonado, andan buscando ponerse a las órdenes de Aispuro”, informan los morenistas.

A grandes rasgos, este fue el papel que el jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado Vázquez, y su hermano Rosendo hicieron en Durango con el aval de Andrés Manuel López Obrador, hundiendo a su propio partido vendiéndolo al mejor postor, defraudando a sus auténticos militantes e intentando engañar a la ciudadanía presentándose como una verdadera opción opositora. Actualmente, Rosendo Salgado Vázquez tiene una averiguación previa en su contra en la PGR pues durante el pasado proceso electoral él y su hermano Ricardo Salgado Vázquez amenazaron y privaron ilegalmente de su libertad a la candidata del distrito 12 de Gómez Palacio, María Teresa Limones Ceniceros, con el objetivo de obligarla a renunciar a su candidatura para imponer como candidata a una amiga de Rosendo Salgado Vázquez.

María Teresa Limones no cedió a la intimidación y denunció penalmente a estos hampones.

En su momento, nuestro medio informativo denunció todos estos hechos publicando los reportajes especiales titulados Morena S.A. de C.V. y Durango: El lado oculto de Morena, provocando la ira del santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador, quien en el cierre de campaña de su partido en las pasadas elecciones, en la plaza de Armas del centro de Durango, públicamente nos acusó de estar “al servicio de la mafia del poder”. ¿Cuándo se había visto a este cacique arremeter de esta manera en contra de un modesto medio de comunicación?

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El dueño de Morena, el 1 de junio de 2016 en la Plaza de Armas del centro de Durango, denostando a nuestro medio informativo, molesto porque revelamos las corruptelas que cometieron él y los hermanos Salgado Vázquez.

Una prueba de que los hermanos Salgado Vázquez operaron a favor del candidato priísta a la gubernatura de Durango, Esteban Villegas Villarreal, fue que el candidato de Morena a la gubernatura, Guillermo Fabela Quiñones, obtuvo 17 mil votos mientras los candidatos morenistas a diputados locales registraron 28 mil sufragios. ¿Cuánto recibieron los hermanos Salgado Vázquez por sus servicios prestados al priísmo duranguense?

Hoy, uno de los personeros principales del santón “izquierdista”, precisamente el jefe delegacional tlahuaquense Rigoberto Salgado Vázquez, está en el ojo del huracán a nivel nacional por los saqueos que ha venido cometiendo en el desempeño de sus funciones, y por ningún lado se ve al hipócrita jerarca sureño acusar a este bribón de ratero, de la misma forma en que acusa a los políticos corruptos del PRI y del PAN.

Por mucho, López Obrador sabe de la complicidad que Rigoberto Salgado tiene con la organización delictiva denominada Frente Popular Francisco Villa que, desde que Salgado Vázquez tomó posesión como jefe delegacional de Tláhuac, ha incrementado aparatosamente sus invasiones a predios particulares y ejidales, robando sus tierras a ciudadanos tlahuaquenses ante la mirada complaciente de Andrés Manuel López Obrador y del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

¿También sabrá López Obrador sobre las demás propiedades y enormes extensiones de terrenos que Rigoberto Salgado Vázquez tiene en Tláhuac? ¿Tendrá conocimiento del venario que posee este jefe delegacional corrupto? ¿Estará enterado que Rigoberto Salgado es el propietario del único venado albino que existe en México y que por supuesto está en peligro de extinción? Seguramente lo sabe pues de no ser así ¿qué clase de jerarca sería cuando no se entera de las fechorías que cometen sus colaboradores más cercanos?

Hoy, con Rigoberto Salgado Vázquez Tláhuac está convertida en un auténtico polvorín pues a partir de que tomó posesión como jefe delegacional el narcomenudeo ha aumentado de manera dramática, los asesinatos del crimen organizado, los secuestros y los giros negros proliferan, y los delitos del fuero común rompen ya las estadísticas de los últimos años, por lo que en varias regiones los pobladores ya se han organizado para realizar labores de autodefensa. Tan solo en su primer año como jefe delegacional, Rigoberto Salgado ya presenta un desfalco de 44.5 millones de pesos, por lo que ya está siendo investigado por la Comisión de Administración Pública de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como también la Comisión Permanente del Congreso de la Unión ha solicitado a la Contraloría General de la Ciudad de México investigarlo por los saqueos que está llevando a cabo en esta demarcación. La prepotencia, ineficacia y la total falta de respuestas a las peticiones ciudadanas en cuanto a seguridad y servicios públicos se refiere han provocado ya el rechazo general de la ciudadanía tlahuaquense hacia este personaje sórdido. Pero de esto nada dice el propietario de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

Y lo mismo sucede en la delegación Xochimilco, en donde gobierna el morenista Avelino Méndez Rangel explotando a miles de vendedores ambulantes de la misma manera en que lo hacían los antiguos delegados priístas y los anteriores perredistas. ¿Sabrá el cacique de Morena la cantidad de dinero que esta actividad produce?

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Con Martí Batres Guadarrama, uno de sus principales lugartenientes que de 2000 a 2012 fungió como capo del cartel de Xochimilco.

Por supuesto que lo sabe pues desde el año 2000 su principal lugarteniente, Martí Batres Guadarrama, como asambleísta y como Subsecretario de Gobierno del D.F., era quien se encargaba de regentear las actividades del cartel de Xochimilco, integrado por los jefes delegacionales Juan González Romero (2000-2003), Faustino Soto Ramos (2003-2006), Adolfo Uriel González Monzón (2006-2009) y Manuel González González (2009-2012), personajes que se enriquecieron brutalmente explotando a miles de vendedores ambulantes a través de sus “lideres”, adjudicándole obras públicas a sus empresas fantasmas, otorgándoles plazas de “aviadores” a sus numerosas parentelas y exigiendo “moches” millonarios a proveedores y prestadores de servicios.

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Francisco Garduño Yáñez, viejo lobo de mar del clan lopezobradorista.

Actualmente, otro personaje muy cercano al santón “izquierdista” es quien verdaderamente gobierna en Xochimilco: Francisco Garduño Yáñez, subdelegado Jurídico y de Gobierno, quien también se ha enriquecido a manos llenas a la sombra de López Obrador ocupando anteriormente este mismo cargo en las delegaciones Miguel Hidalgo e Iztapalapa.

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Bertha Luján Uranga, como secretaria de la Contraloría del D.F., encubrió los saqueos millonarios que hicieron los colaboradores de AMLO cuando este fue jefe de gobierno capitalino.

Bertha Luján Uranga, ex secretaria general de Morena y actual diputada a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, es otra integrante de ese círculo que le guarda los secretos más íntimos e inconfesables al santón de la “izquierda” pues cuando López Obrador ocupó la jefatura de gobierno del D.F., del año 2000 al 2006, la nombró secretaria de la Contraloría del D.F., cargo desde el cual encubrió las corruptelas de los principales colaboradores de López Obrador, negándose a investigarlos por los fraudes millonarios que cometían. ¿Habrá prestado Bertha Luján esta clase de servicios de manera gratuita?

Otros pillos que también se han acaudalado bajo el manto protector del jerarca tabasqueño son los hermanos Ricardo y David Monreal Ávila, quienes en el pasado proceso electoral fueron denunciados por el diputado federal priísta Jorge Carlos Ramírez Marín por poseer 38 propiedades monumentales que suman 505 hectáreas en el estado de Zacatecas, la mayoría de ellas adquiridas durante el sexenio en el que Ricardo Monreal fue gobernador de esta entidad (1998-2004); hoy, Ricardo Monreal es jefe delegacional morenista en Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.

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El jerarca “austero” con los hermanos saqueadores zacatecanos David y Ricardo Monreal Ávila.

Clara Brugada, ex jefa delegacional de Iztapalapa y también actual diputada a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, y Claudia Sheinbaum, jefa delegacional morenista en Tlalpan, también forman parte del gremio de López Obrador a pesar de tener viejos antecedentes de corrupción (si no es que este es el requisito principal para ser aceptado en el cónclave lopezobradorista).

Las historias de René Bejarano Martínez, su ex secretario particular, y Gustavo Ponce Meléndez, su ex secretario de Finanzas cuando fue jefe de gobierno del D.F., ya son harto conocidas por la ciudadanía debido a los videoescándalos de marzo de 2004 que exhibieron a estos personajes, colaboradores cercanos de este moderno Alí Babá, recibiendo, el primero, 43 mil dólares del empresario argentino Carlos Ahumada, y el segundo despilfarrando el dinero de la ciudadanía en un casino de Las Vegas, E.U.

No son muchos, pero tampoco son pocos los integrantes de la banda de saqueadores y testaferros que han acompañado durante las últimas dos décadas al prepotente cacique “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador, haciendo, por supuesto, lo que él no puede o no debe hacer abiertamente: robar el erario, meternos las manos en los bolsillos, apoderarse del dinero de la ciudadanía y hacer grandes negocios particulares con recursos públicos, al igual que la otra mafia del poder a la que hipócritamente se refiere.

Hoy, luego del vergonzoso papel que Morena hizo en algunos estados de la República en los que hubo elecciones el pasado 5 de junio, específicamente en Durango, Sinaloa, Oaxaca, Chihuahua y Veracruz, en los que fue evidente el contubernio que este partido acordó con los gobiernos priístas de estas entidades para intentar evitar que las coaliciones del PAN-PRD triunfaran, la figura del santón “izquierdista” parece ir en declive rumbo a las elecciones presidenciales de 2018, a pesar de los recursos que su partido y sus jefes delegacionales de la Ciudad de México (Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco) están destinando para apuntalarlo en las redes sociales de internet y en algunos medios de comunicación nacionales; y a todo esto se suma la torpeza de haber realizado una absurda declaración 3 de 3 que, lejos de posicionarlo como un serio aspirante a la silla presidencial, lo ha colocado como un exponente muy poco confiable al que ya un amplio sector de la sociedad y muchos analistas políticos lo han cuestionado severamente pues es increíble que con un ingreso de 50 mil pesos al mes realice más de 200 viajes al año –incluyendo París- con gastos de hotel y comida, y mantenga a dos familias con todas las comodidades, como por ejemplo transporte en lujosas camionetas, gasolina, luz, agua, teléfonos y todo lo que conlleva darle mantenimiento a los inmuebles que su parentela habita y, por supuesto, solventar los tenis Louis Vuitton de más de 10 mil pesos que sus hijos calzan, sin mencionar esos trajes Hugo Boss, las chamarras Scapinno y relojes Tiffany que tiene en su clóset y alhajero, que a estas alturas lo que menos ha de pensar el santón “izquierdista” es en usarlos por aquello de guardar las malditas apariencias.

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El moderno Alí Babá, Andrés Manuel López Obrador, con cuatro de sus cinco jefes delegacionales de la Ciudad de México: Avelino Méndez, de Xochimilco; Rigoberto Salgado, de Tláhuac; Claudia Sheinbaum, de Tlalpan, y Pablo Moctezuma, de Azcapotzalco, todos con antecedentes de corrupción.

Dice López Obrador que las pocas propiedades que tenía se las heredó a sus hijos y que solo subsiste con 50 mil pesos al mes, pero ¿quién o quiénes patrocinan su vida más que desahogada?

Aun con estas contradicciones escabrosas, el dueño de Morena, confiado en esa popularidad que ya va languideciendo a pesar de esas encuestas que lo colocan como puntero hacia las elecciones presidenciales de 2018, asume una actitud cínica y retadora hacia quienes lo cuestionan (que cada día son más), exigiéndoles que le demuestren que es corrupto.

En los hechos, Andrés Manuel López Obrador es el único político “honesto” del mundo que está rodeado de ladrones, lo que lo ha convertido en la mejor versión moderna de Alí Babá.

Las cosas caen por su propio peso y hoy la falsa austeridad republicana y la nada creíble indigencia financiera del santón tabasqueño contrastan sobremanera con la opulencia infame en la que viven todos y cada uno de los integrantes de su séquito cercano, y como pequeño botón de muestra o punta del iceberg está este jefe delegacional tlahuaquense, Rigoberto Salgado Vázquez, quien es el más grisáceo de sus personeros íntimos. ¿Cómo estarán de enriquecidos los demás?

Quizá la mafia del poder, esa a la que constantemente se refiere el anacoreta tabasqueño sin que milagrosamente se corte la lengua, se ha equivocado al tratar de encontrarle alguna corruptela cometida pues a quienes debe de investigar exhaustivamente no es a este moderno Alí Babá sino a los 40 ladrones (o más) que lo han acompañado a lo largo de los últimos 20 años.

Lo sucedido en el proceso electoral del 5 de junio de 2016 en Durango, Sinaloa, Veracruz, Chihuahua y Oaxaca en donde las dirigencias estatales de Morena se pusieron al servicio de los gobiernos locales priístas para impedir que triunfaran las coaliciones del PAN-PRD y lo que está aconteciendo en Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan y Azcapotzalco, en donde los jefes delegacionales morenistas están siendo denunciados por su opacidad y falta de resultados positivos, representa el derrumbe de Morena a nivel nacional rumbo a las elecciones presidenciales de 2018.

Hoy, en su desesperada obsesión por ser presidente de México y queriendo hacer tratos o intentando granjearse la “buena voluntad” de esa mafia del poder a la que tanto dice detestar, el contradictorio propietario de Morena, adjudicándose un poder que los ciudadanos no le hemos dado, ha anunciado una “amnistía anticipada” para quienes nos han saqueado a mayor escala, para quienes nos han robado nuestro petróleo, nuestra electricidad y demás riquezas naturales; para quienes nos han impuesto sus reformas criminales y han asesinado a nuestros hijos, argumentando el pasado 11 de agosto de 2016 que “una vez que gane la presidencia de la República en 2018 no habrá represalias ni persecución contra quienes se han beneficiado del poder”, “lo que busco es justicia no venganza”, y en un acto de ignominia sin precedente declaró que en esta “amnistía anticipada” también está incluido el presidente sátrapa y saqueador Enrique Peña Nieto, echando a la basura de golpe y porrazo las leyes y el Estado de Derecho que a duras penas todavía existen en nuestro país.

¿Quién autorizó a este jerarca protector de corruptos negociar la justicia, las leyes y la voluntad de la mayoría de los mexicanos? Quizá López Obrador cree que gobernar un país como el nuestro es lo mismo que mangonear un partido como el suyo, Morena, en donde hace y deshace sus estatutos a la hora que se le antoja y quita y pone a sus dirigentes según el humor con que amanezca.

Hoy, por desgracia, la “izquierda” que tenemos en México no tiene los mismos ideales y principios de esa izquierda que se desarrolló y llegó al poder en otros países latinoamericanos, como Cuba, con Fidel Castro; Venezuela, con Hugo Chávez; Argentina, con los Kirchner; Bolivia, con Evo Morales; Uruguay, con José Mujica y Ecuador, con Rafael Correa.

En México, dos santones, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, son los que han acaparado las candidaturas presidenciales de la “izquierda” durante los últimos 36 años, sirviendo más como muros de contención de la oligarquía y como protectores de sus clanes hamponeriles que como verdaderos paladines de las causas sociales, por lo que se ve muy difícil que, de llegar a la presidencia, el jerarca tabasqueño, rodeado de sus 40 ladrones (o más), haga algo diferente a lo que han hecho los depredadores presidentes de la República priístas y panistas que hemos tenido.

Hoy, a reserva de que surja una figura auténtica que esté dispuesta a romper con las mafias partidistas, a aliarse con el pueblo y a desafiar la detestable política injerencista del gobierno estadounidense en turno, las expectativas políticas para el pueblo de México son muy pobres con precandidatos presidenciales (del PRI, PAN, PRD y Morena) que atienden más a intereses personales y de poderosos grupos delictivos que a los intereses de las mayorías.

Sin embargo, las elecciones del pasado 5 de junio de 2016, en las que los votantes de manera tajante despidieron a los gobernantes y partidos políticos que los decepcionaron exigiendo cárcel para quienes los robaron y abusaron de su poder, no dejan de ser alentadoras, y representan un parteaguas y un aviso de lo que le espera a la clase política en general en caso de persistir en sus hipocresías, falsedades, saqueos y crímenes de lesa humanidad.