Aispuro, el encubridor

Fernando Miranda Servín.

“¡¡Les puedo hablar de frente porque no le debo nada a nadie, porque no me he robado ni un centavo y puedo ver a todo mundo de frente!!”, gritó furioso en el presídium el gobernador de Durango, José Aispuro Torres, cuando increpó a una multitud de ciudadanos que lo abuchearon y lo llamaron corrupto durante la visita del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a Gómez Palacio, el 15 de junio de 2019.

Y aunque pudiera ser cierta la aseveración de este mandatario estatal, lo que no deja lugar a dudas, porque hay firmes evidencias de ello, es el encubrimiento que practica para proteger a la mayoría de los integrantes de su gabinete que cometen abiertos actos de pillería, lesionando gravemente el erario.

Estos hechos, desde los primeros días de su gobierno ya se veían venir por la inclusión en su gabinete de personajes con perfiles altamente peligrosos, como los empresarios mineros Jesús Arturo Díaz Medina, ex representante legal de la nociva minera canadiense First Majestic Silver Corporation, a quien Aispuro Torres nombró titular de la joya de la corona: la secretaría de Finanzas del gobierno del estado, y el ex director de esta misma empresa minera depredadora, Ramón Tomás Dávila Flores, a quien designó secretario de Desarrollo Económico.

Hoy, a más de tres años de iniciado el gobierno del panista Aispuro Torres, estos dos protagonistas tienen al estado de Durango hundido en una de sus peores crisis financieras y sociales, pues el primero, Jesús Arturo Díaz Medina, titular de la secretaría de Finanzas, es el responsable de que por primera vez en la historia de Durango no se pagaran a los empleados del gobierno estatal en tiempo y forma sus sueldos correspondientes a la última quincena del año que recién terminó, ni sus aguinaldos.

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El gobernador panista de Durango, José Aispuro Torres, según él no se ha robado ni un centavo; sin embargo, ha permitido que la mayoría de los integrantes de su gabinete cometan actos de pillería sin recibir sanción alguna.

Algo o mucho quizá tiene que ver la millonaria “asesoría profesional financiera” que esta secretaría recibe del conocido consultor sonorense Pedro López Elías, que en los hechos no ha servido absolutamente para nada, mas que para pagar alguna factura política y para sangrar los bolsillos de los contribuyentes.

Adjudicaciones directas de contratos y licitaciones amañadas con escandalosos sobreprecios (robos) que favorecen a exclusivos proveedores y prestadores de servicios muy cercanos al círculo del gobernador duranguense y su esposa, Elvira Barrantes, han sido dadas a conocer en este medio de comunicación sin que el gobernador Aispuro Torres realice diligencias para sancionar a los responsables (ver reportajes Las placas millonarias y La licitación fétida). Este par de ejemplos son solo la punta del iceberg, y por esta vía de las adjudicaciones directas y licitaciones plagadas de ilegalidades varios miles de millones de pesos del erario duranguense han ido a parar a los bolsillos de unos cuantos vivales bien identificados, que despachan en la secretaría de Finanzas del estado de Durango y cotidianamente realizan negocios con conocidos empresarios.

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Jesús Arturo Díaz Medina, secretario de Finanzas del gobierno de Durango, y Ramón Tomás Dávila Flores, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, como ejecutivos de la minera canadiense depredadora First Majestic Silver Corp., saquearon minas de oro y plata en Coahuila; pero ahora, en el gobierno “del cambio” encabezado por José Aispuro Torres, les va mucho mejor.

La ineptitud para manejar recursos públicos y el saqueo sistemático que lleva a cabo el titular de la secretaría de Finanzas, Jesús Arturo Díaz Medina, que tienen en jaque financiero al gobierno del panista José Aispuro Torres, van de la mano con la nula experiencia (y también corrupción) del secretario de Desarrollo Económico, Ramón Tomás Dávila Flores, quien a pesar de sus incontables viajes al extranjero (la mayoría de ellos improductivos), no ha logrado atraer las inversiones que Durango necesita para alcanzar un verdadero desarrollo económico pleno. Por el contrario, esta entidad norteña ocupa invariablemente los últimos lugares a nivel nacional en las gráficas de estadísticas que diversas organizaciones expertas en la materia publican periódicamente. Sin embargo, la economía personal y familiar de este “servidor público” está en auge por los jugosos negocios que ha hecho aprovechándose de su cargo y cercanía con el gobernador que no se ha robado ni un centavo y puede ver a todo mundo de frente, José Aispuro Torres (ver reportaje El secretario feliz).

En el aspecto cultural, el gobernador duranguense no ha mostrado mas que desinterés total, dejando al Instituto de Cultura del Estado de Durango a la deriva, en manos de directivos improvisados y corruptos. La mejor (o peor) muestra de esto fue el grotesco fraude millonario perpetrado en el Festival Revueltas del año 2018, en el que el ex director de este evento, Daniel Hernández Vela, realizó contrataciones de conocidos artistas con descarados sobreprecios millonarios (ver reportaje Festival Revueltas: Los contratos millonarios). Este caso, como los anteriores y muchos otros, han sido olímpicamente ignorados por el gobernador que no se ha robado ni un centavo y puede ver a todo mundo de frente.

Y ya en el colmo, en el gobierno del panista Aispuro Torres la titular de la secretaría de Contraloría, Lic. Raquel Leila Arreola Fallad, encargada de sancionar a los servidores públicos del gobierno estatal que cometen actos de corrupción, es una de las integrantes del gabinete aispurista que más actos indebidos e ilegales comete en el cumplimiento de sus funciones, al grado de disponer de recursos públicos para satisfacer sus gustos personales (ver reportaje Contralora incontrolable).

Estos son solo algunos de los personajes cuyos actos de pillería han sido exhibidos públicamente con pruebas documentadas, actos que hasta la fecha permanecen impunes, ignorados y encubiertos por el gobernador José Aispuro Torres, sí, el mismo que el 15 de junio de 2019 vociferó frente al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que no se ha robado ni un centavo y puede ver a todo mundo de frente.